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Una pareja cogida con los dedos de la mano sobre unas vías de tren

¿Qué es la libido? Definición y cómo aumentar el deseo sexual

La palabra libido es utilizada como sinónimo de deseo sexual, y tiene que ver con elementos tanto fisiológicos como psicológicos y socioculturales.

La palabra libido es casi siempre utilizada como sinónimo de deseo sexual. Se trata de una energía que desarrollamos en el seno de nuestra biología y de nuestra cultura. Como concepto tiene sus antecedentes en la teoría psicosexual de Sigmund Freud, aunque actualmente se usa en medicina para el tratamientos de la disfunción sexual.

En el siguiente artículo veremos  qué es la libido (cuáles son las definiciones de la rae y de los textos especializados), así como algunas de las principales formas de aumentar el deseo sexual.

¿Qué es la libido?

De acuerdo con  la RAE (Real Academia Española) la libido es el deseo sexual, considerado por algunos autores como el impulso y la raíz de la actividad psíquica. Aunque en ocasiones se acentúa ("líbido"), la misma institución mantiene la gramática sin acento: libido. Y no debe confundirse con el concepto de “livedo reticularis”, que es un trastorno de las extremidades causado por espasmos de los vasos sanguíneos.

Otra definición de libido nos la ofrece la Enciclopedia de Psicología y Religión editada por Springer (2016). Nos dice que "libido” es un término originalmente usado en la psicología psicoanalítica  para denotar la energía sexual fundamental en el organismo humano, manifestada como instinto sexual o bien, como impulso sexual; lo que en última instancia favorece la reproducción de la especie.

Como podemos ver,  la definición del concepto de líbido está fuertemente relacionada con teorías psicológicas  que explican por qué y cómo las personas pensamos, sentimos y nos comportamos como lo hacemos, específicamente en relación a la actividad sexual.

En este sentido, la disminución y el aumento de la libido puede estar relacionado con la actividad de neurotransmisores como la serotonina, o bien, con la secreción de hormonas como las testosterona, pero no necesariamente.

A pesar haber surgido en lenguaje especializado, la palabra “libido” se ha vuelto parte importante del lenguaje coloquial. Por lo general hace referencia al interés que las personas desarrollamos hacía experimentar excitación sexual de distintas maneras, y cómo esto afecta o no nuestros vínculos sexo-afectivos.

Orígenes del concepto en la teoría psicosexual de Freud

El término “libido” se utilizó por primera vez en 1898, por un médico de nombre A. Moll en un texto sobre fisiología y sexualidad. Fue retomado décadas después por el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, a quien se le atribuye el principal desarrollo de la Teoría de la libido.

En psicoanálisis, la teoría de la libido es uno de los muchos términos que componen la teoría del desarrollo  psicosexual y la teoría de los instintos. Específicamente en la perspectiva freudiana, la libido hace referencia a la manifestación dinámica de la sexualidad.

Es, además, la fuente de toda la energía mental y tiene la cualidad de fluir hacia cualquier cosa, persona, vínculo, etc., que sea objeto de nuestra atención. Por lo mismo, Freud sugería que la libido establece nuestra relación psíquica con los objetos, tanto en la fantasía como en la realidad.

Por ejemplo, habla de la actividad creativa como una forma de “sublimar” la líbido. Es decir, una forma de dar a la energía sexual un sentido socialmente prudente (que vaya de acuerdo con los propósitos de los grupos sociales e instituciones a las que pertenecemos).

Esta descarga de la energía sexual es, de hecho, la fuente o el origen de la propia civilización y de la estructuración psíquica, según la teoría psicoanalítica de perspectiva freudiana.

El concepto de líbido en las disciplinas médicas

Entre otras cosas, y aunque no exclusivamente, la libido puede evolucionar como deseo sexual (fijando la energía hacia las personas y los vínculos sexo-afectivos), así como en términos de función o disfunción.

Esto fue ampliamente desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo XX, no sólo por otros psicólogos, sino por médicos de distintas disciplinas, como la fisiología y la neurología.

Estos últimos utilizan la palabra libido ya no en el sentido psicoanalítico, sino en términos de deseo sexual, incluyendo la actividad orgánica y los procesos o motivaciones de origen psicológico. A partir de entonces se desarrollaron teorías sobre los ciclos de respuesta sexual, donde el deseo podía seguir un curso patológico.

En el mismo período comenzaron a describirse los “trastornos sexuales”. Entre ellos se encuentra  la disfunción sexual, definida como una alteración del deseo sexual  y de los cambios psicofisiológicos asociados con el ciclo de respuesta sexual.

La libido, en el mismo contexto, tiene que ver con estados mentales que son reflejados o inhibidos en la activación del comportamiento sexual. Abarca las diversas formas en que una persona es incapaz de participar de una relación sexual tal como lo desea. Además, puede actuar de la misma forma en hombres y mujeres, pero no necesariamente.

¿Cómo aumentar la líbido? 5 formas de incrementar el deseo sexual

Una vez que el concepto de deseo sexual se popularizó en disciplinas médicas, terminó por transformarse en un atributo o una habilidad que es posible desarrollar, disminuir, o aumentar según las necesidades de cada quien y del contexto.

Así pues, se han desarrollado algunas técnicas e incluso opciones farmacológicas destinadas a aumentar la libido o la potencia sexual. Veremos a continuación 5 de las principales.

1. Medicación y deseo sexual

Quizá el medicamento más relacionado con deseo sexual es el sildenafilo, mejor conocido como “viagra” o “sildenafil”. Aunque este medicamento es útil para el tratamiento de la disfunción eréctil, no necesariamente incrementa el deseo sexual.

Es así ya que mejora la respuesta fisiológica para la erección, pero no necesariamente la percepción psicológica sobre la excitación sexual. Además, este medicamento ha sido históricamente destinado a la sexualidad de los hombres.

Especialmente en el caso de las mujeres se han utilizado terapias hormonales a base de parches de testosterona (Intrinsa, el nombre comercial más común), ya que algunas investigaciones han explorado la libido femenina y la deficiencia de andrógenos.

No obstante, no existe un consenso sobre la relación directa entre deseo sexual y dicha hormona, y por lo tanto tampoco hay consenso sobre su eficacia.  

2. Los afrodisíacos

Los afrodisíacos son sustancias capaces de aumentar la libido (el deseo sexual), la potencia o el placer. Se trata de elementos que han sido utilizados en distintas culturas y que tienen por objetivo gratificar nuestros sentidos.

Por ejemplo, a través de la música, los aromas o la comida. La hipótesis es que dicha gratificación podría acentuar también la experiencia sexual, ya que actúan en el sistema nervioso central alterando neurotransmisores como la serotonina, o bien,  la concentración de distintas hormonas.

Algunos de los afrofisíacos más populares son los moluscos; la ambreina (secreción intestinal de las ballenas); el extracto de la salvia pratensis; la hoja y las semillas de la buglossoides arvensis; la piel de anfibios del género bufo; el aceite de nabo y el jengibre, entre muchos otros.

A nivel científico sus efectos se han investigado en animales, y en menor medida en seres humanos.

3. Acudir a psicoterapia

Actualmente existen muchas opciones de psicoterapia conducidas por especialistas en sexología. Esta última es la disciplina encargada de estudiar la sexualidad del ser humano, incluyendo el comportamiento sexual y sus manifestaciones.

Al abordar las inquietudes personales desde enfoques tanto fisiológicos como psicológicos, la psicoterapia puede ser muy útil para determinar las causas de la disminución de la libido, así como para el tratamiento de las mismas.

Además, esta opción es importante ya que en ocasiones dicha disminución puede esta relacionada con la actividad orgánica, y en otros momentos puede esta más relacionada con la actividad psicológica, lo cual es un dato relevante para el tratamiento.

 

4. Mejorar el estilo de vida y la salud en general

Considerando que la sexualidad es un aspecto muy importante para el desarrollo vital, es importante analizar el estilo de vida desenvuelto a su alrededor.

Por ejemplo, una investigación sobre la relación entre los trastornos del sueño y la disminución de libido reporta que la disminución de la libido en hombres está relacionada con el diagnóstico de apnea obstructiva del sueño.

Este último disminuye de manera importante la calidad del sueño, además de generar ansiedad y depresión, lo que se ha relacionado también con la disminución de la libido.

5. Conocer el propio cuerpo

Otra de las opciones para incrementar la libido es la exploración, el cuidado y el conocimiento del propio cuerpo.

Eso puede ser útil ya que, el trasfondo psicológico de la falta de deseo sexual, muchas veces se encuentra la monotonía, la poca autonomía sobre la propia sexualidad y la desinformación sobre nuestra anatomía y sobre nuestros placeres.

En este sentido, el conocimiento sobre el propio cuerpo y sobre los propios gustos, disgustos y ritmos respecto a la actividad sexual puede favorecer e incrementar la libido.