Cuándo compras un juguete, ¿te fijas en su etiquetado? Si es que sí, ¿reconocerías qué significa la presencia de cada sustancia química? La respuesta probablemente sea que no. Es muy común centrarse en el etiquetado de los productos alimentarios, pero no en la de otros que no ingerimos.
Y lo cierto es que el peligro se acrecienta por la desinformación. Se ha demostrado, que pese a que haya artículos señalados con las etiquetas de "no tóxicos" o "naturales", realmente podrían contener sustancias que ponen en riesgo la salud.
Las sustancias peligrosas que ponen en riesgo a los más pequeños
Los perfluoroalquilados y polifluoroalquilados, también conocidos como PFA y ftalatos, son sustancias disruptoras endocrinas. Aunque su nombre pueda resultar extraño, son una serie de sustancias creadas con el hombre con la intención de mejorar la composición de diferentes productos. Su uso es muy habitual e incluso necesario, pero podrían suponer un peligro para la sociedad.
Pese a que son numerosas las investigaciones centradas en estos componentes, todavía queda mucho por estudiar y muchas líneas de investigación que descubrir. Por ello, solo conocemos limitadamente lo peligrosas que son para la salud.
¿Por qué son tan peligrosos para los niños?
Como señalan varios especialistas, la infancia y la adolescencia son etapas esenciales para que crecimiento y desarrollo óseo. El problema aparece porque la mayoría de menores en países occidentales están expuestos a diferentes PFAS y ftalatos.
Para conocer hasta qué punto era perjudicial, un equipo comandado por la Dra. Abby F. Fleish decidió investigar sus efectos. Según su hipótesis, los niños están más en contacto con productos diseñados para ser resistentes al agua o las manchas. Todos estos productos suelen contener PFAS y ftalatos para mejorar su resistencia, además dichas sustancias no aparecen en el etiquetado.
El objetivo de la investigación era conocer la relación entre la exposición a dichas sustancias y una densidad ósea menor. Después de analizar muestras de más de 600 niños y niñas, llegaron a la conclusión de que contra mayores eran los niveles de PFAS y ftalatos, menor era la densidad ósea. Dejando entrever que la presencia de estas sustancias sí estaría relacionada con esos efectos.
Cabe destacar que estos resultados solo se vieron reflejados en los varones adolescentes. Mientras que en la prueba de las chicas ningún resultado fue del todo concluyente.
Otros riesgos de los PFAS y ftalatos
Los riesgos de estas sustancias no se limitan únicamente a la disminución del desarrollo óseo. Otros estudios demuestran que inhalar o ingerir estas sustancias podría suponer un peligro para nuestra salud. Entre ellos encontramos algunos tan graves como el aumento de colesterol malo, el de padecer cáncer o una mínima eficacia de las vacunas entre los más jóvenes.
Aunque el riesgo no solo se concentra ahí, también pueden ser los culpables de daños hepáticos, renales o del sistema inmunitario.
¿Qué artículos contienen este producto?
La presencia de este tipo de sustancias es más común de lo que creemos. Aparecen en un gran número de utensilios de cocina antiadherentes, ropa y envases alimentarios. Es, además, frecuente encontrarlo justo en productos destinados a la población más joven, pues son los que más ensucian o necesitan productos impermeables al agua.
Estas sustancias forman parte de la composición de un gran número de juguetes, sobre todo aquellos que son de plástico. En el estudio analizaron 93 artículos relacionados con la infancia y detectaron que 54 de ellos podían contener PFAS. La mayoría de estos últimos contenían una etiqueta que los caracterizaba como resistentes al agua o antimanchas.
Por otro lado, es fácil encontrarlos en el agua, en productos de cuidado personal y en cadenas de procesado de alimentos. Es decir, la gran parte de productos que rodean tanto a los niños como a los mayores, cuentan con la presencia de PFAS y ftalatos.