El riesgo de apagón en España es una realidad. Casi siempre se había visto como algo muy lejano y que se vinculaba a la ciencia ficción. Pero en muy poco tiempo podríamos quedarnos sin electricidad.
Las secuelas de una transición energética acelerada se detectarían en cuestión de un par de años. Así lo recoge un estudio de la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-3). El parque de generación eléctrica de nuestro país cuenta con muchas posibilidades de desaparecer por la falta de inversión económica.
En el caso de no adoptar medidas a tiempo, los problemas se dejarían notar mucho antes de lo que pensamos. Los expertos estiman que será en 2025 cuando más se dejen notar los cortes de suministro eléctrico.
Detectan una relación entre los países que preparan una transformación importante en su mix de generación y el incremento de apagones. Entre ellos hay territorio como España, pero también se incluyen Italia o Alemania.
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¿Cuánto tiempo nos quedaríamos sin luz?
Hoy en día estamos acostumbrados a sufrir apagones muy de vez en cuando. Por lo general obedecen a problemas de las compañías eléctricas y no siempre afectan a todo un municipio. Suelen concentrarse en una serie de calles o barrios, causando un grave perjuicio.
Lo normal es que no se alargue más allá de unos pocos minutos, pero la situación no resulta nada optimista para dentro de dos años. En el citado informe de ese organismo elevan hasta las 6,7, las horas que permanecería nuestro país sin suministro de energía al año. Pero España no sería el territorio más afectado por todo esto. En una situación más preocupante se encuentran Irlanda o Malta.
¿A qué están motivados esos fallos eléctricos?
En el caso de nuestro país, lo realmente curioso es el motivo que provoca ese deterioro en el sistema eléctrico. Lo atribuyen a la debacle económica del gas (ciclos combinados y cogeneración), señala el diario El Mundo. Lo consideran esencial para darle más estabilidad a un sistema al que se van uniendo más renovables con los años.
Explican que el ritmo de despliegue de energías limpias que establece el Plan Nacional de Energía y Clima obligará a España a actuar. Entre otras cosas se verán en la necesidad de conservar como mínimo 30 GW de potencia firme, ya sea nuclear, gas o carbón.
Sobre este tipo de energías hay un control de 'encendido y apagado'. No ocurre lo mismo con la solar o la eólica, que están condicionadas a las condiciones meteorológicas. Se estima que el 80% de la energía que es posible controlar la proporcionan las centrales gasísticas.
Sin embargo, hay un gran contratiempo con todo esto. Y es que estas instalaciones llevan un tiempo ya siendo inviables desde el punto de vista económico. Fuentes del sector explican que en torno al 70% del parque de ciclos combinados cuenta con pérdidas operativas y no consiguen recuperar sus costes fijos.
El gas, la única solución para nuestro país
El cierre de las centrales de carbón y las intenciones de desmantelar las plantas nucleares hace que se confíe todo al gas. Se trata de la única fuente de potencia firme para los próximos años.
En el informe realizado por ENTSO-E se recuerda uno de los grandes reclamos que viene haciendo la patronal gasística Sedigás. Muestra su intención de recuperar los pagos por capacidad. Esto implica que haya una subvención para estas centrales a modo de compensación para estar disponibles cuando se necesite.
El Ejecutivo ha incluido este mecanismo en la idea de reforma del mercado eléctrico que ha remitido a Bruselas. Pero queda por saber si la solución se recibirá antes de que tenga lugar ese desmantelamiento.