El paso del tiempo y de los años es un hecho inevitable para cualquier ser humano. Aunque algunas personas llevan bien esta transición en el tiempo, muchas otras se resisten y no afrontan de la misma manera los cambios.
En cualquiera de ambos casos, lo que está claro es que la naturaleza manda, y nosotros poco podemos hacer (o bueno, quizás sí). Según un estudio reciente, existen algunos trucos que podemos llevar a cabo para rejuvenecer algunos años. ¿Todavía no lo has visto? ¡Pues vamos a ello!
¿Es posible 'perder' años? Esto es lo que dice la ciencia
Cuando hablamos de edad es importante hacer especial mención a dos variables: la cronológica y la biológica. Mientras que la primera hace referencia a nuestra fecha de nacimiento (es decir, lo que vemos en el DNI), la segunda es más reveladora y quizás más compleja.
En este sentido, la edad biológica (aunque no aparezca en ningún documento legal) resulta determinante en muchos casos, pues al fin y al cabo determina cómo va nuestro proceso de envejecimiento. Por lo tanto, a través de ella podemos valorar el estado de nuestras células, tejidos, órganos y sistemas.
Como puedes observar, esta última varía en función de cada persona, y aunque para bien o para mal puede determinar nuestro estado de salud, lo bueno es que también es modificable. ¿Y esto que quiere decir? Pues bien, vamos a explicar lo que dice la ciencia.
Recientemente, un estudio elaborado por investigadores estadounidenses, y liderado por la doctora Kara N. Fitzgerald, ha llegado a la conclusión de que sería posible rejuvenecer unos años si aplicásemos unas determinadas estrategias.
Para obtener esta hipótesis, la investigación contó con la participación de seis mujeres cuya edad cronológica rondaba los 58 años de media. Sin embargo, lo más sorprendente fue el resultado obtenido en una de esas seis participantes.
Al parecer, después de haber finalizado el estudio tras ocho semanas de seguimiento, se comprobó que esta participante logró reducir once años en su edad biológica. En otras palabras, pasó de 57 a 46 años, aunque cabe tener en cuenta que al inicio el estudio tenía una edad cronológica de 62 años.
Ahora seguramente te estarás preguntando cómo consiguió rebajar esa cantidad de tiempo . Pues bien, la respuesta es sencilla: no fue por arte de magia ni a través de un milagro, sino por un programa que siguió durante dos meses.
En dicho programa se llegaron a incluir una serie de pautas a seguir, y gracias a ellas se llevó a cabo este rejuvenecimiento biológico. Pero lo mejor de todo es que se tratan de cosas tan sencillas que cualquier persona también podría aplicarse.
Eso sí, antes de seguir a raja tabla estas cuatro recomendaciones, también tuvo que ponerse en práctica otras generales. En este sentido, priorizar la comida orgánica, mantener una buena hidratación o dormir las horas suficientes, por ejemplo, fue también importante.
Los 4 grandes trucos
El primer truco y más importante fue llevar a cabo una correcta alimentación. Se propuso una ingesta determinada de alimentos, los cuales se distribuyeron de dos formas: semanalmente y diariamente. En el primer caso se priorizó el consumo de hígado y huevos, mientras que en el segundo se daba lugar a más variedad.
Por lo tanto, alimentos como las hojas verdes, las verduras, las pipas, el romero, la cúrcuma, el té, la fruta y la proteína animal debía consumirse de forma diaria. Así mismo, también se introdujo la suplementación de probióticos y fitonutrientes.
La segunda recomendación (igual de importante que la alimentación) estaba relacionada directamente con el ejercicio. De hecho, el truco estaba en realizar mínimo 30 minutos de actividad al día, durante cinco días a la semana.
De la mano de esta segunda recomendación, también viene la tercera: el control del estrés. Está más que demostrado el impacto que supone este estado psicológico sobre nuestro organismo, y por eso, las participantes realizaban ejercicios de respiración dos veces al día.
Y por último, pero no menos importante, también se procuró llevar a cabo unos correctos hábitos de sueño y descanso. Respetar las siete horas mínimas de sueño era imprescindible, y por eso, llevar a cabo estos horarios resultó ser fundamental.