Conducir por encima de la velocidad permitida, ver un radar y frenar de golpe: seguro que te suena, pues se trata de una práctica muy habitual y normalizada en nuestras carreteras. Ya sea adrede o por inercia, algunos conductores tienden a reducir bruscamente la marcha al ver un radar con la intención de evitar una multa. Lo que muchos de ellos no saben, es que esta acción también conlleva una severa sanción económica.
La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene un objetivo muy claro: acabar con los siniestros evitables en las carreteras. Uno de los condicionantes que más influyen en estos accidentes de tráfico, tiene que ver con el exceso de velocidad.
Por ello, la DGT cuenta con más de 2.000 radares repartidos por todo el territorio: 1.325 móviles, 780 fijos y 92 radares de tramo. Sin embargo, parece ser que esta medida no es suficiente para que los conductores tomen conciencia de ello.
La multaza que te puede caer por frenar delante de un radar
Frenar justo antes de cruzar el radar se ha convertido en una de las malas costumbres de muchos conductores. Aunque no existe una norma específica que lo indique, esta acción puede considerarse una infracción grave.
Tal como indica el Artículo 53 del Reglamento General de Circulación, si un conductor quiere reducir considerablemente la velocidad, deberá asegurarse de que puede efectuar la frenada sin riesgo para los demás usuarios.
Así mismo, deberá señalar la acción y no hacerlo de manera repentina, cerciorándose de que se respeta la distancia de seguridad con los otros vehículos, para evitar posibles colisiones.
En este sentido, dicho gesto podría comportar una sanción de 200 euros y la retirada de cuatro puntos en el carné de conducir. No obstante, será el agente que interponga la denuncia el que dictamine la gravedad y cuantía correspondiente.
La multa puede ascender hasta los 500 euros
Si con ese frenazo brusco ponemos en riesgo la seguridad de los demás usuarios de la vía, la infracción puede ser considerada incluso como conducción temeraria. En este caso, tal como indica la DGT, la multa puede alcanzar los 500 euros y comportar una pérdida de hasta seis puntos en el carnet.
Los desconocidos radares en cascada
Pero el “truco” de frenar justo en el momento de rebasar un radar y recuperar el ritmo tras haberlo pasado, no siempre funciona. Y no solo lo decimos por la sanción que te puede caer por reducir la velocidad de golpe.
Cuando hablamos de radares de tráfico, solemos clasificarlos en tres grupos: fijos, móviles y de tramo. La mayoría de los conductores saben su funcionamiento y cómo actuar con cada uno de ellos. Sin embargo, hay un método de detección de la velocidad que suele pasar muy desapercibido entre los conductores: el radar en cascada.
Consiste en instalar un radar móvil algunos kilómetros más adelante que otro de fijo. De este modo, cuando un conductor vuelve a acelerar la marcha al haber pasado por el primer aparato, no cuenta con que pueda encontrarse con otro.
¿Cómo funciona el radar de tramo?
De todos los tipos de radares, el de tramo puede ser el que genera más dudas entre los conductores. A diferencia de los otros aparatos, el radar de tramo no tiene en cuenta el límite de velocidad al cruzar por él, sino que calcula el tiempo que tarda un vehículo desde que entra hasta que pasa por el siguiente arco.
Las cámaras del radar graban e identifican la matrícula de todos los automóviles que circulan por la vía. Cuando estos finalizan el tramo, el aparato calcula los minutos que han pasado y, de esta manera, comprueba la velocidad media a la que circula cada coche. En caso de superar el rango de velocidad establecido, se interpone una multa.