En la actualidad el procedimiento exploratorio más utilizado para localizar los tumores malignos en casos de cáncer es la resonancia magnética, que permite obtener imágenes del cerebro y es útil para que los médicos puedan guiarse en el momento en que ejecutan la operación quirúrgica.
No obstante, recientemente se han desarrollado los neuronavegadores, una especie de GPS muy útil para saber dónde se localiza el cáncer si se utilizan en conjunción con las imágenes obtenidas a través de resonancia magnética. Se cree que el neuronavegador podría constituir un avance revolucionario en el tratamiento de esta clase de enfermedad.
El neuronavegador: un GPS para viajar por el cerebro
El neuronavegador es un sistema de apoyo para la cirugía de cerebro que ha sido desarrollado de forma muy reciente y que puede suponer un avance fundamental en el área del tratamiento quirúrgico de los tumores malignos en este órgano.
Este invento se compone de dos sistemas independientes que funcionan de forma conjunta. El primero es un procesador que se ocupa de las imágenes obtenidas por resonancia magnética (RM) o por tomografía axial computarizada (TAC); el segundo es una suerte de “GPS” a pequeña escala que permite localizar los instrumentos quirúrgicos por infrarrojos u otro tipo de técnica.
De este modo se consigue obtener una imagen reconstruida del cerebro en su conjunto en los tres planos (el axial, el sagital y el coronal). De hecho, incluso permite combinar imágenes obtenidas mediante TAC, que es un buen método para visualizar los huesos, y resonancia magnética, mucho más eficaz para captar la apariencia del tejido cerebral.
Su utilidad para localizar tumores en casos de cáncer
Una vez se han obtenido las neuroimágenes, el sistema óptico incluido en el neuronavegador permite a los médicos comparar de forma sencilla las regiones del cerebro que señalan con un puntero con los “mapas” obtenidos a través de resonancia magnética y TAC.
En conjunto con pruebas de evaluación neuropsicológica, el neuronavegador es una herramienta muy útil para detectar la relación entre daños cerebrales específicos y los signos conductuales y psicológicos de estas lesiones.
¿Cómo disminuye los riesgos de la cirugía cerebral?
Las intervenciones quirúrgicas a las que se somete a los pacientes con tumores malignos en el cerebro con el objetivo de extirparlos pueden suponer riesgos importantes dado que se trata de un órgano muy delicado y que se ocupa de funciones muy numerosas, relevantes e interconectadas entre ellas, tanto desde el punto de vista estructural como desde el funcional.
En la actualidad los cirujanos que operan este tipo de tumores obtienen la información sobre la localización del cáncer a partir de las imágenes por resonancia magnética; sin embargo, esta guía no es tan fiable como se querría a la hora de intervenir porque el médico debe manejarse por él mismo, más allá de lo que ve en la neuroimagen.
En cambio, si se añade un neuronavegador a la resonancia magnética el cirujano puede comparar de forma directa las regiones del sistema nervioso en las que debe intervenir con la localización del puntero óptico del GPS, que permite “orientarse” mucho mejor.
Cabe esperar que de este modo disminuya notablemente el riesgo de que se dañen las regiones del cerebro colindantes a las que hay que operar, y por tanto que las secuelas de daño cerebral sean menos probables y graves al llevar a cabo una cirugía con apoyo del neuronavegador que sin este.