Todos hemos notado alguna vez que algunas personas mayores tienen un olor peculiar, que no es muy agradable ni fácil de describir. Pero, ¿en qué consiste y por qué aparece a partir de cierta edad?
Cuando nos acercamos a una persona mayor, a veces podemos percibir un olor que no es muy agradable ni fácil de describir. Se trata de un aroma particular, que no a muchas personas les gusta.
[WhatsAppGroup]15[/WhatsAppGroup]
De hecho, suele ser muy habitual que se convierta en un olor incómodo. Especialmente porque tiende a recordarnos al típico olor que suelen tener las personas a medida que van cumpliendo años y se acercan a la vejez. ¿Qué es y por qué ocurre?
¿Qué causa ese olor tan particular y característico?
Bautizado popularmente como el “olor a anciano”, se produce por la oxidación de los ácidos grasos que forman la barrera lipídica de la piel. Esta es la capa que protege la piel de la deshidratación y de las agresiones externas.
Esta oxidación se debe al contacto con el aire y con las bacterias que habitan en la superficie de la piel. Al oxidarse, los ácidos grasos se descomponen en moléculas más pequeñas y volátiles, que se liberan al aire y generan ese olor característico.
La molécula responsable de este olor es el 2-nonenal, un aldehído insaturado que tiene un aroma muy desagradable, similar al del aceite rancio o al del cartón mojado.
El 2-nonenal se forma principalmente en las zonas donde hay más glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo, las axilas o la espalda. Además, el 2-nonenal es muy persistente y difícil de eliminar, por lo que lavarse con agua y jabón no es suficiente para neutralizarlo.
¿Por qué aparece este olor corporal?
Lo cierto es que, como advierten los expertos, este olor no aparece de repente cuando se llega a una edad avanzada. En realidad, consiste en el resultado de un proceso gradual que empieza a partir de los 30 años.
Esto se debe a que el cuerpo humano va perdiendo su capacidad antioxidante natural con el paso del tiempo. De esta forma, los ácidos grasos naturalmente presentes en la piel tienden a oxidarse más fácilmente , produciendo una mayor cantidad de 2-nonenal.
Además, hay otros factores que influyen en la aparición y la intensidad de este olor. Como los cambios hormonales, la dieta, el estrés, el tabaco, el alcohol o el uso de cosméticos.
Estos factores pueden alterar el equilibrio de la flora bacteriana de la piel o aumentar la producción de lípidos en la superficie cutánea, lo que favorece la oxidación y la formación de 2-nonenal.
También hay diferencias individuales en la producción y la percepción del olor. No todas las personas generan la misma cantidad de 2-nonenal ni lo desprenden con la misma intensidad. Tampoco todas las personas lo perciben de la misma manera, ya que hay personas más sensibles que otras a esta molécula.
Incluso hay estudios que sugieren que el olor a anciano puede tener una función biológica, como transmitir información sobre la edad, la salud o la compatibilidad genética de las personas.
¿Se puede evitar de alguna manera?
El olor a anciano es un fenómeno natural y normal que forma parte del envejecimiento humano. No hay que avergonzarse ni ocultarlo, sino aceptarlo y convivir con él. Sin embargo, si se quiere reducir o prevenir su aparición, hay algunas medidas que se pueden tomar.
En primer lugar, llevar una dieta equilibrada y rica en antioxidantes, como frutas, verduras, frutos secos o té verde. Estos alimentos ayudan a combatir los radicales libres que causan la oxidación de los ácidos grasos de la piel. También debemos evitar el estrés y los hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol, que pueden aumentar la producción de lípidos en la piel y favorecer la oxidación.
Usar productos cosméticos adecuados para la piel, que no contengan ingredientes irritantes o que puedan alterar el equilibrio de la flora bacteriana, puede ser útil. Se recomienda usar productos hidratantes, nutritivos y antioxidantes, que ayuden a mantener la barrera lipídica de la piel en buen estado.
Usar fragancias que puedan enmascarar o neutralizar el olor a anciano. No todas las fragancias son efectivas para este fin, ya que algunas pueden reaccionar con el 2-nonenal y generar olores peores. Se recomienda usar fragancias frescas, cítricas o herbales, que tengan un efecto desodorante y refrescante.
Como vemos, estas son algunas de las medidas que se pueden tomar para evitar este característico olor corporal. Pero lo más importante es tener una actitud positiva y no dejar que este olor afecte a la autoestima o a las relaciones sociales.
Este olor corporal tan particular es una realidad que nos afecta a todos en mayor o menor medida. No hay que temerlo ni ocultarlo, sino entenderlo y convivir con él. Al fin y al cabo, es parte de nuestra identidad y de nuestra historia personal.