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Imagen de una chica mirándose al espejo mientras se toca la cara con una mano.

Tipos de piel (seca, grasa y mixta): ¿cuál es el tuyo?

¿Cuál es tu tipo de piel? Descubre si tienes una piel grasa, seca o mixta y cómo debes cuidarla.

Al ser nuestra primera capa protectora, la piel requiere un cuidado especial que nos ayude a mantener el resto del organismo en buen estado de salud. Pero no solo eso, sino que es también la primera capa que mostramos a los demás y a nosotros mismos, en especial cuando se trata de la piel facial.

Entonces no es raro que sea cada vez más frecuente cuidarnos de la sequedad, las manchas, las arrugas, las patas de gallo, el acné o el exceso de brillo. Para tener todos estos factores controlados, lo primero que necesitamos es conocer nuestro tipo de piel, de manera que podamos adquirir productos adecuados.

En este artículo encontrarás cuáles son los principales tipos de piel (seca, grasa y mixta) y cómo se define cada uno. También te daremos algunos consejos para que descubras qué tipo de piel tienes y cómo puedes cuidarla.

¿Qué es la piel y por qué hay distintos tipos?

La piel es un órgano que recubre todo el cuerpo de los humanos y del resto de animales. Está compuesto por un tejido resistente que constituye el mayor sistema de nuestro organismo. Es un órgano táctil que sirve como la primera línea de defensa contra las bacterias, los virus y los alérgenos. Además, tiene un rol muy importante en la termorregulación.

Las características de la piel pueden ser muy distintas según cada persona y según cada parte del cuerpo: puede variar el grosor, la textura o la pigmentación. Las manos, por ejemplo, suelen tener una capa de piel más gruesa, a diferencia de los pies, que tienen capas delgadas y por tanto mayor sensibilidad.

En general, la piel se compone por tres capas: la epidermis (es la más externa, la que se regenera diariamente y se encarga de la pigmentación), la dermis (capa intermedia, la que tiene los vasos sanguíneos y las glándulas sudoríparas, entre otras) y finalmente una capa de grasa subcutánea (la más profunda, que tiene colágeno y células de grasa).

Chica con acné tocándose la cara
Tenemos que cuidar de la piel | Getty Images

Tipos de piel: seca, grasa y mixta

Cada capa se compone de maneras distintas en cada cuerpo, en algunos organismos las glándulas tienen a secretar más grasa que en otros.

Aunque hay personas que tienden a mantener una piel bastante equilibrada, lo más común en el contexto de la estética y la cosmética es dividirla en tres tipos principales: piel seca, piel grasa o piel mixta.

1. Piel seca

Generalmente este tipo de piel produce dolor, ardor e irritación, e incluso una sensación escamosa. Es muy incómoda y suele empeorar según la estación del año, en invierno específicamente.

Ante una piel seca lo más conveniente es procurar una hidratación constante que prevenga y evite la sensación de resequedad (que en ocasiones puede ser muy dolorosa) así como la apariencia agrietada.

Lo más recomendable en este caso es aplicar una crema especializada en evitar la pérdida de humedad, es decir, una pomada que contenga ingredientes como el ácido hialurónico.

El ácido hialurónico es un carbohidrato producido de manera natural, pero que se puede encontrar también en pomadas, y que ayuda a contener el agua y con esto lubricar la piel. Pero no solo eso: al igual que el colágeno, el ácido hialurónico fortalece el tejido grueso de la dermis, con lo que tiene la ventaja de reducir la formación de arrugas.

Gota de pomada en un dedo
En piel seca es conveniente aplicar una crema especializada en evitar la pérdida de humedad | Getty Images

2. Piel grasa

Aunque puede resultar muy molesto a nivel estético, la capa de grasa subcutánea y las células de grasa de la piel tienen una función: proteger al cuerpo de lesiones porque le ayudan a absorber golpes y regenerar las capas más superficiales, así como a conservar el calor corporal.

En ocasiones estas células se producen en exceso o se acumulan, lo que suele ocurrir en periodos de cambios hormonales importantes, por ejemplo durante la adolescencia o durante la menstruación.

Sobre todo en casos de acné se tiende a limpiar la piel muchas veces al día. Esto sin embargo puede ser un error, ya que las glándulas sebáceas, que son las que producen el exceso de grasa, siguen produciendo la grasa sin importar cuantas veces se lave la cara.

En este caso el efecto más probable es que la dermis reduzca la producción de sus aceites naturales y se reseque, con lo que no solo no se reduce el acné, sino que se mantiene una sensación de resequedad que aumenta el dolor. Por eso los tratamientos más eficaces no son los que actúan directamente sobre la capa más externa de la piel, sino sobre la glándula sebácea.

Para el cuidado de las pieles grasas es recomendable lavar la cara dos veces al día con un jabón facial con ácido salicílico, sustancia que ayuda a absorber el exceso de grasa. Así mismo, conviene acompañar la limpieza con una crema hidratante, pero que sea ligera, que no esté hecha a base de aceites y sobre todo que no contenga alcohol para no perjudicar las sustancias producidas naturalmente.

Primer plano de la mejilla de una persona con acné
Es habitual tener acné en piel grasa | Getty Images

3. Piel mixta

Este tipo de piel se caracteriza por una combinación entre las dos anteriores: algunas zonas de la cara producen mucha grasa, mientras que otras se mantienen bastante secas. En este tipo de piel las arrugas suelen aparecer de manera más tardía, porque la grasa (los lípidos de la glándula sebácea) hace que la hidratación se mantenga.

Con el paso de tiempo, este tipo de pieles tienden a la deshidratación y a reducir de manera natural el exceso de grasa, aunque también puede provocar algunas manchas. Entre los consejos para prevenir esto se encuentra mantener la hidratación interna, es decir, tomar mucha agua, junto con una hidratación externa.

Pueden aplicarse cremas matificantes no grasas, específicamente en la “zona T“, así como mascarillas astringentes y exfoliantes una o dos veces a la semana, acompañadas de cremas humectantes para las mejillas. También puede ser bueno lavar la cara con jabones que tengan aceite de jojoba, sustancia que ayuda a alcanzar un equilibrio entre lo graso y lo seco.

Mujer sujetando dos rodajas de naranja
La piel mixta es una combinación de la piel grasa y seca | Getty Images

¿Cómo saber qué tipo de piel tienes?

Para determinar qué tipo de piel tienes basta con seguir estos pasos. En principio debes observar y sentirla con detenimiento. Si notas que hay una “zona T” donde la T tiene una apariencia grasosa y se extiende de la frente hacia la nariz, pero las mejillas se ven y se sienten secas, lo más probable es que tengas una piel mixta.

Aparte de sentir tu piel es importante examinar los poros. Si tienes muchos poros que son bastante visibles alrededor de la nariz lo más probable es que tu piel sea una piel grasa. Por el contrario, si los poros son poco visibles, sobre todo en el centro de la cara, tu piel seguramente tiende a la resequedad.

Finalmente debes poner atención a la necesidad de tu rostro de ser humectado, qué tan frecuente y qué zonas específicas requieren aplicar cremas humectantes, o qué tan molesta te resulta la sensación grasosa.