El LSD es una droga semisintética que provoca efectos alucinógenos en quien la consume. El LSD (dietilamida de ácido lisérgico) adquirió popularidad durante las revoluciones contraculturales de los años 60 y 70 del siglo XX y también a través de la cultura popular, sobre todo en el cine y en la televisión.
Actualmente tiene el estatus de droga ilegal en gran parte del mundo pero se usa con fines medicinales y de manera legal en algunos países. Sin embargo, el uso continuado del LSD puede provocar graves problemas mentales, por lo que es necesario conocer las características de esta droga. En este artículo resumimos qué es el LSD, su historia y sus efectos.
El LSD o dietilamida de ácido lisérgico es una droga psicodélica cuya actividad afecta al estado de consciencia de quien la toma. Esta sustancia ha sido usada, desde su auge en los años 50 aproximadamente, con motivaciones recreativas, espirituales y medicinales.
El LSD se elabora a partir de una sustancia llamada ergotamina, que está presente en el cornezuelo, un hongo que habita distintos cereales aunque el más común es el centeno. Este hongo lleva utilizándose desde hace milenios como sustancia psicoactiva por distintas civilizaciones, en algunos casos sin saber de la existencia de la misma.
No existe evidencia empírica de que el LSD sea una droga adictiva, pero sí está demostrado que puede ocasionar graves problemas de salud en aquellas personas que lo consumen de manera habitual.
Pese a los graves efectos que puede tener el LSD en la salud, esta ha sido una droga usada de manera frecuente por artistas, cantantes o escritores para, según sus testimonios, alcanzar la inspiración. Personalidades del mundo de la música, la literatura, el cine o la tecnología como Steve Jobs, Cary Grant, los Beatles o Aldous Huxley han sido consumidores reconocidos de LSD.
El LSD se consume generalmente por vía oral. Por lo general se ingiere un soporte donde se administra una pequeña dosis de la droga, que normalmente suele ser una gota. Estos soportes acostumbran a ser láminas finas de papel, cartón, terrones de azúcar o gominolas.
El LSD fue descubierto por el químico suizo Albert Hoffman en 1943, mientras trabajaba en un laboratorio de Basilea para hallar una sustancia que favoreciera la circulación sanguínea. Hoffmann había estado investigando con el cornezuelo desde hacía 5 años, sintetizando la ergotamina, que es el principio activo que provoca los efectos de la droga. No fue hasta que decidió probar la sustancia por sí mismo que descubrió los efectos de la droga.
En 1947 fue comercializada por unos laboratorios la sustancia que Hoffmann había descubierto, con fines medicinales para tratar enfermedades como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
En los años 50 el LSD fue usado por la CIA con el fin de hallar mecanismos de control mental, y durante los años 60 empezó a ser usada como droga recreativa por la juventud de la época en todo el mundo, siendo ilegalizada en el año 1966 en Estados Unidos.
A partir de los años 60 y 70 el LSD se convirtió en una de las drogas más representativas de los movimientos contraculturales de la época. El LSD fue además una droga muy consumida por el movimiento hippie por los efectos de liberación mental y la ilusión de iluminación espiritual que puede llegar a ejercer en quien lo consume.
Los efectos del LSD administrado por vía oral suelen tardar en manifestarse entre 30 minutos y una hora y pueden tardar entre 8 y 10 horas en desaparecer.
Los efectos experimentados pueden ser muy variados. Podemos clasificar los efectos de esta droga en físicos, psicológicos y perceptivos.
Los síntomas físicos que puede experimentar alguien que consume LSD son la dilatación de las pupilas, el aumento de la frecuencia cardíaca, temblores, fiebre, niveles elevados de azúcar en el organismo, aumento de la aparición de movimientos reflejos, contracciones musculares e insomnio.
Los efectos psicológicos que caracterizan el consumo de LSD incluyen los siguientes: un desequilibrio emocional que puede ir desde la euforia hasta la tristeza; ansiedad; dificultad para pensar de manera coherente, o bien aumento de la capacidad reflexiva o creativa; problemas para llevar a cabo funciones cognitivas determinadas; aumento del afecto hacia personas cercanas o de la animadversión hacia otros.
Los efectos perceptivos o sensoriales que se experimentan al tomar LSD incluyen la percepción de colores muy vivos en los objetos o las personas, alucinaciones de todo tipo, percepción alterada del tiempo, sinestesia y experiencias especiales percibidas como religiosas o espirituales.
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