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Grupo de personas cogidas de las manos

Cómo mejorar la relación de familia (en 8 sencillas claves)

Si tienes conflictos familiares o quieres prevenirlos, estas técnicas te serán de gran ayuda.

La importancia de mantener una buena relación familiar, junto con el bienestar, el apoyo y la felicidad que ello comporta, hace relevante el conocimiento de técnicas o estrategias para afrontar los conflictos que puedan producirse y gestionarlos de manera adecuada.

Es por ello que existe una gran variedad de estudios acerca de cómo promover la buena relación entre los componentes de la familia. A continuación vamos a mostraros algunas claves y técnicas para mejorar la relación de familia  y para prevenir y abordar pequeños conflictos familiares.

8 claves para mejorar la relación de familia

Como es bien sabido, en la actualidad las familias presentan una amplia gama de formas y características: desde las familias más tradicionales compuestas por una pareja heterosexual y sus hijos, hasta familias del mismo género, con hijos adoptados, monoparentales, etcétera.

Sea como sea la familia, los conflictos que suelen presentarse tienen puntos en común, pero es relevante diferenciar entre los conflictos que se producen entre padres e hijos y los que se producen en la pareja; nos centraremos en los primeros.

Problemas como la poca paciencia, la exigencia, la autoridad, la falta de libertad  o la expresión negativa de sentimientos inciden notablemente en la relación familiar. Cada sistema tiene unos roles y un estilo de crianza diferentes, por lo que se tendrán que tener en cuenta para abordar estos conflictos.

Importancia de una buena relación paterno-filial

En cuanto a la relación paterno o materno-filial, los adultos son los encargados de enseñar a los más pequeños buenos hábitos de socialización y proporcionarles un buen concepto de sí mismos, fomentando la autoestima y la autoconfianza, todo envuelto en un entorno de cariño.

Cuando esto no se produce, las consecuencias en los niños pueden llegar a ser muy negativas. Conductas violentas, intolerantes, y sentimientos de injusticia se pueden dar en familias en las que no se fomenta el diálogo y no se tiene en cuenta la solidaridad ni el respeto mutuo.

Abordar la incomprensión en la adolescencia

La etapa adolescente es una de las épocas en las que más conflictos se producen entre padres e hijos. Estos últimos intentan formar su identidad mientras los padres luchan por comprender el comportamiento de sus hijos y fomentar el cumplimiento de las normas.

Dicha incomprensión puede dar lugar a la sensación de no ser una buena madre o un buen padre, lo que podría derivar en una rendición por parte de estos. Es por ello necesario trabajar estrategias de autoestima y asertividad en lo referente al papel de los padres en la crianza de su hijo.

1. Intentar recordar la forma de pensar de cuando se era adolescente

Una estrategia útil es la de rememorar la adolescencia que todo padre vivió.  Ponerse en el lugar del hijo y recordar cómo nos sentíamos a su edad puede ser muy beneficioso para comprender conductas y comportamientos, reduciendo la inseguridad acerca de si se está siendo buen padre.

2. Respetar los límites del adolescente siempre que sea posible

Si vuestro hijo decide cambiar la rutina o la forma de hacer algunas actividades, es contraproducente evitarlo. Es necesario que experimenten, que se equivoquen y que aprendan de esas experiencias. La identidad del adolescente está en plena creación.

Trabajar la paciencia y la expresión de emociones

Pequeños conflictos familiares se pueden ver incrementados por una falta de escucha activa por parte de padres e hijos, en ocasiones expresar de una manera sosegada aquello que se quiere decir resulta casi imposible, lo que hace que se expresen las emociones de manera explosiva.

Esta pérdida de control genera en los padres dificultades para hablar con sus hijos de una manera correcta, lo que produce una transferencia de emociones negativas y nerviosismo. Por esto es necesario trabajar estrategias de control emocional y relajación.

3. Dar importancia a las emociones de los hijos

Muchos padres que no dan la importancia necesaria a situaciones que producen malestar en sus hijos, considerándolas “tonterías”. Esto genera sentimientos de frustración e ira en los hijos, que pueden expresar su enfado de manera explosiva. Detectar los problemas de tu hijo como tales y ser comprensivo  puede ayudar a disminuir el enfado.

4. La paciencia como forma de relajación

Cuando los padres se topan ante situaciones de rabieta o enfado intenso por parte de sus hijos, es sencillo caer en el error de ponerse nerviosos e incrementar la tensión del momento. Respirar profundamente y desconectar unos segundos hará que la respuesta sea más apacible.

Fortalecer la autoestima y dar atención a los hijos

En muchas ocasiones la falta de atención por parte de los padres resulta un hecho nefasto en el desarrollo de la autoestima de los niños y fomenta las conductas conflictivas por parte del hijo, que intenta conseguir esa atención de algún modo.

Ten presente que  los hijos necesitan el reconocimiento, la organización y el apoyo de los padres; es fundamental para trabajar de manera adecuada este punto. Las estrategias de negociación y resolución de conflictos son adecuadas en este sentido.

5. El refuerzo positivo para fomentar la motivación y la autoconfianza

Estar involucrados en el desarrollo, el esfuerzo y los éxitos de los hijos les supone una fuente de motivación y de bienestar. Felicitar a los hijos, mostrar interés por lo que hacen bien y dedicarles tiempo contribuye a su autoconfianza y fortalece su autoestima.

6. Mostrar la importancia que tiene vuestro hijo para vosotros

Con el ritmo de vida acelerado tan marcado por la sociedad en la que vivimos, es habitual dejar de lado muestras de afecto y cariño que son esenciales para los más pequeños (y los que no lo son tanto). Sentirse querido por alguien tan importante como tus padres es fundamental  para un desarrollo emocional adecuado.

Trabajar en habilidades de expresión verbal y gestual

Cómo se dicen las cosas, tanto en lo referente al contenido de las palabras como al modo de expresión, marca una diferencia sustancial en las relaciones en familia. Ofender por falta de tacto o no decir lo que se piensa por miedo es algo común.

Algunas de las estrategias que os proporcionamos a continuación tratan de asesorar a los padres en cuanto a la forma en la que se dirigen a sus hijos, intentando  rebajar las emociones negativas, mantener la calma y potenciar la resolución positiva.

7. La importancia de saber qué decir y cómo decirlo

Las habilidades de comunicación asertiva, con un buen tono de voz, claridad y fluidez en el mensaje son importantes en el momento de comunicarse. Ya sea bueno o malo el contenido de lo que se quiere transmitir, la forma de hacerlo debe ser apaciguada, delicada y sencilla.

8. Gestionar las emociones antes de dar una respuesta

En ocasiones, durante una discusión, se transmiten comentarios o pensamientos que distan de la realidad. Pedir disculpas en estos casos y meditar la respuesta para siguientes ocasiones es fundamental para el bienestar familiar. Si tu hijo está nervioso, no lo acentúes con tu propio nerviosismo.

Referencias bibliográficas:

  • Arcus, M. E., Schvaneveldt, J. D. & Moss, J. J. ((1993). Handbook of Family Life Education. The prac­tice of Family Life Education. Londres: Sage Publications.