¿Nunca te has preguntado por qué las patatas que tienes guardadas desde hace semanas, incluso meses, han adoptado un color verde o tienen brotes alrededor?
La Vanguardia ha publicado el último estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios y se ha desvelado que esto se debe a la presencia de solanina, un glicoalcaloide de sabor amargo y con propiedades tóxicas, que podría afectar gravemente a nuestra salud.
La OCU, en un reciente informe, ha explicado cuáles son los riesgos de comer la parte verde o con presencia de brotes de este tubérculo. Han basado estas afirmaciones en una nueva publicación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha evaluado los peligros para la salud de los glicoalcaloides en determinados alimentos.
Comer patata en mal estado tiene graves consecuencias en la salud
Según los expertos, los glicoalcaloides de las patatas se relacionan con ciertos problemas de salud como náuseas, vómitos y diarrea. Pero para notar los daños, hace falta ingerir 1 miligramo por kilo de peso corporal al día de estos compuestos químicos.
Desde la EFSA señalan que el riesgo de alcanzar una concentración tóxica de glicoalcaloides es mayor en bebés y niños pequeños, ya que al pesar pocos kilos, sin necesidad de consumir patatas en exceso, pueden llegar a niveles peligrosos de ingesta.
¿Cómo evitar o reducir tóxicos en las patatas?
Para disminuir el riesgo de intoxicación por la ingesta de estos glicoalcaloides, la OCU ha compartido varias ideas prácticas para evitar o reducir su presencia en las patatas. Son las siguientes:
- Compra solo las patatas que vayas a utilizar en las siguientes semanas. - Si en la tienda ves que tienen zonas verdes o algún brote, no las cojas, ya sabes que allí se acumula más solanina.
- En casa guárdalas en un lugar seco, bien aireado, fresco y sin luz. La nevera no es un buen sitio para tenerlas, ya que el frío favorece la aparición de azúcares y se estropean.
- Pelar, cocer y freír las patatas también ayuda: quitarles la piel reduces su contenido en glicoalcaloides entre un 25 y 75%, hervirlas en agua, la concentración de esos tóxicos baja entre un 5 y un 65%, y también si las fríes en aceite, entre un 20 y un 90%.
- Incluso se pueden inactivar a 170 °C, una temperatura que no conviene superar ni en la fritura ni en el horneado, porque, en este caso, añadimos otro problema, el de la formación de acrilamida.