La orientación sexual es la atracción física y emocional sentida hacia alguna persona. Es un fenómeno distinto de la identidad de género y de la diferencia sexual, aunque en ocasiones se confunde con éstos.
En el siguiente artículo explicamos qué es la orientación sexual, cuáles son los tipos de preferencias sexuales que son reconocidos actualmente, y cómo todo esto se relaciona con la identidad y con el sexo biológico. Finalmente revisamos lo que ocurre durante una de las etapas vitales más vinculadas con la orientación: la adolescencia.
Orientación sexual: definición general
La Asociación Americana de Psicología define la orientación sexual como una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia otros. Se trata de un interés que se desprende hacia otra persona debido a distintos factores: biológicos, psicológicos, económicos, culturales, religiosos y sociales (Pérez, 2014).
Al ser una “orientación” se trata de la posición o dirección que le damos a algo; en este caso, al deseo sexual. Aunque anteriormente (y actualmente en muchos contextos) únicamente se reconocía la heterosexualidad como la única posibilidad de dirigir nuestro deseo, hoy en día se han visibilizado y normalizado muchas otras orientaciones sexuales.
Y, ¿qué es la heterosexuliadad? Es la atracción sentida hacia el sexo opuesto (de hombre a una mujer y de una mujer hacia un hombre). En la sociedad occidental, esta orientación sexual ha sido la normativa, es decir, se ha establecido como norma en lo que respecta al deseo y las experiencias sexuales.
A partir de esto han quedado descartadas o señaladas negativamente otras orientaciones y experiencias. En principio la homosexualidad, pero también la bisexualidad entre otras que veremos más adelante. No obstante, gracias a los movimientos reivindicativos de los colectivos LGTBI+ esto está empezando a cambiar.
¿Es lo mismo que la identidad de género?
La identidad de género es un fenómeno distinto a la orientación sexual. Mientras que la orientación sexual se define como la atracción sentida hacia alguna persona, la identidad de género hace referencia a la experiencia psicológica vinculada a normas conductuales de conducta femenina y/o masculina.
Se relaciona también con el sexo biológico, que puede corresponderse con el género asignado al nacer, pero no necesariamente (para el caso de la sociedad occidental puede ser hombre si se nace con pene o mujer si se nace con vulva).
Así pues, una persona que se identifique como mujer puede realizar las conductas de género femeninas y tener una orientación heterosexual (todo ello es lo que en nuestra sociedad tradicionalmente se esperaría), pero no necesariamente.
La misma mujer femenina puede tener una orientación homosexual. O bien, la misma persona puede no identificarse como mujer, sino como hombre y realizar las conductas de género masculinas, así como tener una orientación heterosexual. En este sentido, el rango de posibilidades es muy amplio.
¿Cómo se relaciona la orientación sexual con el sexo biológico?
La orientación sexual se relaciona con el sexo biológico de la misma forma con la que se relaciona con otras características fenotípicas de la persona (como su color de piel, sus rasgos faciales, etc.).
Es decir, una cosa no determina la otra: una persona con cualquier genital puede tener cualquiera de las orientaciones sexuales que explicaremos más adelante. Así mismo, una persona con cualquier genital puede definir su identidad mediante las normas de género que se le han asignado al nacer (p.e.j. una persona con vagina como mujer), pero no necesariamente.
Esto puede volverse confuso porque el binomio de género que ha sustentado a las sociedades occidentales a través del tiempo nos ha llevado a ignorar varias cuestiones. Por ejemplo, que el 1% de los bebés nace con lo que se conoce como intersexualidad (la presencia de un sexo genético, otro gonadal y otro genital).
No obstante, a través de la visibilización de distintas identidades sexuales e incluso de sexos biológicos, la existencia dos únicas posibilidades (hombre-mujer; femenino-masculino) ha quedado fuertemente cuestionada.
Así mismo ha quedado cuestionada la norma heterosexual de la orientación, con lo cual, la orientación sexual, la identidad sexual y el sexo biológico quedan como tres fenómenos distintos, que pueden vivirse de distintas maneras.
13 tipos de preferencias sexuales
Lo siguiente que solemos preguntarnos cuando hablamos sobre preferencias sexuales es: ¿existen distintos tipos de orientaciones? Existen tantos tipos como experiencias y deseos, y lo que es más: dichas experiencias y deseos no son necesariamente incompatibles entre sí. Es decir, pueden coexistir en la misma persona.
Una vez que se han reconocido otras orientaciones sexuales, también se ha hecho posible aceptar que la atracción o la preferencia sexual no es un binomio (no es un fenómeno compuesto por únicamente dos posibilidades), sino que se trata más bien de un contínuo (un fenómeno que ocurre sin interrupciones, con múltiples posibilidades).
Este continuo puede ir de la heterosexualidad exclusiva hasta la homosexualidad exclusiva, o bien, puede atravesar ambas e incluso no pasar por ninguna de éstas. Y todo lo anterior puede expresarse por medio de conductas sexuales explícitas, pero no necesariamente.
Dicho esto, veremos a continuación 13 de los tipos de orientaciones sexuales que más se han reconocido actualmente.
1.Heterosexualidad
Como decíamos antes, se trata de la atracción emocional, romántica, sexual o afectiva hacia personas del sexo opuesto. Por ejemplo, de un hombre hacia una mujer y de una mujer hacia un hombre.
2. Homosexualidad
La homosexualidad es la preferencia sexual sentida hacia personas del mismo sexo. Es decir, de hombre hacia otro hombre, o de una mujer hacia otra mujer.
3. Bisexualidad
Por su parte, la bisexualidad es la atracción emocional, romántica, sexual o afectiva sentida hacia los dos sexos. Es decir, cuando un hombre se siente inclinado hacia hombres y también hacia mujeres; y cuando una mujer tiene preferencia tanto hacia los hombres como hacia las mujeres.
En conjunto, las personas homosexuales y bisexuales han iniciado la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual, sentando los inicios del movimiento LGBTI+ (lésbico-gay-bisexual-transexual-intersexual y más).
4. Asexualidad
La asexualidad es definida como la ausencia de atracción sexual, social, física o afectiva hacia otros. Es decir, una persona asexual no siente atracción hacia ningún sujeto, independientemente de su sexo.
Por lo mismo suele considerarse una “falta” de orientación sexual. No obstante, la asexualidad también es defendida por algunas personas como una orientación sexual en sí misma.
5. Pansexualidad
La pansexualidad se define como la atracción sentida hacia cualquier sexo o género. Es decir, una persona pansexual puede sentir preferencia emocional, romántica, sexual o afectiva tanto personas con cualquier orientación e identidad de género.
Se diferencia de la bisexualidad en que está última está definida con base en un binomio, es decir, según dos únicas posibilidades de género y sexo: hombres y mujeres.
Por su parte, la pansexualidad trata de visibilizar la diversidad sexual más allá de los binomios, en un contexto donde pueden existir más de dos géneros y sexos, así como una amplia posibilidades para expresarlos.
6. Demisexualidad
La demisexualidad se define como la orientación que sólo se define después de entablar una relación íntima con alguna persona. Es decir, una persona demisexual puede no sentir deseo sexual o afectivo, hasta que establece un vínculo emocional de confianza con alguna persona.
Por lo mismo, anteriormente la demisexualidad se consideradaba una forma de asexualidad. Pero hoy en día es reconocida como una orientación sexual distinta, ya que existe la posibilidad de sentir atracción física y emocional hacia alguien, pero esto ocurre únicamente después de entablar una relación estrecha.
7. Antrosexual
La antrosexualidad es la orientación sexual no definida, con lo cual es flexible a la creación de vínculos con distintas personas. Es decir, una persona antrosexual podría ser la mezcla entre la bisexualidad y la pansexualidad, aunque sin definirse por ninguna de las anteriores.
8. Autosexualidad
La autosexualidad se define como la atracción sexual hacia uno mismo, es decir, se trata de una tendencia autoerótica.
9. Graysexualidad
La graysexualidad es la preferencia sexual que representa en mayor medida el contínuo del deseo sexual. Se trata de una orientación situada justo entre los polos del deseo: la asexualidad y la sexualidad.
La persona graysexual no se sitúa de manera definitiva en uno de éstos, sino que transita de uno a otro en distintos momentos de su vida.
10. Hiposexualidad
La hiposexualidad es prácticamente lo mismo que la asexualidad (la falta de atracción física, emocional o afectiva hacia cualquier persona).
La diferencia es que, mientras la asexualidad es una característica propia del deseo sexual, la hiposexualidad es consecuencia de factores externos, como un exceso de estrés o de trabajo, o bien, de alguna condición médica.
Por lo mismo, en algunos contextos se define no tanto como una orientación sexual en sí misma, sino como un estado transitorio y provocado por distintos elementos.
11. Lithsexualidad
La principal característica lithsexualidad es que la persona siente atracción física y emocional hacia una persona, independientemente de que esta última le corresponda. La reciprocidad en el deseo y el interés sexual no es determinante para una que una persona lithsexual se sienta atraída por alguien más.
12. Sapiosexualidad
La palabra sapio viene de latín y significa “sabio”. Así, la sapiosexualidad es definida como la atracción fijada hacia personas que se reconocen como inteligentes. Las personas sapiosexuales sienten preferencia hacia alguien por su inteligencia cognitiva y emocional, con lo cual, entablan vínculos fundamentalmente intelectuales.
13. Skoliosexualidad
La skoliosexualidad se define como la preferencia sexual hacia personas transgénero, transexuales, intersexuales, o personas con identidad de género fluidas.
Es decir, una persona skoliosexual no se siente atraída por personas cisgénero (personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer), sino que sienten atracción exclusivamente hacia persona con identidades sexuales o binarias.
Queer: ¿qué significa?
En inglés, la palabra “queer” significa “extraño” o “raro” y se utiliza de manera equivalente a la palabra “marica”. Se trata de un concepto que ha sido tradicionalmente utilizado para hablar de las minorías sexuales, es decir, todas aquellas que no son heterosexuales y heteronormativas (que escapan de los binarismos sexuales y de género).
No obstante, en el transcurso de finales del siglo XX y lo que va del XXI, la palabra “queer” ha sido re-apropiada por los colectivos LGBTI+ para reivindicar la diversidad sexual y el derecho a vivir la propia orientación de manera libre.
Así pues, la palabra queer designa a las identidades y orientaciones de género fluidas. En este sentido es un concepto similar a de skoliosexual, aunque puede englobar a casi todas las orientaciones mencionadas antes (ya que cuestionan precisamente la norma heterosexual).
Ciclos vitales: adolescencia y sexualidad
Otras de las preguntas más comunes cuando se habla de preferencias sexuales es ¿cuando se define la orientación sexual? ¿y la identidad sexual? ¿terminan de definirse algún día? Una respuesta podría ser: no necesariamente.
Tradicionalmente, la adolescencia es el ciclo vital en el que se establecen distintas expectativas y roles sociales, con lo cual, se espera la consolidación final de una orientación sexual.
No obstante, la evidencia actual muestra que dicha consolidación no necesariamente llega y, en caso se que llegue, no necesariamente ocurre durante un ciclo vital específico. Esto no hace que la adolescencia deje de ser una etapa de importantes conflictos psicológicos respecto a la sexualidad, especialmente debido a la exposición a distintos entornos con distintas normas. Así mismo se complica por la gran cantidad de desinformación y estereotipos respecto a la sexualidad, en los que muchos jóvenes se relacionan.
Así pues, algo fundamental durante este periodo es contar con información básica, extensa y suficiente sobre las identidades de género y las orientaciones sexuales, valorando la riqueza la diversidad humana y procurando no imponer sino escuchar y adoptar una actitud inclusiva.
Ofrecer distintos referentes de identificación favorece no solo el conocimiento propio, y por lo tanto la seguridad sobre uno mismo, sino la convivencia con los demás y la toma tanto responsable como consciente de nuestras decisiones.