La pancreatitis es un tipo de patología que produce una inflamación en el páncreas que normalmente está asociado al alcoholismo y que puede ser aguda o crónica. Entre sus síntomas principales encontramos que la pancreatitis produce un dolor intenso en la parte abdominal, junto con otros signos tales como náuseas, vómitos o hipotensión.
En este artículo vamos a explicar qué es la pancreatitis (tanto aguda, como crónica), qué síntomas provoca esta afección, qué causas la producen y qué tratamientos se utilizan para paliar su sintomatología.
La pancreatitis es una inflamación del páncreas, un órgano determinante para poder hacer la digestión y estrechamente relacionado con otros órganos como el hígado, el estómago o el duodeno.
Es considerado una glándula; un órgano cuya función principal es producir sustancias químicas que posteriormente pasan a la sangre (función endocrina) y a otros órganos (función exocrina).
Durante su función endocrina, el páncreas produce 3 tipos de hormonas, 2 de ellas (la insulina y el glucagón) son fundamentales para poder procesar el azúcar que ingerimos de los alimentos. La otra hormona es conocida como péptido intestinal vasoactivo y está implicada en el funcionamiento gastrointestinal.
Cuando este enferma, la inflamación se produce por la activación prematura de estas enzimas digestivas. La liberación de las enzimas causa una destrucción de las células acinares (células secretoras de las enzimas digestivas) y provoca la respuesta inflamatoria en el páncreas.
La pancreatitis puede diagnosticarse como aguda o crónica. La variante aguda tiene un inicio repentino y una recuperación completa posterior del paciente. En el 90% de los casos todos los síntomas desaparecen y el órgano vuelve a su funcionamiento normal una semana después de haber empezado a tratar la enfermedad.
Sin embargo, la crónica progresa de forma lenta, provocando lesiones permanentes y continuadas en el páncreas de la persona afectada y dificultando entonces, su curación. Asimismo, sus sintomatología cursa de forma diferente en función del caso; en algunas personas los síntomas pueden ser persistentes y en otras esporádicos.
El síntoma principal es el dolor, que puede llegar a ser muy intenso y constante. Normalmente, este suele localizarse en la esquina superior derecha del abdomen y en la espalda. Debido a este síntoma, se hace muy difícil para la persona respirar de forma profunda y acaba por respira superficialmente.
Asimismo, esta afección también produce otros síntomas tales como las náuseas, los vómitos, la hinchazón abdominal, la fiebre (leve), un aumento del ritmo cardíaco e hipotensión.
En los pacientes con pancreatitis más complicadas, pueden aparecer signos clásicos de shock. El shock es un síndrome grave que aparece cuando el volumen de líquido en sangre es muy bajo. Durante el tiempo que dura este, las extremidades superiores se vuelven frías, la presión arterial baja de forma peligrosa, el ritmo cardíaco se acelera y la persona puede experimentar cambios en su estado mental.
De forma diferente, en otros casos muy graves de pancreatitis (llamados pancreatitis necrosante), el tejido pancreático empieza a necrosar y aumenta su sangrado. Debido a la hemorragia que se produce en el abdomen, se observan dos tipos de signo distintivos: el signo de Turner y el signo de Cullen.
En el primero se produce una decoloración entre azul amarillenta y púrpura rojiza que se encuentra en el hueso de la cadera, entre las costillas y en la regiones lumbar y periumbilical. En cambio, en el signo de Cullen la decoloración es de color azulado y está alrededor del ombligo.
Asimismo, la pancreatitis también puede provocar otros problemas como infecciones, abscesos pancreáticos (acumulaciones de pus) y pseudoquistes (acumulación del tejido pancreático muerto, sangre, glóbulos blancos, enzimas y líquido filtrado del sistema circulatorio).
A medida que el tejido pancreático se va destruyendo en el tipo crónico, las funciones digestivas se van alterando cada vez más, provocando incapacidad para digerir la comida, desnutrición y debilidad. A medida que la enfermedad progresa, la lesión permanente en el órgano puede conducir a una diabetes.
Según las investigaciones médicas, las causas más comunes son el alcoholismo y las enfermedades relacionadas con la vesícula biliar. Cuando esta enfermedad está asociada con el abuso del alcohol se conoce como pancreatitis alcohólica.
Asimismo, otros factores o causas que también están implicados su aparición incluyen ciertos medicamentos, infecciones, problemas en el conducto pancreático y biliar, lesiones en el abdomen, mal funcionamiento de la glándula paratiroides, complicaciones en trasplantes de riñón y factores hereditarios y genéticos asociados.
Por otra parte, la causada por medicamentos representa aproximadamente el 5% de todos los casos de esta patología. Algunos fármacos relacionados con esta enfermedad son la azatioprina (Imuran), el dideoxyinosine (Videx), los estrógenos (píldoras anticonceptivas), la furosemida (Lasix), la pentamidina (NebuPent), las sulfonamidas (Urobag, Azulfidine), la tetraciclina, los diuréticos tiazídicos (Diuril, Enduron) y el ácido valproico (Depakote).
La aspirina, los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como el Naprosyn, la nitrofurantoína (Furadantin), la eritromicina y la metildopa (Aldomet) también pueden estar relacionados con la pancreatitis pero en menor grado que los anteriores.
Como decíamos, la pancreatitis es una enfermedad grave que requiere de un diagnóstico efectivo y un tratamiento médico inmediato, el cual consiste en reemplazar los líquidos perdidos y tratar el dolor que produce la pancreatitis.
Asimismo, debido a las posibles complicaciones que ocurren en los casos de pancreatitis necrosante, puede ser necesario recurrir a la cirugía para poder extirpar la parte del órgano necrosado. De la misma manera, en el caso de que se creen abscesos pancreáticos, éstos se drenan o extirpan en función del caso.
En el caso de la variante crónica, se suelen realizar los mismos tipos de tratamiento debido a que este tipo de enfermedad suele incluir la aparición de brotes repetidos. Asimismo, el tratamiento de la pancreatitis crónica causada por el alcoholismo requiere que el paciente deje de consumir alcohol de inmediato.
Las terapias alternativas como la acupuntura o las técnicas de relajación deben utilizarse solo como un complemento al tratamiento médico. Este tipo de tratamientos pueden ayudar a sobrellevar los síntomas de dolor asociados y a reducir el nivel de estrés, ya que este puede agravar esta afección y convertirla en crónica.
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