La conservación de alimentos ha sido un aspecto relevante para la supervivencia del ser humano desde tiempos prehistóricos. En el pasado decelerar el proceso de deterioro de algunos alimentos era todo una incógnita, y por ello se han utilizado gran variedad de aditivos alimentarios con este objetivo a lo largo de la evolución de nuestras sociedades.
En la actualidad el uso de los aditivos está siendo cada vez más castigado, ya que se ha recurrido a sustancias químicas cuya repercusión en el organismo podría ser nociva. A continuación vamos a exponer qué son los aditivos alimentarios y qué tipos existen, además de para qué se usan y qué implicaciones puede tener su consumo para el organismo.
¿Qué son los aditivos alimentarios?
Un aditivo alimentario es cualquier sustancia que se añade a los alimentos para promover su conservación y facilitar su elaboración. No tiene por qué añadir ningún valor nutricional ni culinario, ya que su fin último es conservar el alimento y mejorar su aspecto.
La sal y el vinagre han sido utilizados como aditivos alimentarios desde épocas ancestrales. A medida que ha avanzado la investigación en la ciencia alimentaria se han creado nuevas sustancias químicas con unos objetivos específicos y legalmente pautados.
Pese al estricto control sanitario al que tienden a ser sometidos estos compuestos, en los últimos años se han promovido los alimentos ecológicos libres de aditivos alimentarios. Esto es así, ya que lo estudios realizados muestran que gran cantidad de los aditivos que consumimos pueden ser tóxicos a largo plazo.
Existe una amplia lista de aditivos a la venta que siguen siendo comercializados en la actualidad y que, aun si es en dosis muy pequeñas, contienen elementos cancerígenos o que producen trastornos en la piel o en los intestinos. Actualmente se está intentando reducir el uso de aditivos en alimentos para bebés.
Aun así, tal y como está estructurada la industria alimentaria, resulta casi imposible retirar los aditivos en la mayoría de alimentos, ya que por el tiempo empleado en su transformación, transporte y conservación, el alimento perecedero llegaría a manos del consumidor en mal estado.
¿Para qué se usan estos productos?
En la actualidad los aditivos alimentarios pasan por un proceso de inspección y verificación muy controlado y pautado. Las sustancias químicas consideradas como aditivos han tenido que demostrar ser inocuas y no tóxicas para el organismo humano.
Pese a esto, y como se ha comentado anteriormente, dada la gran cantidad de aditivos utilizados existen aún un vacíos de información muy importantes acerca de cómo inciden en el organismo tanto a corto como a largo plazo.
Además desde la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha promovido la idea de que deben cumplir una serie de funciones para que su uso esté permitido. Se trata de las siguientes:
Tienen que conservar las propiedades nutritivas y la calidad del alimento.
Deben como mínimo conservar la estabilidad del alimento o incluso aumentar y mejorar sus propiedades organolépticas.
Además deben favorecer la fabricación del alimento, así como su transformación y su almacenamiento, promoviendo así su conservación.
Además de fomentar la conservación, los aditivos alimentarios se usan para proporcionar un mejor sabor, textura y aroma al producto, haciéndolo más apetecible para el consumidor. Aún así es importante no modificar la proporción de alimentos naturales por introducir aditivos y abaratar costes.
Se ha comprobado que los aditivos pueden tener efectos cruzados con otras sustancias y resultar así nocivas para el organismo, ya sea a corto o a largo plazo. Es importante recordar que los aditivos se consumen cada día, en cada alimento, durante toda la vida, por lo que su análisis, antes de su incorporación en el mercado, ha de ser muy exhaustivo.
¿Qué tipos de aditivos alimentarios existen?
Actualmente la clasificación de los aditivos está ampliamente reconocida y extendida. Se marcan con la letra “E” en las etiquetas de los productos y a su lado se añade un número que indica de qué tipo de aditivo se trata.
A continuación revisaremos cuáles son los principales tipos de aditivo alimentario que existen; esto incluye edulcorantes como el azúcar y la miel, por ejemplo, pero también compuestos químicos menos “naturales” para el organismo humano, como algunos derivados del cobre o del plomo.
1. Aromatizantes
Pese a lo que comúnmente se piensa cuando se menciona la palabra “aroma”, en la industria alimentaria no hacen referencia al olor del alimento per se sino al aroma que desprende cuando se ingiere, cuando está en la boca.
Se han utilizado gran cantidad de sustancias químicas y naturales para aromatizar alimentos, algunas de estas cancerígenas, como el safrol. El aroma a vainilla es uno de los más empleados, como también lo es el acetato de isoamilo asociado al olor a plátano.
2. Colorantes
Se utilizan para llamar la atención del consumidor proporcionando al alimento un color más vivo. Se pueden utilizar desde elementos naturales como la remolacha, hasta químicos derivados del cobre, el plomo o el arsénico. Estos últimos han sido prohibidos en los últimos años debido a su toxicidad.
3. Conservantes
Con el fin de evitar el deterioro de los alimentos a causa de la acción de múltiples microorganismos, además de utilizar métodos de cocción específicos es común el uso de sustancias químicas como el ácido sórbico o los nitratos.
Los alimentos con conservantes tienen apariencia de frescos cuando en realidad pueden llevar gran cantidad de días envasados. Además existe polémica a causa de los compuestos cancerígenos que pueden contener algunos de estos elementos químicos.
4. Antioxidantes y reguladores del pH
Además de los microorganismos, la oxidación del propio alimento es una de las reacciones químicas que más deteriora el producto. Los antioxidantes están incluidos de manera natural en la gran mayoría de materia prima alimentaria y evitan la acción oxidante de los radicales libres.
El problema yace cuando en su transformación se utilizan técnicas que los destruyen; en este caso las empresas han de añadirlos de manera artificial. Los más utilizados son el ácido L-ascórbico, el ácido láctico, el cítrico, los ácidos grasos y algunos fosfatos.
5. Correctores de acidez
Los acidulantes son sustancias químicas que se añaden al alimento para cambiar su acidez o potenciar el sabor. Los más utilizados son el sulfato sódico, el sulfato potásico o el cálcico, entre otros. Es habitual encontrarlos en alimentos como los refrescos.
7. Espesantes
Los espesantes se utilizan para aportar textura al alimento, suelen estar extraídos de productos naturales ya sean vegetales o de origen bacteriano. Los más utilizados son las gomas vegetales que evitan el evaporamiento del agua, aportando viscosidad. El sorbitol o el manitol son ejemplos de espesantes.
8. Saborizantes
Dentro de los saborizantes se encuentran los edulcorantes y los potenciadores del sabor. Los edulcorantes añaden dulzor al alimento y pueden ser naturales (como el azúcar de cáñamo o la miel) o sintéticos, como la sacarina o el aspartamo. Estos últimos son utilizados en alimentos para personas con diabetes.
Por otro lado, los potenciadores del sabor tienen como objetivo hacer más sabroso un alimento realzando el sabor de sus componentes. La sal es un potenciador del sabor natural, como también lo son las especias, pero también existen variantes sintéticas como el glutamato monosódico, también conocido como umami.
Este potenciador del sabor es muy utilizado en la cocina oriental, concretamente en la gastronomía china y japonesa.
9. Emulsionantes o emulgentes
Los emulsionantes se encargan de mezclar dos sustancias que de manera natural son difíciles de combinar. Tienen estructuras químicas afines a los lípidos y también al agua, de modo que son el nexo de unión entre estos dos tipos de nutriente. El emulgente más utilizado es el polisorbato.
A modo de conclusión, aunque la gastronomía siempre ha utilizado aditivos alimentarios, estos cada vez son más artificiales y sintéticos y, como consecuencia, hacen los alimentos mucho menos saludables. Por lo tanto, hay que intentar que lo alimentos que consumimos no lleven estos aditivos o los lleven en la menor cantidad posible.