El gusano pulmonar de la rata ya está en España, en concreto ya ha hecho su primera incursión en Valencia. Esto supone una serie advertencia para las autoridades sanitarias, que deben trabajar en la búsqueda de soluciones. Este parásito puede llegar a resultar muy dañino para los humanos.
En el caso de colarse en nuestro cerebro existe la posibilidad de que provoque meningitis. La catedrática de la Universidad de Valencia, María Teresa Galán, explica que "se trata de un parásito emergente, que está en expansión". Llama a mantener la calma, aunque no a relajarse.
Ella se encargó de liderar una investigación que detectó dicho gusano en dos especies distintas de ratas en la ciudad valenciana. Tanto en las de alcantarilla como en la rata negra que resulta más frecuente en entornos rurales. Después de estudiar a 90 ejemplares encontraron el parásito en el 9% de ellos.
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Galán especifica que "las ratas son el hospedador definitivo" del gusano. Sospechan que han sido "capaces de distribuirse por todo el mundo a través del tráfico marítimo en los barcos". Es endémico del sur de Asia, y la cuenca del Pacífico, aunque también fue descubierto en la India, Sudamérica, Caribe y puntos de África.
¿Cómo se propaga este parásito?
Este parásito se aprovecha de varios seres para propagarse. Además de las ratas, en su ciclo de transmisión suelen participar otras especies como los caracoles y babosas, que desempeñan funciones de intermediarias.
El catedrático del Laboratorio de Parasitología Bioquímica de la Universidad de Granada, Antonio Osuna, explica el citado proceso. Los gusanos adultos suelen instalarse en las arterias pulmonares de los roedores, donde procrean. A continuación, las larvas se desplazarán hasta la tráquea, donde son tragadas y conducidas al aparato digestivo para a continuación ser expulsadas con las heces.
Una vez que se encuentran fuera pueden llegar a alcanzar a los caracoles y babosas. Es ahí cuando llegan hasta los humanos o a otros mamíferos. "Pueden adquirir la infección si comen estos moluscos poco cocinados o vegetales contaminados con restos de los mismos", aclara.
También pueden actuar como portadores los camarones de agua dulce o los cangrejos de tierra. Es habitual que estos animales ingieran este tipo de moluscos.
¿Cuáles son los síntomas que experimentan las personas?
Los contagiados empezarán a notar los síntomas entre una y tres semanas después de ingerir las larvas infectivas. Los síntomas suelen clasificarse de leves o graves, que es lo que ocurre cuando provocan una meningitis eosinofílica.
Esta afección surge a partir del momento en que no puede completar el parásito su ciclo de desarrollo y se establece en el cerebro. Esto desencadenará una inflamación de las membranas que recubren el cerebro, además de un aumento de los glóbulos blancos en el líquido cefalorraquídeo.
¿Hay motivos para preocuparse?
Galán indica que la mayor parte de las veces, "la infección se resuelve por sí sola, aunque se han documentado casos de muertes". Aseguró que no hay un tratamiento concreto para atajar este problema. Además, recalcan que hay un debate sobre la idoneidad de acabar con estas larvas que se esconden en el cerebro.
La investigadora aclara que "la probabilidad, tanto de infección, como de desarrollar problemas graves es baja". Sin embargo, es preciso recordar que "el parásito está aquí y que puede causar meningitis".
Es importante extremar la higiene en los alimentos
Los expertos recuerdan que es preciso extremar la higiene durante la manipulación de cualquier alimento que se encuentre contaminado. Proponen "lavar muy bien la verdura, a chorro bajo el grifo", sin necesidad de utilizar productos especiales.
También hacen hincapié en no consumir caracoles u otras especies que puedan verse afectadas en la infección. En el caso de hacerlo, la clave estaría en cocinarlo bien.