La soja se ha popularizado en todo el mundo en las últimas décadas, en buena medida debido al aumento del número de personas vegetarianas y veganas: la leche de soja, la lecitina y otros derivados de esta planta son ricas en múltiples nutrientes dietéticos, de manera que son muy útiles para sustituir alimentos de origen animal.
No obstante, los estudios que han investigado las propiedades de la soja han aportado datos contradictorios con respecto a los beneficios y riesgos de consumir soja.
¿Qué es la soja?
El nombre científico de la soja es “Glycine max”. Se trata de una planta de la familia de las leguminosas, a la que también pertenecen las lentejas, los guisantes, las judías, la alfalfa o los cacahuetes.
La soja es originaria del este de Asia; se domesticó en China, Japón y Corea, pero actualmente se consume en todo el mundo, sobre todo en su continente nativo y en América. Los principales países productores de soja son los Estados Unidos, Brasil y Argentina.
Las semillas de soja aportan muchas proteínas, fibra, vitaminas B y minerales como el hierro, el manganesio y el fósforo. Esto hace que la soja sea muy apreciada a nivel nutricional, especialmente por las personas veganas y vegetarianas. También se utiliza como forraje para animales de granja.
Existen muchos alimentos derivados de la soja: la leche de soja, el tofu, la salsa de soja, el edamame, la lecitina, los brotes de soja, el tempeh, el miso, el natto, la yuba o el doenjang. Muchos de ellos se obtienen a través de la fermentación de las semillas.
Propiedades y beneficios: un análisis crítico
Se han atribuido múltiples propiedades beneficiosas a la soja; sin embargo, en muchos casos las investigaciones que las han confirmado han sido financiadas por personas implicadas en la producción y venta de productos con soja. Conviene tener en cuenta esto al analizar la evidencia disponible.
De forma resumida, podemos afirmar que se requiere más investigación para confirmar o refutar la mayoría de efectos que se atribuyen a la soja, tanto los positivos como los negativos.
1. Rica en nutrientes
Como hemos dicho en el apartado anterior, la soja es muy rica en un gran número de nutrientes. En concreto, esta planta contiene concentraciones elevadas de proteínas, vitaminas B1, B2, B6 y K, calcio, hierro, manganesio, selenio, cobre, magnesio y fósforo. Este aporte nutricional puede ser muy beneficioso para el organismo.
2. Buena para el corazón y el colesterol
El consumo de soja como sustituto de alimentos con grasas saturadas contribuye a reducir los niveles de triglicéridos y de colesterol de baja densidad, o “colesterol malo”. De este modo previene la aparición de enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, como la aterosclerosis.
3. Prevención del cáncer
Algunos estudios afirman que el consumo regular de soja podría prevenir la aparición de algunos tipos de cáncer, en particular el de mama y el de próstata. Estos efectos se deberían a las propiedades antioxidantes de la soja. Es decir, por su alto contenido en polifenoles.
No obstante, otros estudios sugieren que la soja no sólo no es beneficiosa en este sentido sino que incluso podría aumentar el riesgo de cáncer de mama y de páncreas.
Esto es debido a que la soja, tal y como se explica al final del artículo, contiene unas sustancias llamadas "disruptores endocrinos". Estas son unas moléculas no-nutritivas (ya que por definición no nutren) producidas por las plantas que si se consumen en exceso (por ejemplo con un gran consumo diario de soja o derivados) pueden actuar como hormonas y alterar sus funciones.
Este es el motivo por el que algunas investigaciones concluyen que un consumo de soja en exceso puede producir alteraciones que puedan provocar la aparición de cáncer (o más bien, formación anormal de células y agregación formando un tumor). Por ello son más susceptibles órganos que produzcan una gran cantidad de hormonas características como son la mama, ovario o páncreas.
Riesgos y precauciones de la soja
Aunque lo más probable es que la soja fermentada sea saludable, al menos si se consume en cantidades razonables, algunas investigaciones han sugerido que esta planta podría ser perjudicial, en especial si no se fermenta.
En cualquier caso, el consumo de soja no se recomienda a determinadas personas por una cuestión preventiva, como veremos a continuación.
1. Alergia e intolerancia
Las proteínas de la soja provocan reacciones alérgicas leves a algunas personas, con síntomas como urticaria e inflamación de los párpados. Asimismo la intolerancia a la soja puede producir diarrea y vómitos. La alergia y la intolerancia a la soja son más habituales en niños.
2. Deterioro cognitivo
Algunos experimentos con ratas y estudios observacionales con seres humanos sugieren que la soja podría favorecer el deterioro cognitivo y empeorar la memoria. Otras investigaciones niegan estos efectos, considerando que los datos obtenidos se deberían a factores de otro tipo.
3. Hipotiroidismo
El consumo de este alimento parece reducir la efectividad de los medicamentos utilizados para tratar el hipotiroidismo; por tanto, no se recomienda la soja a las personas con esta enfermedad.
4. Cambios hormonales
La soja contiene isoflavonas, una fuente de estrógenos vegetales. Por el momento la investigación en torno a las isoflavonas es insuficiente para afirmar que tengan efectos negativos en el organismo.
En cualquier caso, incluso si la ingesta de isoflavonas fuera perjudicial, hay que tener en cuenta que la concentración de estas sustancias disminuye en el proceso de fermentación al que se someten la mayoría de productos con soja, de modo que la posible problemática sería fácil de evitar.
5. Perjudicial para los bebés
Algunos estudios han encontrado que la leche de soja puede tener efectos perjudiciales para los bebés a medida que se desarrollan, por lo que no es recomendable utilizarla como sustituto de la leche materna.
En caso de ser ciertas, estas alteraciones se relacionarían sobre todo con las propiedades de las isoflavonas y del consumo temprano de cantidades elevadas de algunos minerales. En este sentido no se trataría de riesgos específicos de la soja, sino que también se producirían con otros alimentos.