Aunque el verano ofrece un sin fin de opciones y planes, los días son más largos y las temperaturas más altas. Y si además llega alguna que otra ola de calor, el bochorno que tenemos es todavía más inaguantable.
El aire acondicionado es una auténtica salvación, pero ni todo el mundo lo tiene ni tampoco se lo puede permitir. Afortunadamente, es posible refrescar nuestro hogar de una forma mucho más barata y estar de maravilla. Descubre a continuación el mejor truco para estar fresquito en casa y no llevarte un susto en la factura de la luz...
Las ventanas y las puertas, punto clave
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta es el aislamiento térmico que tenga nuestra casa. En ese sentido, podremos aplicar uno o más métodos. Si no queremos pasar calor en verano, una de las opciones más fáciles y rápidas es mantener las ventanas y puertas abiertas.
¡Pero ojo! No a cualquier hora. Es importante tener en cuenta las franjas horarias de más calor. Por ejemplo, puedes dejarlas abiertas a primera hora de la mañana o a la tarde-noche, ya que es cuando los grados bajan y las temperaturas son más suaves.
En cambio, durante las horas más calurosas del día se recomienda mantenerlas cerradas, y si es posible correr las cortinas. De este modo, estaremos evitando que el aire caliente circule por toda la casa. Te recomendamos también el uso de mosquiteras, pues la proliferación de mosquitos e insectos puede también acarrearte dolores de cabeza.
La ventilación también es importante
Si queremos evitar que el calor de la calle invada nuestra casa, debemos ventilarla. Lo ideal es ventilar los dormitorios nada más levantarnos por la mañana, y el resto de la casa hacerlo en otros momentos del día.
Aun así, lo ideal es hacerlo cuando caiga la noche. La combinación de una ventilación nocturna y un buen aislamiento pueden ayudarnos a mantener nuestra casa fresca durante el día.
Otro truco que también suele funcionar es aplicar una toalla húmeda en la ventana por la que entra la corriente, pues de este modo refrescará más el aire. No hace falta tapar la ventana completamente, solo dejar la toalla colgada.
Las corrientes de aire son muy eficaces
Una de las formas en las que podemos recibir una sensación de fresco de forma directa es a través de las corrientes de aire. Para esto, es importante que conozcas el circuito de tu casa, y que sepas diferenciar las ventanas por las cuales entra y sale el aire.
De este modo, deberás abrir lo más mínimo las ventanas por las que entra el aire, y sin embargo abrir del todo por las que sale. De esta forma, el circuito que se generará será más eficaz.
Si tienes toldos ¡aprovéchalos!
Se trata de un recurso del que muchas personas disponen. Si es tu caso, te recomendamos que lo abras y le saques partido.
Lo ideal es que lo bajes en aquellas horas donde el calor es más molesto y sofocante (por ejemplo al medio día). De esta forma, lo que conseguirás es que el calor no entre dentro de casa.
Un aspecto a tener en cuenta es el color del toldo. Los colores claros reflejan más el calor, mientras que los tonos oscuros lo atraen. Y si por casualidad tu toldo tiene faldón, mucho mejor.
Las plantas también pueden ser tus aliadas
Las plantas, además de ser un elemento decorativo, también pueden ayudarte a refrescar tu casa. A lo largo de la historia se han utilizado para mejorar el ambiente y aportar humedad. Si tienes plantas en tu casa, riégalas por la noche. Por ejemplo, puedes optar por tener moreras, aloe vera o palmera de bambú.
De cualquier forma, es importante que tengas presente otros factores que también pueden influir. Recuerda mantenerte hidratado para refrescar tu cuerpo y reducir la temperatura corporal. Y si tienes un rato de relax, aprovecha y refréscate llenando un recipiente con agua fría y metiendo los pies.