Uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de múltiples tipos de cáncer es la infección por el virus del papiloma humano, una enfermedad de transmisión sexual que provoca la aparición de verrugas y que puede ser muy difícil de detectar.
En este artículo vamos a hablar sobre qué es el virus del papiloma humano, qué síntomas lo caracterizan y qué diferencias hay entre mujeres y hombres en relación al riesgo de sufrir los distintos tipos de cáncer a los que se asocia la infección.
El virus del papiloma humano o VPH forma parte de la familia de los Papillomaviridae, a la cual pertenece un gran número de virus. Entre estos algo más de 100 afectan a los seres humanos, y en particular a las células escamosas (también llamadas “planas”) del tejido epitelial de la vagina o de la uretra, aunque también pueden infectarse las vías respiratorias, el ano o las mucosas en general.
La infección por el virus del papiloma humano es una de las enfermedades de transmisión sexual más habituales en el mundo, junto con la gonorrea, la sífilis y el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH, a partir del cual se desarrolla el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Sin embargo el virus del papiloma humano no sólo se transmite a través de las relaciones sexuales sino que también es posible contagiarse de otros modos -fundamentalmente en piscinas, baños públicos y otros contextos similares. Las verrugas genitales características de esta infección, a las que nos referiremos en el siguiente apartado, son responsables de la mayoría de contagios.
Aunque en la mayor parte de los casos el virus desaparece entre 2 y 3 años después del contagio, en ocasiones la infección perdura durante un periodo de tiempo más largo. Cuando esto sucede las células sufren alteraciones que aumentan el riesgo de sufrir cáncer.
La gravedad de la infección, y en particular el aumento de la probabilidad de que las células afectadas se vuelvan cancerosas, depende sobre todo del tipo de virus del papiloma humano que se haya contraído.
De forma más específica, en la actualidad se cree que los tipos más carcinógenos son el 16, el 18, el 31 y el 45, mientras que el 33, el 35, el 39, el 51, el 52, el 56, el 58, el 59 y el 66 conllevan riesgos algo inferiores (al menos en relación al cáncer de cérvix).
El síntoma más representativo del papilomavirus son las verrugas genitales, que además son la variante más contagiosa No obstante, estas verrugas pueden aparecer en muchas partes de la piel, así como en las mucosas.
Entre las regiones del cuerpo más propensas a desarrollar las verrugas típicas del virus del papiloma humano cabe destacar, además de los genitales, el ano, las palmas de las manos o las plantas de los pies (donde tienden a crecer hacia dentro, provocando dolor al andar). También es relativamente habitual que aparezcan en las uñas, en los brazos o en el rostro, así como en la laringe y en otras zonas del tracto respiratorio. Este último tipo de infección, la papilomatosis laríngea, puede dificultar la respiración y favorecer la aparición de tumores malignos, por lo cual en muchas ocasiones se lleva a cabo cirugía para extirpar las verrugas.
Como veremos más adelante, los síntomas del virus del papiloma humano pueden variar de forma muy significativa en función del sexo biológico de la persona afectada por la infección. Este hecho incluye diferencias entre sexos en el riesgo de desarrollar distintos tipos de cáncer, si bien no se limita únicamente a tales variaciones.
Las infecciones provocadas por el virus del papiloma humano pueden modificar las células del tejido adyacente haciéndolas cancerosas; de hecho, se calcula que algo más del 5% de todos los cánceres pueden ser atribuidos a esta enfermedad, y el porcentaje es aún mayor cuando hablamos de los países más pobres.
El cáncer de cérvix (cuello del útero) es una consecuencia común del papilomavirus en mujeres, como también lo son, en menor medida, el de vulva y el de vagina.
Tanto el cáncer de ano como el orofaríngeo se asocian a la infección por virus del papiloma humano en hombres y en mujeres, aunque el primero es algo más común en el sexo femenino y el segundo mucho más en el masculino. Por último, en los hombres existe un alto riesgo de desarrollar cáncer de pene.
Otra de las diferencias más importantes entre hombres y mujeres en el contexto del virus del papiloma humano tiene que ver con el diagnóstico de la infección. En la actualidad la prueba de Papanicolau es eficaz para detectar el papilomavirus en mujeres, pero en el caso de los hombres esto puede ser más difícil y en ocasiones la presencia de verrugas en ciertas regiones del cuerpo puede ser el único signo usado para el diagnóstico.