Sales del trabajo, estas de vacaciones o simplemente quieres disfrutar del fin de semana. El plan: ir a tomar algo con más gente o solo, pero relajadamente. Inconveniente: el camarero te va a echar en media hora, a cronómetro.
Es tal y como se lee. Ya son algunas las ciudades donde se está empezando a limitar el tiempo que se puede estar en la terraza. Todo dependerá de lo que queramos consumir. Si pedimos una caña, un refresco o cualquier bebida, son 30 minutos los que podremos permanecer en la mesa.
Llegan las terrazas cronometradas: 30 minutos para tomar algo
Muchos hosteleros encuentran la razón a esta estrategia. El sector de la hostelería ha sido el más afectado durante los últimos dos años de pandemia. O tenían permitido abrir, o lo hacían con limitación de aforo. Y aunque, a causa de esto, muchos han tenido que bajar la persiana definitivamente, parece que la imagen de bares y restaurante vuelve a relucir.
Todos estos motivos, a los que hay que sumar la ola de calor que invita a sentarse a la sombra, y las ganas para muchos de relajarse, han hecho que la demanda en terraza se dispare. La solución para muchos hosteleros ha sido limitar el tiempo que pueda estar una mesa ocupada en función de lo que se esté consumiendo.
Barcelona ya aplica la estrategia
Barcelona ha sido una de las pioneras en aplicar esta estrategia, que permite aumentar la fluidez de clientes y los beneficios. Como se ha mencionado, si nuestro objetivo es sentarnos a beber algo, disponemos de 30 minutos. En cambio, si queremos alargar el vermut con una copiosa comida, disponemos de una hora más.
Otra medida muy a tener en cuenta es la del número de comensales. Son matemáticas de primero, vas a sacar más dinero de una mesa de cuatro que la de uno solo. Por eso, en muchas terrazas, se ha empezado a aplicar la regla según la cual solo permite sentarse si vamos acompañados. Por mucho que nos guste un café solitario, es posible que no nos lo permitan.
Algunas voces se posicionan en contra
El Gremio de Restauración de Barcelona ha sido de los primeros en saltar alarmado. Rechazan esta práctica porque no permite cumplir la función de estos establecimientos. “Lo que hace un bar o un restaurante es cumplir una función social, un lugar donde la gente se sienta cómoda, y no solo dé comidas y bebidas”, ha protestado Roger Pallarols en TVE.
Los clientes también se pronuncian en contra de estas medidas. Indignados y enfadados, ya se pueden leer comentarios al respecto en las redes sociales y en medios de comunicación. Todo un escándalo para cualquiera que disfrute su vermut en una terraza.
Extensión a otras ciudades
Por el momento, Barcelona ha sido la única ciudad que se ha tomado esta estrategia en serio. Pero no sería extraño empezar a ver dentro de poco otras ciudades y comunidades que se sumen al fenómeno cronómetro.
Si esto llega a pasar, se habrá acabado la bonita tradición del verano de disfrutar extendidas horas, jugando a las cartas o discutiendo con amigos y familia. Que el de nuestra izquierda, mire el reloj y se sorprenda de que llevemos tres horas para dos cañas, se convertirá en historia.
¿En qué otras zonas se extenderá esta 'moda'?
En Barcelona ya se ha empezado a aplicar esta nueva norma en algunos establecimientos. Aunque la Ciudad Condal no ha sido la primera. Un bar en Bilbao empezó a limitar el tiempo de sus clientes tras el confinamiento para aumentar la fluidez y recuperarse de las pérdidas. 15 minutos para tomar el café y 25 para la caña, eran las indicaciones de los camareros del bar.
“Los clientes han respondido bien, pero alguno se molestó, aunque siguen volviendo. No somos ya los únicos que hacemos esto y se están acostumbrando”, añadía la propietaria en una entrevista de Onda Cero.