Ser autónomo en España es una decisión que muchos trabajadores se ven abocados a tomar, ya sea por el tipo de sector, donde se estila este modo de trabajo, o por voluntad propia. Para este colectivo todo puede ser más difícil.
Los trabajadores por cuenta propia no suelen tener unos ingresos fijos. A veces, ni siquiera, contar con los mismos clientes a lo largo de todo el ejercicio fiscal. Esta situación hace que haya más incertidumbre en la figura del autónomo.
Esto ocurre en muchas situaciones regulares. Una de ellas es la de intentar adquirir un inmueble en propiedad, para lo que puede necesitar pedir una hipoteca al banco. Sin embargo, las entidades son más reticentes en este tipo de caso.
Los autónomos deben demostrar más garantías que el resto de trabajadores
Frente a los trabajadores por cuenta ajena, los autónomos deben demostrar más garantías. Los requisitos para demostrar solvencia económica no son difíciles de reunir, pero esto es aún peor para este colectivo.
Con mucha probabilidad, el banco exija más ahorros previos o avales para poder conceder este dinero. Esto es así porque los bancos pueden considerar a los autónomos como personas con riesgos a impagos. Por ello, pueden pedir documentos adicionales.
En primer lugar, la antigüedad del negocio o la empresa se erige como un factor fundamental en la evaluación del riesgo crediticio. Cuantos más años de actividad pueda demostrar el autónomo, menor será el riesgo percibido por el banco.
La estabilidad de los ingresos también es un componente crítico de la evaluación crediticia. Sabemos que los ingresos de un autónomo pueden fluctuar significativamente de un mes a otro. Por esto los bancos analizan cuidadosamente los patrones de ingresos a lo largo del tiempo para evaluar la tendencia.
Otro aspecto relevante es la presencia de otras deudas. Si el solicitante ya tiene deudas pendientes, esto puede penalizar su capacidad para asumir un nuevo préstamo hipotecario. Los bancos suelen calcular la relación entre los ingresos y las deudas existentes.
Los ahorros son un elemento adicional que se tiene en cuenta y puede ser beneficioso, ya que demuestra la capacidad del autónomo para hacer frente a gastos inesperados y aportar un pago inicial para la hipoteca.
Además, el solicitante tiene que aportar su última declaración del IRPF, así como un informe de vida laboral y un resumen contable de su empresa. Tampoco escapa por parte del banco la comprobación de si existe un historial crediticio de impagos.
Así es la dura realidad de los autónomos en España
Ser autónomo, desgraciadamente, es visto en muchos casos más como una obligación que como un deseo. En España hay más de 3,3 millones de autónomos y dos terceras partes de estos lo son por necesidad y no por vocación. Estos datos salen de un informe de Adecco.
Es decir, el 65,10 % de los autónomos no llegaron a esta situación por querer trabajar de forma independiente. Según este informe, el 60,42 % explica que preferirían tener un trabajo por cuenta ajena a tiempo completo.
Los 'freelances' llevan a cabo su trabajo principalmente en solitario (75 %), bien desde su domicilio (45,31 %) o desde un local rentado (21,88 %). Solo el 13,02 % cuenta con una oficina en propiedad.
Una de las mayores desventajas de ser autónomo son sus jornadas intensas jornadas laborales y su escasez de descansos semanales. De hecho, un tercio de estos, el porcentaje más elevado (36 %), trabaja seis días a la semana. Además, un 26,5 % asegura que no descansa un solo día y trabajan durante la semana completa.