Durante el verano muchas personas deciden irse de vacaciones y como medio de transporte utilizan el coche. Sin embargo, para mantener un trayecto seguro es necesario tener en cuenta ciertos aspectos. Realizar una revisión antes de salir o planificar la ruta con el GPS quizás sean los más importantes, aunque no son los únicos.
Lo que puedes encontrarte si viajas por carretera
Tener el coche a punto es crucial antes de iniciar cualquier trayecto. Independientemente de la distancia que vayamos a recorrer, debemos asegurarnos de que todos los elementos que lo componen se encuentran en óptimas condiciones.
El estado del motor, de los frenos y de los neumáticos pueden llegar a ser las partes más relevantes en caso de revisión, ya que de ellas depende nuestra seguridad. No obstante, aunque el estado de nuestro coche sea favorable no implica necesariamente que estemos libres de sorpresas.
Si para llegar a nuestro destino tenemos que viajar por carretera es importante que seamos precavidos, especialmente si no queremos ser sancionados. No debemos olvidar que en ellas se encuentra un aparato inesperado para muchos, y son los famosos radares.
El objetivo de un radar es calcular la velocidad de los coches que circulan por las vías, y para ello utiliza unas radiaciones electromagnéticas. Además, gracias a estas señales muchas veces es posible capturar una fotografía instantánea.
Debido al aumento de desplazamientos que hay en estas épocas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha decidido reforzar su presencia. Así pues, se estima que hay cerca de 900 nuevos radares fijos distribuidos por todo el país.
Pero a pesar de conocer estos datos, resulta prácticamente imposible descubrir si nos toparemos con uno durante nuestro trayecto. Aun así, existe algún truco que puede ayudarnos a diferenciar los tipos de radares existentes, y por lo tanto nos ayudará a estar más prevenidos.
El radar de pórtico: el vigilante "invisible"
A grandes rasgos podríamos decir que existen tres tipos de radares en la actualidad: los que están a pie de carretera, los de tramo y los de pórtico. Aunque pueden presentar ciertas diferencias todos cumplen la misma función: controlar la velocidad y, si es el caso, sancionar.
A continuación, vamos a centrarnos detenidamente en los radares de pórtico, ya que suelen ser los que más dudas suscitan. Por lo general, lo más común es que ante la presencia de uno de estos podamos observar una señalización con cierta antelación, pero no siempre suele ser así.
Su denominación está relacionada con la propia estructura a la que está adherida el radar, que es un pórtico. Este arco metálico está muy presente en lugares como autopistas y autovías, ya que su función principal es la de sustentar las señales informativas.
La DGT suele emplear este tipo de radares en cada carril, por lo que es muy probable que durante todo el trayecto te encuentres con más de uno. Sin embargo, hay algo que lo diferencia de los otros dos tipos de radares, y es que este se encuentra oculto.
Los radares que están a pie de carretera y los de tramo, que suelen permanecer siempre en la misma ubicación, son mucho más visibles y fáciles de ver. En cambio, un radar pórtico aprovecha cualquier cosa para ocultarse detrás de ella.
De cualquier forma, es importante tener presente que este tipo de radares (debido a su colocación) siempre van a medir en el mismo sentido de la marcha. Evidentemente, si viajamos en coche por carretera nos resultará prácticamente imposible de ver.
El truco para detectar radares fijos
Pero calma, porque existe una forma de saberlo. Algunos técnicos de mantenimiento de carreteras españolas han revelado un truco que nunca falla: fijarnos en la propia estructura, es decir, en el pórtico.
Si observamos los pilares que tiene el pórtico veremos que hay dos tipos: unos que son sencillos, sin elementos, y otros que presentan una escalera en la columna. Si observamos estos segundos, podremos extraer algunas conclusiones.
La presencia de esta escalera ya nos está indicando que es accesible subirse al pórtico, por lo tanto, esto implica que hay un radar en él. Los operarios de mantenimiento recurren a esta vía de acceso para repararlos o calibrarlos, por ejemplo. Así pues, cuando vayas por carretera fíjate atentamente: la presencia de la escalera es determinante para saber si hay un radar o no.