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Croquetas en un plato de cerámica negro

Los productos caseros y de la abuela que engañan: los expertos desvelan la verdad

A todos nos encantan los productos que encontramos en el súper bajo la calificación de ‘artesanales’ o ‘caseros’. Pero, ¿es esto del todo cierto?

Todos hacemos la compra en el supermercado. Y, en mayor, o menor medida, tendemos a preocuparnos por lo que compramos. No solo que sea de calidad, sino que sea saludable, por lo que nos vamos directos a esas opciones que aparecen como “caseras” o “tradicionales”... pero, ¿son realmente así?

¿A quién no le gustan las típicas croquetas de la abuela? ¿Y el caldo casero de verduras o de pollo? Son, es cierto, opciones siempre apetecibles, que pueden recordarnos a nuestra infancia.

Siguiendo con este planteamiento, la realidad es que cada vez más marcas de alimentación tienden a utilizar en sus envases la etiqueta de “natural”, “artesanal” o “tradicional” como reclamo para vender más productos. 

Lo que nos puede llevar a la siguiente pregunta, ¿es todo lo que se vende verdaderamente así? No solo eso, también podemos cuestionarnos si este tipo de productos, aparentemente naturales o caseros, son también saludables. Empecemos por el principio.

¿Por qué hay productos que se venden como caseros, naturales o artesanales?

Como hemos comentado anteriormente, son muchas las empresas de alimentación que utilizan distintos reclamos, que saben que van a funcionar entre la mayoría de los clientes, con la finalidad de vender muchos de sus productos alimenticios. Basta con acudir a un supermercado y pararnos delante de algún estante. ¿Cuántos productos contienen en su envase las palabras “casero”, “natural” o “artesanal”? 

 

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Posiblemente, si nos encontramos ante dos productos similares, en los que uno tiene la etiqueta de “casero”, y el otro no, es bastante probable que optemos por el primero. Porque inmediatamente tendemos a pensar en que es más natural; y, con ello, más saludable.

Como comenta Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor del libro 'Que no te líen con la comida (Destino, 2021)', muchas empresas usan estas denominaciones porque “nos evocan ideas románticas”.

Más aún, “nos hacen pensar que estamos comprando algo que en realidad no es así”. Además, “utilizan a menudo palabras que no están recogidas en la legislación”, lo que significa que pueden usarlas sin temor a cometer algún tipo de ilegalidad.

Imágen de las estanterías de la nevera de un supermercado
¿Cuántos productos contienen en su envase las palabras “casero”, “natural” o “artesanal”?  | Getty Images

Ojo: casero no es siempre sinónimo de más saludable

Llegados a este punto, también es normal que tendamos a pensar que algo que lleva por nombre “casero” o “receta de la abuela” es instantáneamente más sano. Pero esto no es siempre así.

Podemos poner como ejemplo una lasaña industrial de las que podemos encontrar en el supermercado. Aun cuando esta lleve en su etiquetado la palabra “casera” (lasaña casera), lo más probable es que nos encontremos ante un ultraprocesado.

Esto significa básicamente que esa lasaña a la venta en el supermercado, por muy “casera” que diga ser, en realidad estará repleta de grasas saturadas e ingredientes poco o nada saludables. Además de una gran cantidad de sal.

Una pizza de jamón y piña
Las pizzas, por muy artesanas que sean, no son nunca saludables | Canva

Algunos términos sí están regulados

Existen algunos términos que sí se encuentran regulados. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la denominación de “artesanal”. Según Lurueña, “está definido para algunos alimentos, como pueden ser el pan o los helados”. 

Y ocurriría algo parecido con “natural”, que únicamente estaría contemplado para cuestiones más concretas, como los aromas de origen natural (evidentemente, en contraposición a los sintéticos).

Pero las marcas utilizan sus trucos, de manera que pueden sustituir “artesanal” por “tradicional”, de manera que muchas personas optarán por ese producto por el hecho de que es “tradicional” (aunque realmente no lo sea).