El Síndrome del Trabajador Quemado (Burnout) es una enfermedad reconocida por los médicos, la justicia y la administración. En España, los tribunales han reconocido el derecho a cobrar una pensión por estrés laboral. Y la administración ha adaptado su normativa para conceder estas prestaciones.
Las personas con estrés laboral que lo acrediten médicamente pueden solicitar una pensión de incapacidad permanente. La Seguridad Social establece las cantidades mínimas y máximas de estas pensiones para 2023. Los que hayan cotizado el máximo pueden llegar a cobrar 3.059 euros al mes.
Eso sí, no todos los casos de estrés laboral son aceptados como hecho causante de la incapacidad permanente. El solicitante debe acreditar que los síntomas del estrés le impiden trabajar de forma permanente. En función de las secuelas se establece el tipo de incapacidad.
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Qué es el Síndrome del Trabajador Quemado y 3 síntomas
El Síndrome del Trabajador Quemado es una enfermedad manifestada con agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo. El estrés laboral es una de las principales causas de baja de los trabajadores en España. Cuando se vuelve crónico, puede derivar en una pensión de incapacidad permanente.
El estrés laboral crónico suele darse sobre todo en profesiones que exigen una exposición al público y a los clientes. Sin embargo puede darse en cualquier otra ocupación. La principal causa es la discrepancia entre las expectativas laborales y la realidad del día a día, y se manifiesta en tres síntomas.
- Agotamiento físico y mental: se manifiesta con una pérdida de energía a todos los niveles en el estado de salud del trabajador. Aparece el agotamiento físico, manifestado en fatiga crónica, aumento de peso o pérdida de apetito. También el estrés y la ansiedad como signos de agotamiento mental.
- Cambios en el comportamiento: El estrés laboral crónico produce un cambio en el comportamiento del trabajador. Siente indiferencia y desapego hacia el trabajo, e irritabilidad y alejamiento respecto de sus compañeros de trabajo. En última instancia, su actitud afecta al trato a los clientes y a su labor profesional.
- Descenso de la productividad: Todos los síntomas conducen a un descanso de la productividad laboral. La frustración profesional lleva a la desmotivación y a una pérdida de intensidad y eficiencia en el desempeño de las tareas. El trabajador entra en un círculo vicioso que empeora su situación.
Estrés laboral e incapacidad temporal o permanente
Si un empleado tiene los síntomas del burnout y lo certifica un médico, puede pedir una baja por incapacidad temporal. Esta baja durará lo que la Seguridad Social o la mutua crean oportuno. Si al cabo de seis meses persisten los síntomas de la enfermedad, se puede conceder la incapacidad permanente.
En este caso, el trabajador obtiene una minusvalía del 33% y puede acceder a una paga por incapacidad parcial, total, absoluto o de gran invalidez. Para cobrar esta pensión tiene que haber cotizado los años suficientes. Para cobrar el máximo (3.059 euros al mes) hay que haber cotizado por las bases más altas.
El estrés laboral debe estar acreditado por el Equipo de Valoración de Incapacidades de la Seguridad Social. Podrá acceder a la pensión si cumple con los criterios establecidos para los diferentes grados de discapacidad. Estos son los supuestos para los diferentes grados de minusvalía reconocidos:
- Incapacidad permanente total: es la más habitual, puesto que la profesión es la causa de la enfermedad, y por lo tanto incapacita al trabajador para su desempeño.
- Incapacidad permanente absoluta: cuando los síntomas son tan graves que afectan a todos los ámbitos de la vida diaria, más allá del trabajo.
- Gran invalidez: es el caso menos común y se otorga cuando deriva en un trastorno de conducta psicótica asociado al estrés laboral (por ejemplo, riesgo de autolesiones).