En los últimos años, España ha experimentado una creciente subida del precio de la luz que ha generado un revuelo significativo. Los hogares y las empresas han sentido el impacto en sus facturas de electricidad.
Esta situación ha hecho ver la necesidad de acelerar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y asequibles. Las autoridades están explorando medidas para aliviar el impacto, mientras que los ciudadanos se ven incentivados a adoptar prácticas de consumo energético más eficientes.
A nivel individual, este incremento ha llevado a muchos a replantearse sus hábitos de consumo energético. La conciencia sobre la importancia de reducir el gasto eléctrico y aprovechar los momentos de menor demanda se ha incrementado. Esto está impulsando cambios en la rutina diaria y adopción de tecnologías más eficientes.
La decisión que millones de españoles han tomado es la de acogerse al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). Esta tarifa se caracteriza por tener precios que varían a lo largo del día en función de la oferta y demanda de energía en el mercado eléctrico.
En la tarifa PVPC, los precios de la electricidad se establecen para cada hora del día en función de cómo fluctúa la demanda y la oferta en el mercado mayorista. Esto significa que los consumidores que tienen contratada esta tarifa pagan un precio diferente por la electricidad en cada hora del día.
Los consumidores ahorran un gran pellizco gracias al PVPC
Afortunadamente, la tendencia a que se incremente cada mes el recibo de la luz se está invirtiendo. Este recibo ha bajado un 44% entre enero y julio de este año, lo que representa una media de 391,81 euros.
El objetivo detrás de la tarifa PVPC es incentivar a los consumidores a utilizar la electricidad en momentos de menor demanda. Esto puede contribuir a una mayor eficiencia energética y una mejor gestión de la red eléctrica.
Esta variabilidad en los precios también puede resultar en facturas más altas para los consumidores si no ajustan su consumo a los momentos de menor demanda. Sin embargo, estos toman mucha conciencia y se adaptan de forma correcta a realizar algunas de sus tareas domésticas en las horas más baratas.
Una diferencia interanual abismal: de 699 a 391 euros
Así es. La diferencia entre el primer semestre de 2022 y el primero de 2023 es de 307,90 euros. Se trata de un poco menos de la mitad de 699, 71 euros, la alta cantidad que pagaron los consumidores de enero a junio de 2022.
Estos datos los ha reflejado el simulador de la factura de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Estos se basan en la factura de un consumidor medio con una demanda anual de 3.240 kilovatios por hora (kWh).
Como ya hemos comentado, los tiempos están cambiando. En 2022, el recibo de luz subió un 32% respecto a 2021, cuando llegó a alcanzar una media de 1.145 euros, 280 euros más que en 2021.
El frecuente uso de gas natural y de carbón por culpa de la producción hidráulica y la sequía influyó en el aumento del precio. Esos mismos factores están desapareciendo este año, por lo que la factura de luz se está recuperando.
En lo que va de 2023, los consumidores han pagado 296,65 euros por el consumo y 68,99 euros por el término fijo. También han desembolsado otros 5,62 euros por el equipo de medida, 1,89 euros por el impuesto eléctrico y los restantes 18,66 euros por el IVA.