En los tiempos actuales, ahorrar se ha convertido en un desafío cada vez más complicado para muchas personas. Hay muchos factores que hacen prácticamente imposible quedarte con dinero a final de mes.
A medida que avanzamos en el siglo XXI, nos encontramos inmersos en una sociedad impulsada por el consumo, donde se nos bombardea constantemente con tentaciones y oportunidades para gastar nuestro dinero.
Desde las innovaciones tecnológicas que nos ofrecen una comodidad instantánea hasta la publicidad persuasiva, las barreras para el ahorro parecen ser cada vez más altas.
Además, la creciente inflación y el aumento de los precios de bienes y servicios esenciales también juegan un papel importante en la dificultad de ahorrar. Los precios de la vivienda, alimentación, educación y atención médica continúan en constante aumento, lo que deja a muchas personas con ingresos limitados.
Por otro lado, el rápido ritmo de vida actual nos mantiene ocupados y estresados, lo que dificulta encontrar tiempo y energía para dedicarnos al análisis de nuestras finanzas personales. Las largas jornadas laborales, las responsabilidades familiares y las múltiples obligaciones diarias hacen que la idea de ahorrar parezca un lujo lejano.
No obstante, a pesar de todos estos desafíos, el ahorro sigue siendo una herramienta fundamental para garantizar la estabilidad financiera de una persona/familia y construir un futuro seguro. Otro método o corriente de ahorro es el preahorro, que consiste en ahorrar antes de comenzar a gastar: guardar un porcentaje de tus ingresos fijos.
Estos son los entresijos del preahorro
Muchas veces, sin darnos cuenta, nos volvemos “locos” cuando a principios de mes nos llega la nómina o el sueldo. En ese momento, caemos en la cuenta de ese móvil que necesitamos, de ese arreglo que hay que hacer en la casa o simplemente de una prenda que te enamoró.
Es ahí cuando hace efecto el preahorro, una manera muy sencilla de no gastar una parte del dinero que ingresamos. Los porcentajes de ahorro dependen de cada uno, pero pueden oscilar entre un 5 por ciento o un 20 por ciento de tu sueldo.
Aunque parezca mentira, solo ahorrando un 10 % de tu sueldo puedes llegar a guardar bastante dinero a largo plazo. Imagina, por ejemplo, que eres un mileurista que ingresa de forma neta 1.000 euros al mes.
Si ahorras el 10 %, tendrás que transferir un total de 100 euros a otra cuenta bancaria o bien separarlo del resto. A final de año, después de haber ahorrado 12 meses, tendrás en tu cuenta de ahorro 1.200 euros. Esta es una cantidad bastante interesante para, por ejemplo, hacer ese viaje que habías soñado o para realizar un gran desembolso como un aire acondicionado.
Además, si elevamos ese porcentaje hasta, por ejemplo, un 20 % del sueldo, en solo 5 meses ya tendríamos nuestros 1.000 euros ahorrados. Todo depende del sueldo que se ingrese, y del porcentaje que se quiera destinar.
Un importante método para el largo plazo
Como ya hemos podido observar, este método permite ahorrar a corto plazo y hacer frente a esa necesidad acuciante para la que se necesita dinero. Pero si ampliamos este método a largo plazo, nos encontramos con que podemos dar respuesta a objetivos más lejanos.
Por ejemplo, una persona que consigue ahorrar 1.000 euros cada cinco meses, puede llegar a conseguir ahorrar 6.000 euros en cinco años. Se trata de una cantidad importante para afrontar la entrada a una vivienda o comprar un coche de segunda mano.
No es aconsejable, en cambio, pedir un préstamo y contraer una deuda ante un escenario económico complicado como el actual. Este préstamo podría hacer que los intereses aumenten los gastos fijos de una familia cuando menos se lo pueden permitir.