El reconocido economista Santiago Niño Becerra abordó recientemente el posible aumento de los salarios de los trabajadores. Pero su teoría huye de lo convencional y pone como ejemplo al Mercadona. La estrategia que sigue la compañía presidida por Juan Roig debe ser tomada como referencia.
En las últimas semanas se ha especulado mucho sobre como afectaría esta medida sobre la inflación. Sin embargo, un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) descarta que la subida de sueldos eleve este indicador. Lo que provocaría, en realidad, sería una mejora en el poder adquisitivo de los profesionales.
Sin embargo, Niño Becerra discrepa respecto a este asunto. Considera que se trata de una "aseveración a nivel conceptual", que "se apoya en estudios previos realizados en Estados Unidos". Por lo tanto, no tienen en consideración la baja productividad de España.
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Admite que es cierto "que aumentar los salarios en línea con las necesidades y las circunstancias no repercuten en la inflación". Sin embargo, no está conforme con que se aplique dicha modificación de forma generalizada en España, dijo en la Cadena Ser. En su opinión, lo adecuado es seguir la técnica de Mercadona.
En qué consiste la estrategia de Mercadona
El economista indicó que la intención de Juan Roig es "mantener el poder adquisitivo de sus empleados", como él mismo desveló. Entiende que si hacen esto es porque "pueden hacerlo".
Lo que pretende decir el experto es que la subida o no de los salarios debe estar condicionada a la situación de las compañías. Únicamente podrán hacerlo cuando dispongan del capital suficiente para llevarlo a cabo.
En el caso de la empresa valenciana no tienen problemas y como ya anunciaron hace unas semanas, sus trabajadores verán mejoradas sus nóminas. Será la manera que tengan de amortiguar la escalada de precios. Sin embargo, no todos los profesionales tendrán esta posibilidad y deberán conformarse con una subida inferior.
Cómo afecta la inflación a los pobres
Niño Becerra explica que "la inflación no golpea igual a ricos y a pobres". Sostiene que las ayudas "no tendrían que concederse de forma generalizada". Más bien deben "tener nombres, apellidos y código postal", sobre todo para que resulten más justas y lleguen a los que más lo necesiten.
El ejemplo que pone el economista es el siguiente. "El impacto del IPC en la inflación es más elevado sobre la alimentación que sobre un Ferrari", apuntó. Insiste en la necesidad de que las subvenciones y los incrementos de salarios se destinen solo a los más vulnerables.
Descarta que este tipo de medidas se hagan de manera global, sin tener en cuenta la situación económica de cada uno. En este sentido, también propone otro ejemplo muy representativo.
Explica que "la necesidad de electricidad de una persona que debe alimentar un respirador de quien ve un video en una pantalla de cine no es la misma". En ese caso, el primero debería disfrutar de unas mayores ventajas o al menos pagar menos por el servicio que tiene.
Críticas por la bonificación de la gasolina
El descuento de 20 céntimos que aplicó en su día el Gobierno por litro de combustible generó bastante polémica. Pretendía ser una rebaja que llegara sobre todo a los más vulnerables, pero finalmente se beneficiaron todos los conductores.
Incluso el propio Ejecutivo ha admitido su error, aunque con otras palabras para maquillar la situación. "Se benefició el autónomo que se dedica a la representación comercial en un pueblo de Soria y quien se pasea con un Maserati y no produce nada mientras". Así de contundente se mostró el economista.
Ahora, los planes del Gobierno pasan por ayudar a aquellos colectivos que se dediquen al transporte. La citada bonificación solo se mantiene para ellos, desapareciendo para el resto.