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Un niño en un hospital con vendaje de color amarillo

Haz caso a los síntomas tempranos de la leucemia, el cáncer más detectado en jóvenes

Este cáncer, más común en la población infantil, presenta ciertos síntomas que podrían confundirse

Ningún ser humano está exento de enfermarse ni de padecer determinadas patologías y cánceres. Sin embargo, la leucemia es una enfermedad mucho más propensa de aparecer durante la infancia y la adolescencia.

De la misma forma que puede ocurrir con otro tipo de enfermedades, los investigadores todavía no han conseguido descifrar cuál es el origen de la leucemia. No obstante, en nuestro país cada año se diagnostican más de 4.000 casos de leucemia.

La leucemia, un cáncer con gran presencia entre los más jóvenes

La gran mayoría de casos de leucemia se dan en la población más joven. Si echamos la mirada atrás podremos recordar un claro ejemplo que conmocionó a nuestro país, y fue el caso del joven malagueño Pablo Ráez. 

A pesar del desconocimiento que hay en cuánto a su origen, actualmente sí es posible saber como cursa esta enfermedad y qué síntomas puede presentar. Gracias a esto, cada vez son más los casos que se están detectando de forma precoz.

Persona sentada en una butaca recibiendo quimioterapia
La leucemia aparece cuando los glóbulos blancos se transforman en células malignas | Getty Images

La leucemia empieza a aparecer cuando los glóbulos blancos que habitan en nuestra sangre se convierten en células malignas. Además, a día de hoy se sabe que también existen cuatro subtipos de leucemia diferentes.

Entre ellos, encontramos la leucemia linfocítica aguda (LLA), la leucemia mielógena aguda (LMA), la leucemia linfocítica crónica (LLC) y la leucemia mielógena crónica (LMC).

Los primeros síntomas en aparecer

Sin embargo, independientemente del tipo que sea, existen algunas señales que podrían hacernos sospechar de que algo no va bien. Cuando esas células malignas se empiezan a infiltrar en la médula ósea, es posible que empiecen a aparecer los primeros síntomas. 

El primero y más habitual en aparecer suele ser el dolor articular. La presencia de dichas células en la médula ósea puede acarrear dolor y malestar en los huesos, algo que podría intensificarse con el paso del tiempo y acarrear dificultades en ciertas acciones, como caminar o correr.

También es posible que aparezcan pequeñas manchas en la piel, normalmente de color rosado. Aunque este síntoma no es tan habitual como el primero, esto se debe a la descendencia del nivel de plaquetas en sangre.

Por otra parte, existen otros dos síntomas que también podrían indicar la presencia de esta enfermedad, y son la fiebre y el cansancio. Sin embargo, también son los más difíciles de discernir, ya que muchas veces dan lugar a confusión.

Tanto la fiebre como el cansancio son síntomas compatibles con otro tipo de enfermedades, incluso con los típicos virus y resfriados de invierno. Para realizar un diagnóstico diferencial y descartar posibles enfermedades, es importante vigilar como cursan dichos síntomas.

Lo más normal es que desaparezcan en cuestión de una o dos semanas. Si, por el contrario, observamos que se extienden más allá de este tiempo, sería conveniente consultarlo con el médico.

Sanitario extrayendo sangre de un brazo
En caso de duda, lo más recomendable es visitar a un especialista | Getty Images

¿Y cómo se manifiesta en los adultos?

Si bien es cierto que este tipo de cáncer prevalece más en la población infantil y juvenil, ninguna persona adulta está exenta también de padecerlo. Aunque se dé en menores cifras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la detección de un gran número de casos en población adulta.

Por otra parte, los investigadores apuntan a que en el caso de los adultos el tipo de leucemia más habitual es la mieloide agua. Este tipo de leucemia suele afectar a personas que se encuentran en la franja de entre los 60 y 75 años.

Evidentemente, el tratamiento que se aplique variará de un paciente a otro. Pero de forma general, la opción más extendida y utilizada para luchar contra este cáncer es la quimioterapia intensiva.

En casos más graves o que presentan un mayor índice de riesgo, la alternativa que se utiliza es el trasplante de médula ósea. Para realizar dicha operación es necesario contar con un donante compatible.

En cualquier caso sigue siendo necesario destinar más recursos para la investigación. Gracias a nuevos tratamientos experimentales como la inmunoterapia, es posible abrir una nueva ventana de esperanza para conseguir la cura.