La reforma de las pensiones planteada por el ministro Jose Luis Escrivá ha generado muchas dudas. La aprobación de dicho plan contempla una serie de medidas que provocarán un importante daño económico en la mayoría de ciudadanos. Pero ahora se acaba de conocer que hay un grupo de jubilados que se convertirán en los grandes damnificados.
La información que se ha facilitado a los grupos parlamentarios no es precisamente clara. Y los datos que permiten extraer conclusiones proceden sobre todo de entidades e institutos de estudios económicos. Entre ellos el Fedea, que destapó con su último análisis las consecuencias que puede acarrear el plan del Ministerio de Seguridad Social.
Desvelan, entre otras cosas, qué grupos de personas serán las grandes perjudicadas por las medidas que se implantarán. Los trabajadores con los sueldos más elevados saldrán especialmente castigados con esta reforma. Tal y como se preveía en un primer instante, se verán obligados a pagar más dinero a la Seguridad Social.
Sin embargo, eso no significará que vayan a recibir por parte del Estado unas pensiones más altas o que vayan en consecuencia a sus salarios. La pérdida de poder adquisitivo será considerable una vez que dejen sus trabajos y accedan a la jubilación.
Todo hacía indicar que se mantendría su situación llegado el momento de la retirada. Sobre todo tras plantearse una triple vía para el aumento de las cotizaciones. Entre ellas el mecanismo de equidad intergeneracional, el destope de las bases máximas y la cuota de solidaridad.
Pese a ello, el porcentaje de pensión al que tendrán acceso cuando se jubile irá reduciéndose. Será mucho más bajo respecto al último salario. Tal y como recoge el diario ABC, se están retirando con una paga que equivale aproximadamente al 80% de su última nómina.
Una pérdida del 60% respecto al sueldo de trabajador
Pero cuando se ponga en marcha todo el paquete de medidas de la reforma, el porcentaje se rebajará hasta el 60%. Toda una sorpresa para este grupo de trabajadores que vera mermada su economía llegado el momento de la jubilación.
El director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Ángel de la Fuente, ofrece su valoración al respecto. Explica que implica "una reducción muy considerable del grado de contribuidad del sistema". El Gobierno tratará de aprovecharse de aquellos que cuenten con los sueldos más elevados, aunque esto no repercutirá en las prestaciones que perciban.
Existe mucha incertidumbre sobre el impacto que pueden llegar a presentar las propuestas recogidas en esta reforma. Una de las decisiones más controvertidas fue el incremento del periodo de cómputo de la pensión, que pasó de 25 a 29 años. De estos, el trabajador podrá descartar los dos peores.
Cómo afectarán los cambios a las arcas del Estado
Entre 2024 y 2050, las bases máximas aumentarán un 1,2% por encima de la inflación. El incremento de las bases permitiría que los ingresos por cotizaciones escalase en 0,4 puntos del PIB para 20250. Lo que se traduciría en unos 5.600 millones.
Por su parte, la cuota de solidaridad empujaría al millón de cotizantes por encima de la base máxima a afrontar otro 0,1% extra. En este caso, se confía en recaudar 1.400 millones.
De la Fuente indica que "el potencial recaudatorio de gravar estas rentas, incluso a tipos muy elevados, es por tanto muy limitado". Sobre todo si se compara con "el de gravámenes sobre bases más amplias".
El golpe que se le asestará a los que más contribuyan al sistema será considerable. Hay varios datos, además, que deben invitar a la reflexión.
Con la reforma de Escrivá, las pensiones netas se verán reducidas en un 2%. Además, más de la mitad de los asalariados (60%) cobran menos que los recién jubilados, por lo que resulta complicado sostener ese formato.