Las ensaladas son el mejor acompañante que podemos encontrar para nuestras comidas. Comer verdura resulta esencial para llevar una alimentación saludable y equilibrada, y aquí es donde las ensaladas juegan un papel fundamental. Hay miles de formas de prepararlas, pero lo que nunca falta es su aporte de vitaminas y nutrientes, y el toque fresco que confieren a casi cualquier comida.
En España, si algo no puede faltar sobre la mesa son precisamente las ensaladas. Y para aquellas personas que siguen alguna dieta, estas juegan un rol fundamental. Sin embargo, recientemente los expertos han lanzado un serio aviso sobre las ensaladas, que obliga a extremar las precauciones a la hora de consumirlas.
El peligro oculto de muchas ensaladas en España
Es bien conocido el gran peligro de la contaminación cruzada entre los alimentos, sobre todo en las cocinas. No se pueden juntar, por ejemplo, los alimentos crudos con los cocinados y listos para comer. Y si hay un alimento con el que debemos tener máximo cuidado, ese es sin duda la carne de ave.
A priori, el riesgo es mínimo cuando se trata de las ensaladas, porque no suelen ser entornos favorables para los microorganismos. A pesar de esto, según un estudio publicado en la revista Journal of Food Protection, alrededor de un 25% de las ensaladas acaban contaminadas. Es decir, según esta estadística, una de cuatro ensaladas representan un riesgo para nuestra salud.
¿A qué se debe esto? Pues, aunque aparentemente no tengan relación alguna, el problema está directamente relacionado con la carne de pollo o ave cruda. Esta última es la principal responsable de las intoxicaciones alimentarias de hoy en día, y su peligrosidad también se extiende a los utensilios de cocina.
La práctica que puede poner nuestras vidas en peligro
Según los investigadores, el principal problema de la cocina es que no nos lavamos bien las manos tras manipular la carne. El riesgo también aumenta exponencialmente si no desinfectamos correctamente el fregadero o las superficies, antes de preparar nuestras ensaladas. En este sentido, incluso en aquellos casos en los que no se lava la carne, los niveles de contaminación en los fregaderos es muy alto.
Hasta ahora, se pensaba que el mayor problema eran las salpicaduras resultantes del lavado de la carne. Ahora bien, según este nuevo estudio, incluso si no se llega a lavar en ningún momento el pollo crudo, los niveles de contaminación se mantienen.
¿Cómo han descubierto los investigadores el problema?
Liderados por Ellen Schumaker, los investigadores de la Universidad de Carolina, en Estados Unidos, descubrieron este dato tan preocupante. Estos partieron de la base de que en las cocinas de todo el mundo es muy habitual lavar la carne de las aves de corral antes de cocinarla. Una práctica culinaria que podría pasar como una más, si no fuera por la gran cantidad de salpicaduras que genera.
En este sentido, los investigadores reunieron a un total de 300 cocineros aficionados, que lavaban la carne antes de prepararla. A aproximadamente la mitad de ellos se les envió información sobre los peligros de la contaminación cruzada entre los alimentos. Se les explicó, por ejemplo, cómo podrían reducir los riesgos alimentarios, y se les recomendó no lavar las carnes crudas de ave.
En cambio, a la otra mitad no se le dijo nada. Posteriormente, a en las cocinas de todos los participantes fueron colocadas cámaras de vídeo. A todos los cocineros se les pidió cocinar muslos de pollo y, posteriormente, preparar una ensalada.
Niveles de contaminación muy similares
Justo antes de este último paso, los investigadores inocularon una cepa bacteriana inofensiva en los muslos, para simular una contaminación con microorganismos peligrosos. Finalmente, fueron recogidas muestras de varias zonas de la cocina, y también de las ensaladas que los participantes habían preparado.
El 93% de los participantes con información no lavaron el pollo, a diferencia del 39% de los que no contaron con información alguna. Eso sí, en los dos casos los niveles de contaminación por pollo crudo en las ensaladas fueron similares. Es decir, el problema no es tanto el lavado de la carne, sino que se debe a la mala higiene de las manos a la hora de manipular alimentos.
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Los investigadores recomiendan, tanto si se lava la carne (práctica que desaconsejan) como si no, es importante lavarse correctamente las manos. Además, una buena limpieza y desinfección de las superficies reduce drásticamente los riesgos de contaminación cruzada en la cocina.