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Mujer tapándose con los ojos con las manos

Las 6 emociones básicas: la teoría psicológica de Paul Ekman

¿Qué son las emociones y cuáles son las 6 emociones básicas según la teoría del psicólogo Paul Ekman?

Dentro del ámbito de la psicología de las emociones es muy importante la teoría de Paul Ekman sobre las 6 emociones básicas, que tuvo su apogeo en la década de 1990 y que a día de hoy sigue gozando de una gran popularidad entre expertos y legos.

A pesar de que ha sido cuestionada por muchos otros psicólogos, la propuesta de Ekman es como poco un buen punto de partida a la hora de categorizar las distintas emociones que podemos sentir los seres humanos, independientemente de la cultura en la que nos hayamos criado.

A continuación definiremos qué son las emociones según la psicología y cuáles son las emociones básicas  descritas por Paul Ekman. Se trataría de los 6 tipos de emociones primarias y universales cuyas combinaciones darían lugar a emociones secundarias y a sentimientos, más duraderos y complejos.

¿Qué son las emociones? Definición de emoción

Según los conocimientos de la psicología actual, una definición general del concepto “emoción” sería que las emociones son conjuntos de sensaciones y pensamientos asociados a determinadas conductas  y que se derivan de la actividad del sistema nervioso en interacción con el contexto.

Dicho de otro modo, las emociones son estados mentales asociados a ciertas respuestas fisiológicas y que elicitan respuestas específicas -por ejemplo, la ira favorece la agresión y el asco promueve el alejamiento del estímulo que lo causa.

Una de las características principales de las emociones es que  suelen tener una cualidad percibida como positiva o bien como negativa por parte de quien la siente. Así, el miedo o la tristeza son sentidas como emociones negativas, mientras que la alegría es la emoción positiva por excelencia.

La diferencia entre “emoción” y “sentimiento” reside fundamentalmente en que las emociones son consideradas eventos más puntuales, mientras que los sentimientos tienen una mayor duración en el tiempo  y una complejidad superior -por ejemplo, un sentimiento puede incluir más de una emoción diferente.

Asimismo es posible distinguir entre las emociones primarias y las secundarias, esto es, combinaciones de las emociones básicas señaladas por Paul Ekman (u otros autores) y que describiremos a continuación.

Las 6 emociones básicas según Paul Ekman

El psicólogo estadounidense Paul Ekman (1934-) es la figura clave en el estudio científico de las emociones. De forma más concreta, este autor ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional a la investigación en torno a las reacciones fisiológicas asociadas a la vivencia de determinadas emociones. Especialmente celebrado es su trabajo sobre la correlación entre las expresiones faciales y las emociones subyacentes a estas.

Según Ekman existen 6 emociones básicas; en palabras del autor, esto significa que es posible identificar ciertas señales fisiológicas específicas y acontecimientos que anteceden a su aparición, y que son compartidas por todas las culturas. Estas emociones básicas son el miedo, la tristeza, la alegría, la ira, el asco y la sorpresa.

A pesar de la popularidad de la teoría de Ekman, investigaciones posteriores han puesto en cuestión sus planteamientos -tanto el número de emociones básicas como otros aspectos de su teoría en los que no nos adentraremos en este artículo. Además ha recibido críticas teóricas de autores tan relevantes como la antropóloga Margaret Mead, conocida por sus estudios sobre los roles de género en distintas sociedades humanas.

1. Miedo

El miedo se puede definir como una emoción que  aparece en un gran número de especies animales cuando percibimos una amenaza. Se distingue de la ansiedad, un término muy manejado por la psicología, en el hecho de que el miedo se asocia a un peligro inminente, sea éste real o potencial, mientras que la ansiedad tiene un carácter anticipatorio y con frecuencia más abstracto.

Esta percepción de amenaza desencadena un cambio en la conducta del organismo; en este sentido cabe hacer mención al concepto de la respuesta de lucha-huida, que se debe a la liberación de neurotransmisores que hacen que el nivel de activación del sistema nervioso se intensifique, especialmente la adrenalina y la noradrenalina. La paralización es otro patrón comportamental asociado al miedo.

Cuando sentimos miedo aumentan nuestras frecuencias cardiaca y respiratoria (lo cual lleva a la hiperventilación), así como la tensión muscular y la intensidad de la sudoración. En cuanto a la expresión facial, el miedo se asocia con la elevación de las cejas y de los párpados superiores, con la retracción de los labios y con la tensión de los párpados inferiores.

2. Tristeza

Sentimos tristeza cuando experimentamos una pérdida o un duelo; no necesariamente debe ser la de un ser querido, sino que también puede suceder con un objeto o incluso con una expectativa u otro tipo de creencia personal. Esto lleva con frecuencia a la disminución de la actividad motora, al aislamiento social y a la aparición del llanto.

Desde la perspectiva evolucionista se ha propuesto que la función adaptativa de la tristeza es la de permitir que nos recuperemos emocionalmente de las pérdidas y que generemos nuevas estrategias y planes de vida; en este sentido la tristeza se ha asociado a la creatividad. No obstante, cuando la tristeza es muy intensa y prolongada esta emoción puede evolucionar hacia un estado de depresión.

La expresión facial característica de la tristeza se corresponde, según Ekman, con el descenso de los párpados superiores y de los extremos de los labios. También se observa una menor focalización de la mirada en el punto de atención.

3. Alegría

La alegría es un estado emocional agradable, a diferencia de la mayor parte de las emociones básicas descritas por Ekman. Este término engloba un amplio rango de sentimientos, desde la satisfacción hasta la euforia.

La diferencia básica del concepto de alegría con el de felicidad es su duración. Así, según muchas definiciones la felicidad podría ser considerada como un estado general y duradero de alegría, o al menos uno en que esta emoción predominara sobre las emociones negativas de forma clara durante un periodo de tiempo largo.

Los movimientos faciales fundamentales que acompañan a la experiencia emocional de alegría son la elevación de las mejillas y la aparición de arrugas en la comisura de los ojos- es decir, las conocidas “patas de gallo”.

4. Ira

Como sucede con el miedo, el enfado y la ira son emociones relacionadas con la activación del sistema nervioso y la liberación de adrenalina y noradrenalina; por tanto, también se identifican con el incremento de la frecuencia cardiaca y de la respiratoria, así como con la reacción de lucha-huida.

Según los estudios de Ekman, cuando nos enfadamos nuestras cejas se acercan y descienden, mientras que los labios se aprietan. Además aparece un “brillo” en la mirada; es a esto a lo que nos referimos cuando usamos la expresión “mirada asesina”.

5. Sorpresa

A diferencia del resto de emociones básicas, la sorpresa no es considerada positiva ni negativa (es decir, agradable o desagradable) sino que puede incluir componentes fisiológicos propios tanto de la alegría como del miedo.

Siguiendo con las propuestas de Paul Ekman, la expresión facial de la sorpresa consistiría en la apertura de la boca y de los ojos junto con la elevación de la musculatura asociada a las cejas.

Una investigación llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Glasgow (Jack, Garrod y Schyns, 2014) puso en cuestión el modelo clásico de Ekman. Estos autores, que también estudiaron las expresiones faciales asociadas a cada emoción, concluyeron que la sorpresa no se distingue del miedo en lo fundamental. Algo similar sucede con la ira y el asco, como veremos a continuación.

6. Asco

El asco es la emoción que expresa el rechazo a estímulos determinados que resultan desagradables para alguno de los sentidos; por ejemplo, puede aparecer en respuesta a objetos que huelen mal, pero también ante personas que provocan en el individuo una especie de idea de sufrir algún tipo de contaminación, sea esta consciente o no.

Según Jack y colaboradores, la emoción de asco no se distingue de la de ira, sino que fisiológicamente se trataría de la misma. Así, por ejemplo, arrugar la nariz o levantar el labio superior son indicadores tanto de lo que denominamos “asco” como de la ira; en este mismo sentido, cuando sentimos miedo o sorpresa una de nuestras reacciones naturales es alzar las cejas.