Si bien el amor es una experiencia poliédrica, es innegable que compuestos químicos de nuestro organismo, como la oxitocina, son fundamentales en el amor. Nos referimos tanto a hormonas (incluyendo a la anterior, que es llamada con frecuencia “la hormona del amor”) como a neurotransmisores, dos tipos de sustancia natural muy importantes en el funcionamiento del cuerpo humano.
Nos hemos propuesto intentar describir, desde una perspectiva biologicista, qué es estar enamorado, en qué consiste la química del amor y por qué nos enamoramos. Dejaremos de lado en este caso la influencia de los factores sociales, como los modelos relacionales que se inculcan en cada cultura, que no obstante deben ser incluidos en un análisis completo del fenómeno del enamoramiento.
¿Qué es estar enamorado? ¿Por qué nos enamoramos?
El amor y el enamoramiento son fenómenos complejos y difíciles de definir. De hecho, resulta evidente que no existe un verdadero consenso social en torno al significado concreto de estos términos, y ni siquiera sobre si amar y estar enamorado son lo mismo o bien cada uno de los conceptos hace referencia a realidades distintas.
En cualquier caso, y a grandes rasgos, podemos afirmar que estar enamorado implica una atracción de tipo psicológico y/o físico por otra persona; en el segundo caso, el componente sexual tiene un peso fundamental.
El apego que se siente hacia el ser querido, otro factor clave, se puede relacionar quizá más con el término “amor” que con el de “enamoramiento” en el sentido de que refiere a una vinculación sólida a largo plazo. En la misma línea, el compromiso se asocia al amor de pareja.
La teoría triangular de Sternberg afirma que el amor tiene tres componentes (la intimidad, la pasión y el compromiso) y que distintas combinaciones pueden dar lugar a varios tipos de amor. Así, por ejemplo, el concepto clásico del amor romántico se relacionaría en mayor medida con la intimidad y con la pasión que con el compromiso. Por supuesto, existen otros modelos teóricos que plantean propuestas alternativas.
La química del amor: bases biológicas de este sentimiento
A pesar de que múltiples factores de tipo social influyen en el modo en que percibimos y evaluamos las experiencias de amor y de enamoramiento, el hecho de que sean compartidas por todos los grupos humanos y los cambios fisiológicos que suceden en estos casos indican de forma clara que el amor tiene una base biológica que se puede estudiar científicamente.
De hecho, en las últimas décadas se han llevado a cabo numerosas investigaciones en torno a los procesos que tienen lugar en nuestro organismo cuando nos enamoramos. Ello ha permitido identificar qué papel cumplen en el amor distintos compuestos químicos que nuestro cuerpo produce de forma natural.
1. Dopamina, feniletilamina y otros neurotransmisores
La dopamina es el neurotransmisor más importante en el enamoramiento. No sólo influye en el deseo sexual (del que hablaremos a continuación), sino que además de este compuesto químico depende el sistema de recompensa cerebral, por el cual aprendemos a asociar determinados estímulos, como los seres queridos, con sensaciones y sentimientos placenteros.
La noradrenalina es un neurotransmisor cuya liberación se asocia con respuestas de activación fisiológica, como el aumento de la frecuencia cardiaca, típicas de la atracción interpersonal y de muchas otras situaciones. En relación a los fenómenos que entendemos por amor, la noradrenalina contribuye a la liberación de oxitocina (“la hormona del amor”) y de dopamina.
Algo similar sucede en el caso de la serotonina, neurotransmisor con efectos reguladores en el estado de ánimo, en el apetito, en el sueño, en la memoria y en otros procesos biológicos. La disminución del hambre y del sueño que se asocian a veces al enamoramiento podrían relacionarse con la serotonina y la noradrenalina.
Es importante mencionar también el papel de la feniletilamina, un compuesto químico que actúa como neuromodulador más que como neurotransmisor. La feniletilamina contribuye a la liberación de dopamina y de noradrenalina, y la potenciación que ejerce sobre los efectos de ambos químicos también parece jugar un papel clave en las bases biológicas del enamoramiento.
2. Hormonas sexuales: la testosterona y los estrógenos
Aunque los términos correctos para hacer referencia a la testosterona y a los estrógenos de forma conjunta son “esteroides sexuales” o “esteroides gonadales”, por lo general se habla de ellos como “las hormonas sexuales”. En este conjunto de compuestos químicos se incluye también la progesterona, implicada en el ciclo menstrual, en el embarazo y en la gestación.
En relación al enamoramiento, los estrógenos y los andrógenos suponen la base biológica del deseo sexual ya que son los principales responsables del desarrollo de las características y de las funciones sexuales humanas.
Tanto el organismo de los hombres como el de las mujeres tienen a la vez andrógenos y estrógenos; sin embargo, los niveles varían de forma correlativa al sexo biológico. La testosterona y el resto de andrógenos se asocian en mayor medida a características sexuales más propias de los hombres (crecimiento del pene o del clítoris, aparición del vello corporal, aumento de la masa muscular) y los estrógenos al sistema reproductor femenino.
Tanto la testosterona como los estrógenos modulan la actividad de la dopamina en el cerebro, contribuyendo así al desarrollo del enamoramiento por otro mecanismo adicional.
3. Oxitocina y vasopresina: las hormonas del amor
Estas dos hormonas se sintetizan en el hipotálamo, un núcleo situado en la base del cerebro que conecta el sistema endocrino, encargado de las hormonas, con el sistema nervioso, compuesto por el encéfalo, la médula espinal, los nervios y los ganglios.
La oxitocina y la vasopresina (u hormona antidiurética) son las responsables del apego, un componente del amor que no sólo se da en el de tipo sexual o en el enamoramiento sino en todas las relaciones afectivas, siendo particularmente importante el vínculo de apego que se establece entre una madre y su bebé -que podría ser considerado un tipo de enamoramiento, por otra parte.
El mecanismo por el cual influyen en el amor parece ser el hecho de que producen sensaciones de bienestar, relajación y tranquilidad que fortalecen el vínculo que tenemos con otra persona si son liberadas al contacto con esta. Sin embargo, es necesaria más investigación para describir cómo actúan exactamente la oxitocina y la vasopresina en el ámbito del apego en los seres humanos.
Ambas hormonas cumplen otras funciones además de las relativas a las sensaciones placenteras y al apego: mientras que la oxitocina es muy importante para el parto y para la lactancia, la hormona antidiurética es conocida sobre todo porque promueve la vasoconstricción y la reabsorción de líquido por parte de los riñones.
Referencias bibliográficas:
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