La actual situación económica que atraviesa el país ha provocado una modificación en el comportamiento de los consumidores. Así lo detectan las tiendas y supermercados, ya que se han puesto en alerta.
Hay varias señales de alarma que no deben pasar inadvertidas para el sector. Las compañías exportadoras ya anunciaron hace unos días que el volumen de ventas se había reducido un 2,2% en el primer semestre. Pero otro de los elementos sobre los que sustenta la economía es el consumo.
Los fabricantes y distribuidores del gran consumo español temen una caída o un estancamiento durante la segunda parte del año. Los primeros representan el 38,9% frente al 27,8% de los que sospechan un frenazo de las cuentas. Responsabilizan de ello a la inflación y al impacto que tiene este índice sobre la capacidad de compra de los ciudadanos, apunta la patronal Aecoc.
En vista de la situación que se avecina, la mayoría de las empresas (73%) coincide en la necesidad de tomar medidas. Adelantan que intensificarán su actividad promocional para cambiar esa dinámica.
Cómo varían los hábitos de los clientes
Durante los últimos meses se ha notado como cambiaban los hábitos de los consumidores, publica La Razón. Ahora acuden con más frecuencia a los supermercados. Es la manera que tienen de controlar el gasto, y así aprovechar mejor las ofertas de los distintos establecimientos.
Se repara mucho más en el precio. De hecho es el principal motivo de compra para el 58% de los usuarios, según Aecoc. Hay un repunte en lo que se refiere a la adquisición de productos de marca blanca, además de una inclinación hacia las promociones.
Desde que diera comienzo la invasión de Ucrania, los precios se han ido disparando, elevándose por encima del 30% en algunos artículos. Ni la medida adoptada por el Gobierno de suprimir el IVA ha conseguido frenar esa escalada. Un buen ejemplo de ello ocurre con el aceite, que se ha convertido prácticamente en un alimento apto para unos pocos.
La botella de aceite de oliva virgen extra ya está en 8,50 euros en las estanterías de muchos supermercados. Y lo peor de todo es que no se detendrá ahí. Anuncian nuevos incrementos para los próximos meses debido a las malas cosechas.
Pero no solo hay que reparar en los descensos de las exportaciones y de las ventas del gran consumo. La facturación de la industria también experimentó una importante caída. La cifra de negocio se desplomó en junio un 7% respecto al mismo mes del año anterior.
Atribuyen estos datos al retroceso de las ventas de la energía y de los bienes intermedios, que bajaron un 40,8% y un 11,7%, respectivamente. Así lo confirman los últimos datos emitidos por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
La facturación de la industria acumula ya su tercera caída interanual consecutiva. Viene de un -8,1% en abril y de un -2,9% en mayo. A lo que se le suma el mencionado 7% de junio.
Pendientes del sector servicios
También hay muchas miradas puestas en el sector servicios. Todo hace indicar que estaremos ante un verano de récord, tanto en gasto como en visitantes. Sin embargo, los últimos datos registrados de junio no parecen decir lo mismo.
Al inicio del verano hubo una disminución de la facturación. Según el INE hubo una pérdida del 0,7% en relación a junio de 2022. De esta manera se ponía fin a 27 meses de incrementos interanuales en la facturación.
Habrá que esperar por los datos de julio y agosto, pero en el sector turístico predomina el optimismo. Nos encontramos ante uno de los veranos con más actividad de los últimos años.