La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado una práctica de muchas marcas en los supermercados españoles. Se trata de un truco que utilizan para hacer que el cliente pague más sin que se dé cuenta.
El término utilizado para esta especie de triquiñuela es el de shrinkflation o 'reduflación': reducir el tamaño del producto sin bajar el precio. O bajándolo, pero no en los mismos porcentajes. Según un estudio publicado por la OCU, el 45 % de las marcas de referencia bajaron precios, pero eran "bajadas aparentes".
La bajada de precio iba acompañada, en muchos casos, de una reducción del tamaño del producto. Pero la reducción del tamaño del producto era mayor que la del precio, por lo que el cliente acababa pagando más.
Las marcas reducen el tamaño de sus productos para enmascarar la subida de precios
Pongamos de ejemplo un falso envase de un refresco de 1 litro que vale 1 €. Muchas marcas, siguiendo este truco, rebajarían el precio del producto hasta los 0,80 €. Pero, sin embargo, el contenido del producto no pasaría a ser de 0,8 litros, sino de 0,66 litros, por ejemplo.
En este caso, el cliente observa una bajada de precio y también del tamaño del producto, pero no aprecia la diferencia. Asume, erróneamente, que la bajada de precio va en consonancia con la reducción del tamaño del producto. Sin embargo, está pagando más caro el refresco que se está tomando en comparación con el precio y tamaño anteriores.
La OCU habla de "productos que reducen la cantidad incluida en el envase para camuflar la subida del precio" y pone ejemplos más concretos. Unos lomos de merluza de la marca Pescanova ha bajado un 5,6% su precio, pero sin embargo el envase trae un 10% menos de cantidad. Pasó de 400 a 360 gramos de merluza.
"Pagas menos, pero también recibes menos. El precio en realidad ha subido", exponen desde la organización. Pero la lista de ejemplos no se queda ahí, sino que aumenta considerablemente a lo largo del estudio.
Un bote de Cola-Cao ha rebajado su precio en un 7,9%, pero a la vez ha reducido su tamaño un 5%, en 40 gramos. En este caso sí se aprecia una reducción real del precio, alrededor de un 3,1%.
Un yogur natural de Danone, por su parte, tiene un 4 % menos de yogur y solamente ha reducido su precio un 0,2%. El resultado final es que el cliente está pagando el yogur un 4% más caro que antes.
Algunas marcas suben los precios, pero también reducen el tamaño
Más flagrante es el caso de unos yogures de Activia, que no han reducido el precio, sino que lo han aumentado un 0,5%. Lo peor en este caso es el que tamaño del producto sí se ha reducido en 5 gramos, un 4% menos.
Lo mismo ocurre con un tarro de margarina de la marca Tulipán. El contenido del envase es un 10% menor, bajando 50 gramos respecto con la cantidad anterior. Sin embargo, el precio ha subido un 3,4%.
En realidad, según la cantidad de producto y su precio, el consumidor está pagando un 14,8% más que antes.
Los espaguetis de la marca Gallo han subido su precio un 3,7%, pero, sin embargo, el envase trae un 10% menos de producto. Y lo mismo con sus macarrones, un 4,1% más caros, pero con un 10% menos de producto.
Al final, el encarecimiento real de estos productos es del 15,2% y del 15,7% respectivamente. Y esto ocurre con muchos productos de Gallo, porque todos sus envases están reduciendo sus cantidades.
Muchos de estos cambios se han producido en las últimas semanas como una estrategia de las marcas para luchar contra la inflación. La subida de precios de la luz y otras energías ha hecho que muchas marcan hayan tenido que subir precios para contrarrestar los costes.
En muchos casos, el precio de las materias primeras también se ha disparado. Pero trasladar estos sobrecostes al precio que paga el consumidor podría provocar una gran reducción de la demanda. Por eso, camuflan las subidas de precios entre la reducción de las cantidades que ofrecen.
Estas estrategias afectan directamente al bolsillo del consumidor, pero sin embargo no afectan al cálculo del IPC. El precio de la cesta de la compra se acaba viendo compensado y no aparece como que los productos se hayan encarecido. Pero sí lo han hecho, según denuncia la OCU, y eso no se tiene en cuenta.
Según explican, actualmente los precios oficiales de los productos de marca se han encarecido un 1,1% de media. Pero teniendo en cuenta los cambios de las cantidades, el encarecimiento real de la cesta de la compra estaría cercano al 1,8%.
El precio por kilo es lo que marca el precio real del producto
Por todo ello, los expertos recomiendan a los clientes que no se fijen en el precio grande del mostrador. Los productos suelen mostrar diferentes valores en las etiquetas de los mostradores del supermercado.
Entre esos valores, uno de ellos, el que debería ser de referencia para el cliente, es el precio por kilo o litro. La etiqueta mostrará a cuánto sale el kilo o litro de ese producto, y sabiendo eso, se puede observar cuando suben o bajan los precios.
Puede ser que el precio del paquete haya bajado, pero si ha bajado también su cantidad, el precio por kilo será más alto. Y eso es lo que el consumidor debe controlar para saber si su gasto en la compra está realmente subiendo o no.
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