El pan es uno de los alimentos más populares en nuestra dieta. Su versatilidad permite su consumo de mil formas y en compañía de muchos otros alimentos. Además, el pan cuenta con muy buen sabor y una variedad increíble de texturas y formas.
A pesar de que en los últimos años ha ganado cierta mala fama, sobre todo el pan blanco, lo cierto es que introducirlo en nuestra dieta puede ser muy positivo. Da igual la forma (baguette, chapata, integral, de centeno, etc.), los expertos animan a seguir comiendo pan, siempre con cabeza.
Muchas veces acabamos comprando demasiado pan, mucho más del que necesitamos para consumir durante el día o la semana. Congelarlo es una opción, pero no soluciona todos nuestros problemas. Los expertos del pan reconocen que cometemos pifias realmente imperdonables con nuestro pan.
¿Qué llevas haciendo mal toda la vida con el pan?
A continuación, desvelaremos qué llevas haciendo mal toda la vida con el pan. La mayoría de veces, sin ser conscientes de las repercusiones que pueden tener.
1. Congelar pan porque es la solución más fácil
Muchas veces creemos que la mejor opción para consumir pan es comprarlo masivamente y proceder a su congelación. Aunque congelar no es algo negativo, no deberías privar a tus sentidos de comerlo fresco y recién horneado.
2. Esperar a que se atempere
Sea un pan casero o comprado, es importante controlar su temperatura antes de que lo metamos en el congelador. Lo recomendado es esperar a que se atempere, pero sin que llegue a estar frío totalmente. De esta forma, nos aseguramos de consumirlo en el momento de su máxima calidad.
3. No conocer las diferencias entro el pan de molde y el de barra
Aunque estos dos tipos de pan sean aptos para ser congelados, no cuentan con las mismas propiedades. Los panes, que tienen una corteza crujiente, cuentan con dos contenidos de humedad diferentes entre sí.
La miga, la parte con más humedad, acaba pasándola la corteza y eso resulta contraproducente. El momento de descongelación nos encontraremos con una corteza fracturada en diferentes zonas o a punto de desprenderse del resto del pan.
4. No proteger el pan en el momento de la congelación
El pan no puede estar en el congelador sin ningún tipo de protección. De esta forma, te arriesgas a que se adhiera el olor o el sabor de los alimentos que tenga más cerca. Si no sabes con qué envolverlo, puedes optar por el papel film transparente.
Otra buena opción son las bolsas de plástico que están especializadas en la congelación (lo ideal sería que no reutilizar bolsas que ya tienes por casa). Una vez introducido el pan, debes asegurarte de que esté bien cerrado y aislado.
5. ¿Cómo se divide el pan?
La respuesta de esta pregunta variará dependiendo de la persona a la que se la preguntes, porque ambas opciones tienen sus pros y sus contras. Si dividimos la pieza en rebanadas, nos aseguramos de poder ir descongelando las piezas de forma individual, dependiendo de la cantidad que queramos consumir. Además, al ser rebanadas más pequeñas, ahorraremos tiempo tanto para congelar como para descongelarlo.
El problema es que, de esta forma, expones al pan sufrir quemaduras producidas por el frío o la deshidratación. En el caso de querer congelar la pieza entera, cuentas con la desventaja de la pérdida de tiempo. Además, aunque se preserva más calidad, no hay forma de controlar la cantidad que vayamos a descongelar.
No existe una respuesta correcta a la pregunta de cómo es mejor dividir el pan. Siempre dependerá de lo que el consumidor considere qué ventajas o desventajas son más importantes.
6. El pan artesanal sí se puede congelar
Existe la creencia de que solo se puede congelar el pan industrial, pero es un rumor falso. Lo fundamental es conocer qué materias primas se han utilizado para su elaboración, si son de calidad, puedes congelar cualquier tipo de pan.
7. El tipo de miga o la corteza sí influye
El tipo de miga determina en el tiempo necesario para congelarse. Los panes que cuentan con más huecos (denominados alveolos) en su interior tardan mucho menos en congelarse. No sucede lo mismo en los panes con una miga más densa.
La corteza es importante porque, si congelamos el pan con la corteza menos horneada, evitaremos que haya una gran diferencia dentro de la humedad de la corteza y la miga.
8. El microondas es su mayor enemigo
La mayoría de veces creemos que el pan tardará menos tiempo en descongelarse si lo metemos en el microondas. Aunque esto sea verdad, el resultado es catastrófico. De este modo, su interior tiene una consistencia gomosa y demasiado blanda. Asimismo, notarás que el pan vuelve a endurecerse al cabo de poco tiempo.
Algunos expertos en la materia apuntan que lo más conveniente sería inclinarse por el uso del horno o de la tostadora. Esta última, naturalmente, solo se puede hacer si el pan está dividido en rebanadas de pequeño tamaño.
9. Dejar pasar un día para congelarlo
Otra creencia muy extendida es la de pensar que debemos esperar a que el pan esté seco para meterlo en el congelador. Es un bulo que debemos ignorar si queremos disfrutar de un pan descongelado de calidad.
El mejor momento para congelarlo es nada más comprarlo. El producto, de esta forma, contará con la frescura que le otorga el estar recién hecho y tendrá una cantidad considerable de humedad.
10. No etiquetar el pan como es debido
Uno de los problemas más grandes que podemos tener cuando congelamos el pan es no saber cuánto tiempo lleva congelado. Podrías pensar que a ti no te ocurre, pero es más común de lo que nos imaginamos. Sin un etiquetado adecuado, es más que probable que olvidemos el pan en el congelador.
Recuerda que lo mejor es consumir el pan a las tres semanas de haberlo congelado, y no dejarlo 'vivir' eternamente en el fondo del congelador. De esta forma, no perderemos ni su sabor ni tampoco su textura. Por supuesto, olvídate de volver a congelar el pan una vez sacado de la nevera.
¿Vale la pena congelar el pan?
Si evitas cometer los descuidos que hemos detallado anteriormente, la respuesta definitiva es sí. Congelar el pan, en sí mismo, no es algo malo. De hecho, puede ayudarnos a evitar el desperdicio de alimentos y a ahorrar dinero.