La sexualidad humana es tan amplia como amplio es el abanico de diferentes tipos de personalidad que nos diferencia a unos de otros. Todo este conjunto de conductas sexuales que conforman la sexualidad incluyen los comportamientos relacionados con la satisfacción de la necesidad y el deseo sexuales.
Aunque a lo largo de la historia a esta necesidad se le ha adjudicado un fin casi exclusivamente reproductivo, los últimos siglos han sido clave para entender que la sexualidad también tiene como objetivo el placer y disfrute de la persona.
En este artículo vamos a describir y a analizar cuáles son los principales tipos de parafilias, tanto comunes como raras, así como la concepción de este tipo de preferencias sexuales como patologías, que como veremos no siempre es adecuada.
Tradicionalmente se ha entendido el significado de parafilia como el conjunto de conductas sexuales llevadas a cabo por las personas en las que el placer sexual era obtenido por medios diferentes a la penetración vaginal.
Sin embargo, esta descripción de las parafilias sexuales ha quedado desfasada y es, además, ampliamente criticada por considerar como parafílicas conductas absolutamente normales como las relaciones sexuales homosexuales o el sexo oral.
En contraposición, y formulando una conceptualización de las filias sexuales mucho más inclusiva y respetuosa, podemos definir las parafilias como aquellas conductas o conjunto de conductas sexuales humanas en las que la persona experimenta cierto nivel de excitación y/o gratificación sexual ante estímulos considerados como inusuales o insólitos, siempre con relación al marco social de referencia.
En concreto, el placer se experimenta mediante objetos, fetiches o situaciones específicas. Estos estímulos pueden llegar a convertirse en el foco principal del placer sexual, hasta el punto de pasar a ser el único estímulo o motivación para la conducta sexual.
Además, para que una conducta sexual sea considerada como una parafilia debe permanecer en la persona a lo largo del tiempo y ser resistente a través de las situaciones. Es decir, si la persona experimenta un único momento de placer sexual mediante un objeto o situación poco común su caso no tiene por qué entenderse como una parafilia.
Por otra parte, el principal problema que presentan las parafilias es que no siempre se encuentran sujetas a la voluntad de la persona, la cual la vive como algo que no es capaz de controlar. Esta merma en la voluntad puede llegar a causar fuertes sentimientos de malestar en la persona o, incluso, daños a otros.
Pero no todas las filias son raras o suponen una patología, sino que en la mayoría de los casos solamente constituyen un estímulo sexual que resulta muy potente, pero que no llega a interferir en la vida diaria de la persona. Sin embargo, cuando esto sucede, la parafilia puede llegar a convertirse en un trastorno parafílico.
Por otra parte, conductas sexuales parafílicas como el sadismo o cualquier tipo de fetichismo solamente se consideran problemáticas si se realizan de manera compulsiva o comportan un deterioro para la persona.
Finalmente, también hay que tener en cuenta que las parafilias son entendidas como tal según la cultura o la sociedad en la que se encuentre la persona. Por ejemplo, en la homosexualidad fue eliminada del listado de conductas sexuales parafílicas del DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) en 1973; sin embargo, en muchos otros países todavía es considerada como anormal.
Tal y como comentábamos, a pesar de que el listado de filias sexuales es tan largo y complejo como compleja es la personalidad humana podemos encontrar algunos tipos de parafilias más comunes que otras. A continuación, enumeramos y describimos en esta lista de parafilias algunas de las más comunes:
Uno de los tipos de parafilias más comunes es el fetichismo. En estos casos la persona consigue alcanzar la excitación sexual, e incluso el orgasmo, a través de un objeto conocido como “fetiche” -que puede ser una prenda de vestir, una parte del cuerpo en particular o cualquier objeto cotidiano.
Entre las principales parafilias relacionadas con el fetichismo encontramos el fetichismo de pies o podofilia, el fetichismo de zapatos o retifismo o la altocalcifilia, en el caso de los zapatos de tacón alto.
Desgraciadamente, la pedofilia se encuentra entre una de las parafilias más comunes actualmente. También llamada “paidofilia”, en ella la persona experimenta excitación sexual o erótica a través de actividades o fantasías con niños.
Habitualmente el objeto de esta parafilia son niños de edades comprendidas entre los 8 y los 12 años, aunque lamentablemente se han llegado a conocer casos en las que se implicaban a niños todavía menores.
Otra de las parafilias más extendidas a lo largo de nuestra sociedad es el exhibicionismo, relacionado con la necesidad de mostrar a otras personas los propios genitales. Sin embargo, en estos casos el placer no es obtenido por este acto es sí, sino por la respuesta de sorpresa y por la atención del público con el que se encuentra.
A diferencia de otras filias sexuales, en el exhibicionismo la persona no siempre realiza algún tipo de conducta sexual (habitualmente masturbación) mientras se expone, sino que puede hacerlo tanto durante como después de la exhibición, utilizando el recuerdo de esta.
En el caso de frotismo, o froteurismo, la conducta sexual parafílica implica el rozamiento de los genitales, o otras partes del cuerpo, con el de otra persona sin que esta dé su consentimiento.
Un de los mayores problemas actuales es la gran cantidad de casos de frotismo que se viven en el día a día y que tienen como foco común a las mujeres. Estos abusos tienden a darse en zonas públicas y abarrotadas como transportes públicos, discotecas o conciertos.
El masoquismo sexual es otra de las parafilias más conocidas y, junto con el sadismo sexual, es también una de las más extendidas. En ella la persona encuentra el disfrute sexual mediante la participación en actividades sexuales que implican el padecimiento de algún tipo de dolor físico o moral.
Esto incluye situaciones de humillación, golpes o ataduras. No obstante existen diversos grados de masoquismo, desde los más suaves hasta puntos extremos en los que se puede llegar a poner en peligro la vida de la persona.
En comparación con el masoquismo, en el sadismo sexual la fuente de placer sexual proviene del acto de infligir dolor a otra persona u otro ser vivo.
Aunque existen una gran cantidad de parafilias relacionadas con el sadismo las más comunes son la amokoscisia (o placer al castigar a la pareja sexual) o la electrofilia (excitación al electrocutar a la otra persona).
Existen también diferentes tipos de voyeurismo; sin embargo, todos parten de la obtención de excitación sexual al observar a otras personas desnudas o realizando alguna actividad sexual.
Dentro del voyeurismo, la alopelia es el tipo de parafilia sexual más común, ya que es la que implica excitación al observar a otras personas manteniendo relaciones sexuales. Sin embargo, existe otra que también se realiza frecuentemente: el candaulismo, que consiste en observar a la propia pareja manteniendo relaciones con otras personas.
Es necesario aclarar que el travestismo en sí no constituye un tipo de parafilia. Entendemos por travestismo parafílico aquellas conductas en las que la persona obtiene cierto placer o excitación sexual al vestirse del género opuesto o al utilizar alguna prenda concreta.
Aunque existe un gran repertorio de conductas sexuales identificadas como filias sexuales (algunos autores afirman que se han registrado más 550 tipos). A continuación, citaremos algunas de las consideradas como parafilias más raras o perturbadoras:
Necrofilia y zoonecrofilia: tan raras como angustiosas o inquietantes, en estas parafilias la persona experimenta placer sexual en contacto con personas o animales muertos, respectivamente.
Formicofilia: en este caso es la sensación que provoca el reptar de hormigas u otros insectos sobre los genitales la que genera la excitación sexual.
Pigmalionismo: la rara parafilia en la que las estatuas provocan excitación y placer sexual.
Hirsutofilia: considerada como una extraña excitación sexual hacia el vello corporal.
Hipnofilia: para las personas hipnofílicas la observación de otras personas dormidas genera altos niveles de excitación sexual.
Belonefilia: la obtención de placer sexual mediante las agujas es otra de las filias más extrañas que existen.
Hematofilia: relacionada con la anterior, en la hematofilia el origen del placer sexual se encuentra en la extracción de la propia sangre.
Plushofilia: conocida como la excitación al realizar actos sexuales con peluches o muñecos de tela.
Misofilia: esta tendencia se encuentra cada vez más extendida y se define por la excitación sexual causada por la ropa sucia, sobre todo ropa íntima de otra persona.
Capnolagnia: aunque tradicionalmente el acto de fumar se ha considerado seductor, en la capnolagnia llega hasta el punto de provocar excitación erótica.
Autonepiofilia: considerada como la generación de excitación sexual al utilizar pañales.
Biastofilia/raptofilia: excitación sexual por la violación o con la fantasía de violar a otra persona.
Dendrofilia: es la excitación erótica provocada por los árboles.
Asfixia erótica/ autoasfixia erótica: en esta filia la excitación aparece al ser asfixiado por otra persona o por uno mismo. A veces hasta el punto de perder la consciencia.
Hoplofilia: excitación sexual provocada por las armas.
Abasiofilia: excitación sexual provocada por personas con movilidad reducida.
Dacrifilia: excitación erótica que aparece al ver lágrimas o ver llorar a otra persona.
Acrotomofilia: atracción sexual por las personas con miembros amputados.
Emetofilia: excitación erótica provocada al ver vómito o por el acto de vomitar.
Anililagnia: atracción sexual de hombres jóvenes hacia mujeres mayores.
Narratofilia: excitación sexual provocada por palabras obscenas.