Muchos son los usos, aplicaciones, beneficios y propiedades que tienen los probióticos. Estos microorganismos son normalmente utilizados para la promoción de la salud general y el funcionamiento de la microbiota de nuestro cuerpo.
En este artículo vamos a explicar qué son los probióticos, qué alimentos probióticos naturales hay, qué beneficios principales tienen este tipo de bacterias beneficiosas para nuestro organismo y en qué se diferencian de los llamados “prebióticos”.
Probióticos: ¿qué son?
Los probióticos son microorganismos vivos que, si son administrados en cantidades adecuadas, comportan un efecto beneficioso para el funcionamiento intestinal. Estos microorganismos son bacterias no patógenas (organismos unicelulares que no promueven o causan enfermedades) y una levadura, Saccharomyces.
Los probióticos también se usan a veces para referirse a una forma de tratamiento nutricional basada en el consumo de alimentos probióticos y suplementos dietéticos. La mayoría se producen para consumo humano en forma de productos lácteos que contienen dos tipos de microbios: lactobacilos y bifidobacterias.
Al igual que ha sucedido con el uso prolongado de jalea real, los probióticos ahora también se usan en cremas faciales y productos cosméticos similares.
En la década de 1990 el interés en los probióticos aumentó. Varios estudios establecieron la importancia clínica de los lactobacilos y las bifidobacterias en la mejora de la eficacia de la absorción de lactosa, en el tratamiento de la diarrea en niños y en la lucha contra las infecciones por hongos vaginales recurrentes.
Dos cepas cuyos beneficios han sido comprobados y que se comercializan en los Estados Unidos son Lactobacillus reuteri, un producto sueco probado contra la diarrea en niños debido a un rotavirus (un virus transmitido de las heces), disponible en la marca de yogur Stoneyfield, y Saccharomyces boulardii, un producto de levadura disponible en cápsulas eficaz contra la diarrea asociada a antibióticos.
Probióticos y prebióticos
El concepto “prebiótico” se refiere principalmente a ciertos alimentos, y ocasionalmente a ciertos productos alimenticios, que respaldan la viabilidad de los microorganismos probióticos, promoviendo su proliferación.
Asimismo, son compuestos que no se pueden digerir por el organismo, pero que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas. Pueden aparecer en forma natural en algunos alimentos, pero también pueden ser añadidos de forma externa.
A diferencia de los probióticos, los prebióticos no son microorganismos vivos sino que son simplemente sustancias que estimulan y promueven el crecimiento de los mismos probióticos y de otras bacterias no patógenas que se encuentran en nuestro organismo y forman parte de nuestra flora intestinal.
Algunos ejemplos de productos alimenticios prebióticos son los fructooligosacáridos (fructooligosacáridos o azúcares derivados de las frutas y resistentes a la digestión), y los galactooligosacáridos (galactooligosacáridos), azúcares en los alimentos que contienen galactosa, como la leche de cabra.
Alimentos probióticos naturales
Algunos ejemplos de alimentos probióticos son el miso, los encurtidos, el chucrut y productos lácteos fermentados como el yogurt y el kéfir. La mayoría de los usuarios y recomendadores de probióticos, sin embargo, fomentan el uso de suplementos dietéticos en polvo o cápsulas. Algunos de estos productos son realizados a base de leche, mientras que otros son sin leche.
Los tipos de bacterias que se recomiendan con mayor frecuencia son Lactobacillus GG, Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus bulgaricus y, especialmente para los niños, Bifidobacterium bifidum. La leche materna contiene nutrientes que respaldan el crecimiento de Bifidobacterium.
Se aconseja a los pacientes tomar estos suplementos con agua de manantial, pero no con caldo o zumo, ya que se cree que éstos estimulan la secreción de ácidos estomacales que destruyen las bacterias beneficiosas.
Estos alimentos a menudo influyen en el volumen y la frecuencia de los movimientos intestinales, lo que aumenta la tasa de eliminación de algunos medicamentos y requiere un ajuste de la dosis.
Algunos practicantes de terapias nutricionales recomiendan limpiar el tracto digestivo inferior con un enema o un tratamiento de colon antes de comenzar un ciclo de suplementos probióticos. Por el contrario, el uso de probióticos puede ser muy recomendable después de la terapia colónica.
Beneficios de los probióticos
Las bacterias probióticas ejercen su efecto al colonizar superficies, como las que se encuentran en el tracto intestinal o en la vagina. Los compuestos también pueden ser producidos por las bacterias adherentes que son inhibidoras de otros tipos de bacterias.
El efecto neto de estos procesos es la exclusión competitiva de bacterias potencialmente dañinas por parte de las bacterias probióticas beneficiosas.
Los alimentos y los suplementos probióticos se han recomendado como tratamientos para una variedad de enfermedades y trastornos, que van desde problemas limitados al tracto digestivo hasta problemas generales de salud como los que se muestran a continuación.
1. Para los problemas intestinales
Los organismos probióticos en general, y la cepa LGG en particular, han demostrado ser útiles en el tratamiento de muchos trastornos intestinales como la colitis, la llamada “diarrea del viajero”, la diarrea aguda no bacteriana, la diarrea debida a rotavirus, el síndrome del intestino irritable y el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, implicado en úlceras gástrica.
2. Trastornos relacionados con el estilo de vida
Los probióticos también pueden tener aplicaciones fuera del tratamiento de los trastornos intestinales. Estos alimentos naturales podrían ser efectivos para tratar una amplia gama de enfermedades crónicas y agudas que se cree que son causadas por la disbiosis intestinal (mala salud intestinal por acumulación tóxica o síndrome del intestino permeable).
Este desequilibrio se atribuye a una combinación de dietas con alto contenido proteínico, estrés, contaminación ambiental y medicamentos alopáticos.
Algunos médicos alternativos sostienen que muchas enfermedades y trastornos están directamente relacionados con la disbiosis intestinal o también pueden ser tratados de forma beneficiosa con los probióticos.
Entre ellas destacan algunos problemas de salud mental, el síndrome de fatiga crónica, el dolor muscular, algunos trastornos autoinmunes, la intolerancia a la lactosa, ciertas enfermedades infecciosas, la presión arterial alta, el colesterol alto, los problemas menopáusicos, la vaginosis, los cálculos renales, las alergias y el asma.