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Persona con una máscara de la peste negra y un sombrero

Peste negra o bubónica: síntomas, causas y la pandemia en Europa

La peste negra causó la muerte de gran parte de la población de España y el resto de Europa en la Edad Media.

“Peste negra” fue el nombre que se dio a la pandemia de peste bubónica que se dio en la Edad Media en Europa, y que resultó particularmente devastadora en España y otros países del sur del continente. Su síntoma más característico eran los bubones, que podían llenarse de pus y abrirse dejando llagas.

En la actualidad sigue habiendo epidemias de peste bubónica de menor alcance en África y otras partes del mundo, pero los avances médicos permiten curar la enfermedad si se detecta y se trata de forma temprana.

¿Qué es la peste negra?

Sombra de la muerte
La incidencia de la peste bubónica alcanzó su pico máximo a mediados del siglo XIV | Getty Images

La peste negra fue una pandemia que causó entre 75 y 200 millones de muertes en la Edad Media, en especial en Europa entre los años 1347 y 1351. De modo más general nos referimos a la enfermedad como "peste bubónica". En la actualidad los antibióticos permiten tratar y curar la mayoría de enfermedades infecciosas como la peste bubónica, pero los conocimientos médicos de la época eran insuficientes para hacer frente a tal desafío.

Aunque la incidencia de la peste bubónica alcanzó su pico máximo a mediados del siglo XIV, siguieron dándose epidemias de menor alcance en Europa hasta el siglo XIX. Como veremos, en algunas partes del mundo aún se producen brotes limitados a día de hoy.

Las consecuencias de la peste negra en el continente europeo fueron muy importantes desde un punto de vista económico y político, pues se estima que fallecieron aproximadamente 45-60 millones de personas en esta región a causa de la enfermedad. Esto supuso la muerte de entre el 30% y el 60% de la población de Europa en tan solo 4 años (Austin Alchon, 2003) y la pérdida demográfica no se recuperó hasta 200 años más tarde.

No obstante, la duración y la gravedad de la pandemia no fue igual en todas las regiones de Europa. Se calcula que, mientras que en Inglaterra o en Alemania falleció aproximadamente el 20% de la población, su severidad fue mayor en el sur de Europa y que la peste negra mató al 75% de los habitantes de España, de Italia y del sur de Francia.

Síntomas de la peste bubónica

Entre 1 y 7 días después de la infección, la peste bubónica se manifiesta en primer lugar como un conjunto de síntomas poco específicos, como fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos, sensación de debilidad o dolor de cabeza y de otras partes del cuerpo.

Los síntomas más característicos de la peste negra son los bubones, consistentes en la inflamación de los nódulos linfáticos, que causa tensión y dolor. En fases avanzadas de la enfermedad los bubones pueden llenarse de pus y abrirse, dejando llagas de tamaño considerable.

Según los registros históricos, los bubones aparecían sobre todo en la ingle, las axilas y el cuello y podían llegar a alcanzar el tamaño de una manzana. El estadio final se asociaba también a un aumento de la fiebre y a vómitos con sangre. La mayoría de personas afectadas por la peste negra en la Edad Media morían durante la semana posterior a la infección.

La peste bubónica se opone a la peste pulmonar o neumónica, que afecta al aparato respiratorio y resulta letal si no se trata rápidamente, por lo que es considerada más severa que la variante bubónica. Cuando la peste bubónica progresa hasta afectar a los pulmones pasa a ser considerada peste pulmonar.

Causas y contagio: la bacteria Yersinia pestis

Rata negra
En Europa se atribuye la transmisión de Yersinia pestis a las ratas negras | Getty Images

En la actualidad se cree que la causa de la peste negra fue la bacteria Yersinia pestis, que se encuentra por lo general en mamíferos de pequeño tamaño y en las pulgas que estos portan.

Las investigaciones indican que la peste bubónica se habría originado en las llanuras secas de Asia Central, llegando a Europa desde la península de Crimea por la Ruta de la Seda. La pandemia de la Edad Media en Europa se atribuye a la transmisión de Yersinia pestis por parte de las ratas negras que viajaban en barcos mercantes a través del Mediterráneo.

Los síntomas de la peste negra, y en particular los bubones, se deberían a que Yersinia pestis se aloja y se replica en los nódulos linfáticos, infectándolos y haciendo que se inflamen.

En la Edad Media se creía que la causa de la peste negra era el miasma, es decir, un aire contaminado y cargado con alguna enfermedad; esta hipótesis se enmarca en la obsoleta teoría miasmática de la enfermedad. La relevancia de la higiene y el papel de los animales en la transmisión de esta y otras enfermedades infecciosas no fue reconocida en Europa hasta el siglo XIX.

La peste bubónica en la actualidad

Aunque desde la pandemia de peste negra de la Edad Media no ha tenido lugar ningún acontecimiento de la misma magnitud en el mundo, en la actualidad la peste bubónica sigue existiendo y en ocasiones se producen epidemias de esta enfermedad, si bien a una escala menor.

Desde la década de 1990 la mayor parte de casos de peste bubónica se han limitado a tres regiones del mundo: África, América del Sur y Asia. Los tres países que son considerados focos endémicos de la enfermedad son Madagascar, Congo y Perú.

Según los datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud, entre los años 2010 y 2015 se detectaron 3248 casos de peste bubónica en todo el mundo. 584 de las personas afectadas murieron durante este periodo temporal.

Referencias bibliográficas:

Austin Alchon, S. (2003). A pest in the land: new world epidemics in a global perspective. University of New Mexico Press.

Cohn, S. K. (2008). Epidemiology of the Black Death and successive waves of plague. Medical History Supplement, 27: 74-100.

Prentice, M. B. & Rahalison, L. (2007). Plague. Lancet, 369(9568): 1196-1207.