Con la llegada del calor, algunas frutas destacan más que otras. Es el claro ejemplo de las cerezas, una de las frutas favoritas en verano, ya que su consumo aumenta considerablemente durante esta época. Las cerezas cuentan con grandes beneficios como su ínfimo aporte calórico y su poder antienvejecimiento, por lo que es normal sentirse tentado.
A pesar de que las frutas sean sanas, algunas de ellas cuentan con contraindicaciones para ciertos grupos de personas. De hecho, los expertos tienen claro que los riesgos existen, y desaconsejan el consumo de dichas frutas a colectivos muy concretos. Es el caso de las cerezas, una popular fruta, pero que algunas personas deben evitar comer a toda costa...
El peligro de las cerezas que poca gente conoce
Existe una alergia que atenta contra el consumo excesivo de las cerezas y es la alergia a la LTP. Aunque nos pueda parecer un nombre extraño, las siglas de esta alergia pertenecen a Proteínas de Transferencia de Lípidos (PR-14 o LTP, de Lipid Transfer Proteins). A las personas que tienen esta alergia, se les hace imposible el comer cerezas.
Quizás no te resulte un nombre familiar, pero estudios demuestran que es la alergia alimentaria más común entre la población adulta residente cerca del Mediterráneo. Un gran número de españoles e italianos la padecen debido a que en estos países son muy comunes los pólenes con LTP y nos sensibilizamos de forma primaria.
Normalmente, este tipo de proteínas se localiza en el exterior de la cereza (hojas o piel), donde se centra con mayor frecuencia las reacciones alérgicas. Aunque, se recomienda no consumir ninguna parte de la fruta porque podría estar contaminada. El problema de su ingesta se debe a que este tipo de proteína es resistente a la calor y a la digestión gástrica, por lo que son más difíciles de ingerir.
Para las personas que no sufren esta alergia, el consumo de cerezas no supone ningún tipo de riesgo y no deben preocuparse por la presencia de LTP, pues su organismo lo procesa con normalidad. De todos modos, los especialistas recomiendan no consumir ningún tipo de alimento en exceso, aunque sea considerado saludable.
¿Qué otros productos podrían contener LTP?
Existe una gran variedad de productos que contienen LTP, pero a continuación encontrarás aquellos más comunes.
Dentro del mundo de los vegetales:
- Frutas como el melocotón, la manzana, la fresa, la ciruela, la naranja, el kiwi...
- Hortalizas como la col, la coliflor, el brócoli, el tomate...
- Cereales como el trigo o la cebada.
- Frutos secos como la almendra, la avellana o la nuez.
- Legumbres como las lentejas o la soja.
- Semillas como la de lino.
Dentro del mundo de los pólenes:
- Malezas como la artemisia o la parietaria.
- Árboles como el olivo o el plátano de sombra.
Esta gran cantidad de productos se debe a que existen diferentes tipos de LTP. Al ser tan parecidos entre sí, el sistema inmunitario los puede confundir y reaccionar ante alimentos a los que realmente no es alérgico.
¿Cómo saber si estás experimentando síntomas?
Los síntomas de esta alergia suelen ser leves y se localizan en la boca, lo más común es sentir que te pican o que se te han hinchado los labios. Aunque pueden aparecer algunos otros como náuseas, vómitos o ronchas en la piel. Cada persona puede experimentar los síntomas de formas diversas.
En los peores casos, el consumo puede acabar convirtiéndose en un shock anafiláctico. Para dicha alergia no existe ningún tratamiento, pero la mayoría de afectados cuentan con una dieta de evitación que depende de muchos factores.
El consumo de este tipo de alimentos empeora si es por la noche o si se mezclan con alcohol. Esto se debe a que en esos estados disminuye nuestras capacidades cognitivas y podemos ser un peligro para nosotros mismos.