Spiriman siempre estuvo acostumbrado a lidiar con la polémica desde que se diera a conocer como abanderado de la lucha por la sanidad pública. Una vez que le diagnosticaron el cáncer, sus palabras sobre los tratamientos y métodos de cura también fueron objeto de crítica. No comulgaba con los sistemas que empleaban los médicos.
Fue a finales del verano de 2020 cuando su vida cambió para siempre. Le diagnosticaban un cáncer de pulmón con metástasis. Los profesionales que le trataron ya le advirtieron de que no había posibilidades de salvarse.
Aquello le llevó a apartarse de la vida pública y centrarse por completo en su enfermedad. En aquel momento le habían dado apenas tres meses de vida. Al poco tiempo, Spiriman anunció una recuperación milagrosa que acabaría dando paso a una recaída.
Su decidida lucha contra el cáncer que muchos tienen en mente
Pese a la dureza del cáncer, trató de centrar sus esfuerzos en la Unidad de Apoyo a Pacientes Oncológicos. Él se encargaba de dirigir este proyecto que se basaba en una serie de estrategias para luchar contra la dolencia. Entre otras cosas hacía mucho hincapié en la fisioterapia, la fuerza física y la mente.
En una entrevista que concedía hace unos meses a El Español señalaba que "estoy viviendo las cosas que he atendido siempre. Y que he leído en libros". Su día a día era de lo más tranquilo, sin grandes sobresaltos.
Después de pasar una noche en la UVI señalaba que se encontraba "bien", pero es "durillo todo". Pese a ser un defensor de la sanidad pública, él decidió intervenirse del cáncer de pulmón en un centro privado.
Su postura ante los tratamientos tan agresivos del cáncer
Spiriman había dicho que "se habla mucho de los avances para la cura del cáncer". Sin embargo, al final "seguimos tratándonos con fármacos de los años 70 u 80", que resultaban "muy agresivos" para las personas.
Consideraba que son "una barbaridad". En su opinión, "si el cáncer no te mata, te matan los tratamientos". Advertía que "o estás sumamente fuerte para soportarlo o te dan por el culo".
Siempre señaló que para combatir la enfermedad había una serie de claves. Entre ellas "tener el cuerpo, la mente y la alimentación muy cuidada". En su caso, le dedicaba tres horas diarias al ejercicio físico a diario.
Se mostraba contrario a confiarlo todo a los fármacos. Echaba de menos "en la sanidad pública muchos tratamientos que no provengan de la industria farmacéutica". Esgrimía que hay muchos profesionales que mencionan "la importancia de la microbiota intestinal, es que es ciencia".
También se preguntaba los motivos por los que no había preparadores físicos en la sanidad pública. "En eso no se va a invertir jamás. Si no se invierte en lo básico...", apuntaba.
Spiriman puso en marcha una unidad de apoyo a los enfermos
Sabía que su caso no era único. Por eso, desde que le detectaron el cáncer se centró en la puesta en marcha de la Unidad de Apoyo a Pacientes Oncológicos. La creó en Granada, pero hasta allí se desplazaron personas de todo el país: "Viene gente de Canarias, La Coruña, Madrid".
Advertía que cualquier ciudadano podía poner sacar adelante este tipo de proyecto en su lugar de origen. "Solo tiene que encontrar a la gente que aporte el capital necesario para pagar a los profesionales y encontrar el sitio". Eso sí, presentaban serios problemas para que les cedieran espacios, denunciaba.
Spiriman se mostraba muy agradecido por el apoyo que recibía. Quiso acordarse de una de las limpiadoras del hospital de Granada. Explicó que con su sueldo "ha comprado una máquina de gimnasio y la ha llevado allí". Añadía que "tiene huevos, que se ha dejado el sueldo del mes" con el objetivo de ayudar a los demás.