Es muy probable que más de una vez te hayas encontrado con alguna receta que mide los ingredientes por tazas o cucharadas. Se trata de una costumbre muy común hace años, cuando no había ni tantos electrodomésticos por casa, ni tampoco vasos medidores o básculas.
En aquella época, se usaban las tazas y los vasos para medir bien las cantidades de los ingredientes. Hoy en día, en la cocina se ha mantenido la tradición, aunque lo cierto es que son pocas las personas que tienen claro a qué cantidad hacen referencia. Para que te sea mucho más fácil elaborar tus recetas, te desvelamos a qué cantidades hacen referencia una taza o un vaso.
Medir con vasos o tazas, la opción más fácil
Como veníamos diciendo, usar este método será la mejor opción para no tener que comprar diferentes utensilios de cocina. Aunque claro, no todas las tazas y los vasos son iguales ni contienen los mismos mililitros.
Normalmente, cuando hacemos referencia a una taza o un vaso, estamos hablando de una capacidad de 250 mililitros de agua. Pero ya hace un tiempo que está muy de moda sacar al mercado variadas tazas de todos los tamaños.
Cierto es que, en la cocina del día a día, no pasa nada si nos pasamos de 10 gramos. Pero, en la repostería es todo lo contrario y debemos ir con cuidado. Para que la receta salga bien hay que usar las medidas y cantidades exactas que nos marcan.
Primer paso, encontrar la taza ideal
Seguro que en casa tienes alguna taza que te puedes reservar para tus recetas. Para encontrar la ideal, ten en cuenta que si o sí debe ser de 250 mililitros.
El truco ideal para saberlo es coger 4 vasos exactamente iguales y una botella de 1 litro. Como ya todos sabréis, 250 ml es un cuarto de litro. Así que tan solo debes llenar las 4 tazas y, ¿no sobra nada? Entonces tiene exactamente 250 miligramos.
Una vez hagas las comprobaciones pertinentes, ya tendrás un recipiente para usar en todas tus recetas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que no todos los ingredientes tienen la misma masa y peso.
La conversión de gramos a tazas, según los ingredientes
Como estábamos destacando, no todos los ingredientes tienen la misma masa, por lo que las cantidades varían. Te dejamos esta lista de conversiones para que la puedas usar siempre que necesites.
- Aceite: 240 g = 1 taza
- Agua: 250 g = 1 taza
- Arroz en crudo: 220 g = 1 taza
- Azúcar: 250 g = 1 taza
- Cacao en polvo: 110 g = 1 taza
- Harina de trigo o de maíz: 125 g = 1 taza
- Leche: 272 g = 1 taza
- Macarrones: 110 g = 1 taza
- Maicena: 110 g = 1 taza
- Mantequilla o margarina: 225 g = 1 taza
- Sal: 225 g = 1 taza
Cucharada, cucharadita de postre o cucharadita de café
Seguramente también te has encontrado muchos casos que en las recetas aparece: "Una cucharadita de sal". Y es más que probable que tampoco sepas cuál debería ser el tamaño o si debe ser rasa o colmada.
Primero de todo, debes saber que una cucharada rasa es aquella en que el ingrediente está a ras de la cuchara. En cambio, la cucharada colmada es aquella que se puede llenar hasta arriba y queda en forma de "montaña" en los ingredientes secos. En el caso de que no ponga nada en la receta, siempre debe ser una cucharadita rasa.
Ahora, debemos saber identificar los tres tipos de cucharas que nos puede aparecer. Una cucharada sopera es aquella que usamos en platos de cuchara en las comidas. La cucharadita de postre es más pequeña y, como su nombre indica, es la típica que usamos para los postres. Por último, nos encontramos con la cucharadita de café, que es la más pequeña de todas.
Conversión de gramos a cucharada/cucharadita
Estos son los gramos que caben dentro de una cucharada sopera rasa:
- Harina de trigo: 10 g = 1 cucharada
- Levadura: 10 g = 1 cucharada
- Mantequilla: 15 g = 1 cucharada
- Miel: 30 g = 1 cucharada
En cambio, por lo que hace a la cucharadita de postre:
- Azúcar: 4 g = 1 cucharadita
- Café: 6 g = 1 cucharadita
- Sal: 4 g = 1 cucharadita
En cuanto a la cucharadita de café, la más pequeña, es exactamente la mitad que la cucharadita de postre. Ahora que ya tienes todos estos datos, no te hará falta usar o comprar otros utensilios de cocina que siempre terminan ocupando lugar en los cajones.