En muchas ocasiones puede convertirse en un problema incómodo, por ejemplo cuando estamos inmersos en una reunión importante o cuando tenemos que hablar en público y su presencia se hace latente en la blusa o camisa que llevamos puesta.
Se trata del sudor, un líquido segregado por las glándulas sudoríparas que cumple la función de regular la temperatura corporal. Revisamos las diferencias entre la sudoración y la transpiración, los mecanismos por los que se producen y las características de la hiperhidrosis (sudoración excesiva).
¿Qué es el sudor?
El sudor es un líquido transparente segregado por las glándulas sudoríparas, que son unas glándulas ecrinas y apocrinas presentes en casi todo el cuerpo y se caracterizan por ser unas estructuras pequeñas tubulares presentes en la piel de todo el cuerpo.
Al segregar sudor se dice que son glándulas exocrinas, lo que significa que desprenden determinadas secreciones (en este caso el sudor).
El sudor está compuesto principalmente por agua, sal, minerales, una amplia variedad de sustancias orgánicas como el amoniaco, urea y lactato. Actúa como un sistema de enfriamiento natural de la temperatura del cuerpo, con lo que cumple una importantísima función.
¿Y la transpiración?
Mientras que el sudor es el líquido transparente secretado en sí mismo, el mecanismo que brinda la posibilidad de su generación es la transpiración, el mecanismo natural del cuerpo humano para regular la temperatura corporal.
Así, nuestro organismo logra en realidad su mejor funcionamiento cuando la temperatura corporal se sitúa en torno a los 36-37ºC (98.6ºF). De esta forma, cuando aumenta la temperatura del cuerpo el hipotálamo (una parte del cerebro encargada de controlar la temperatura corporal) envía un mensaje al organismo, activando la respuesta de sudoración.
Inmediatamente después las glándulas sudoríparas comienzan a producir sudor, que sale de la piel a través de los poros. En este momento, al entrar en contacto con el aire, termina evaporándose (el agua se convierte en vapor). Poco después de que el sudor comience a evaporarse de la piel, el organismo empieza a enfriarse.
¿Por qué sudamos?
Cuando hace mucho calor, empezamos a realizar ejercicio físico o simplemente llevamos a cabo alguna actividad que suponga un incremento de nuestra temperatura corporal, nuestro organismo empieza a sudar con el fin de enfriarlo inmediatamente.
Y, por este motivo, tendemos a sudar cuando estamos enfermos y nuestro sistema inmunitario combate infecciones y la fiebre, que consiste en un aumento de la temperatura corporal natural resultado de la acción del sistema inmunológico como respuesta a la presencia de una infección.
Pero no solo sudamos por realizar alguna actividad física o por haber mucho calor en el ambiente. ¿Sabías que las emociones, el estrés e incluso la comida caliente o muy picante también nos puede hacer sudar? Un ejemplo de esto es el hecho de que también sudamos al ponernos nerviosos; esto se relaciona con la hiperactivación del sistema nervioso simpático ante situaciones que el organismo percibe como amenazantes de algún modo.
Lo más común es que el sudor se produzca sobre todo en las axilas, las manos y los pies, aunque puede extenderse fácilmente por toda la superficie de nuestra piel, particularmente cuando realizamos ejercicio físico intenso o la temperatura ambiental es muy elevada, lo que ocasiona a su vez un incremento bastante grande de la temperatura corporal.
Nuestro organismo es capaz de secretar hasta 2 litros de sudor en condiciones normales, mientras que si practicamos ejercicio físico en un ambiente caluroso (de ahí que se aconseje hacerlo siempre en los momentos más frescos del día) podemos llegar a secretar hasta 4 litros de sudor.
¿Por qué huele el sudor?
A diferencia de lo que popularmente se tiende a pensar, lo cierto es que en realidad el sudor por sí solo no huele, son las bacterias presentes en nuestro cuerpo las que, al mezclarse con el sudor, comienzan a producir ese olor tan característico.
El mal olor asociado al sudor se incrementa sobre todo en la pubertad, cuando determinadas hormonas afectan las glándulas sudoríparas presentes en las axilas y hacen que el sudor huela aún peor.
Por este motivo no solo huelen nuestras axilas cuando sudamos, sino también los pies, donde además estas bacterias tienden a alimentarse tanto de las células muertas como de los aceites presentes en la piel. Así, estas colonias de bacterias crecen y empiezan a eliminar ácidos orgánicos (productos de desecho), produciendo ese particular mal olor.
Hiperhidrosis (sudoración excesiva)
Aunque sudar es un mecanismo del organismo absolutamente natural, en ocasiones, cuando nuestro cuerpo lo produce de forma constante y excesiva, podemos encontrarnos ante un trastorno médico.
Nos referimos a la hiperhidrosis, una alteración en la que la sudoración es excesiva y anormal, no estando en muchas ocasiones directamente relacionada con la práctica de ejercicio físico o el calor ambiental. La hiperhidrosis suele convertirse en un verdadero problema social para la persona que lo padece, llegando a ser muy incómodo.
Uno de los tipos de hiperhidrosis más habituales es la conocida como “hiperhidrosis focal primaria”, en la que los nervios responsables de enviar señales a las glándulas sudoríparas para que estas segreguen sudor terminan volviéndose hiperactivos sin existir una causa directamente relacionada para ello.
Se cree que puede tener un componente hereditario, ya que es común que en una misma familia existan varios miembros con el mismo problema.
No obstante, también podemos mencionar la “hiperhidrosis secundaria”, la cual se produce de forma secundaria ante la presencia de una enfermedad o alteración física de otro tipo, como diabetes mellitus, enfermedades del aparato circulatorio, infecciones, determinados trastornos del sistema nervioso, afecciones de las glándulas tiroideas, sofocos propios de la menopausia o niveles bajos de azúcar en la sangre.
Se suele tratar con la prescripción de determinados medicamentos, entre los que destacan fármacos para bloquear los nervios, inyecciones de toxina botulínica, cremas y antitranspirantes que solo se pueden vender con receta.
Referencias bibliográficas:
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