La Navidad está a la vuelta de la esquina, y la elección de los vinos para las alegres comidas y festines en familia se convierte en una tarea esencial. Sin embargo, en algunas ocasiones nos encontramos que no tenemos un abridor a la vista.
Así que, ¿cómo abrimos esas botellas sin uno la mano? Que no cunda el pánico, ya que, en momentos de apuros vinícolas, la creatividad puede convertirse en nuestra mejor aliada.
Tenedor, destornillador y tornillo
El método del tenedor, que demanda habilidad y paciencia, se presenta como un salvavidas en situaciones donde la apertura convencional se torna imposible. No obstante, quienes quieran subir el nivel, también pueden usar el truco de un destornillador y un tornillo:
- Atornilla el tornillo en el corcho casi por completo
- Introduce un tenedor boca arriba entre el tapón y la cabeza del tornillo, atrapándolo con las púas
- Realiza una palanca cuidadosa hacia arriba hasta extraer el corcho. ¿Complicado? Un poco, pero así podrás mostrar tus mejores habilidades
El método para los desesperados
Si aun así no lo consigues, siempre te quedará empujar el corcho al interior de la botella como última opción ante la desesperación. Para ello, tendrás que recorrer a un tenedor, o a un cuchillo de nuevo, con el fin de clavarlo en el corcho.
En lugar de intentar sacar el corcho, presiona para que quede dentro, flotando en el vino. Eso sí, ten cuidado porque si lo haces con demasiada fuerza, podría salir vino. Ya los ves, ante la falta de un abridor, siempre hay maneras creativas de abrir una botella de vino. ¡Que la falta de un utensilio no arruine tus festividades!