Para acceder a una pensión de jubilación es preciso, al menor, contar con 66 años y dos meses, además de 15 años cotizados. Dos de esos años deben estar registrados en los últimos 15. Pero en el caso de que no se cumpliese con esa exigencia, los mayores no quedarían desprotegidos por el sistema.
También tienen la posibilidad de percibir una prestación. El organismo público contempla para este tipo de personas la opción de la pensión no contributiva. El objetivo es que todos tengan asegurada una paga económica, asistencia médica gratuita y servicios sociales complementarios.
Hay mucha gente que no llega a ese mínimo. Ya fuera porque tuvo que apartarse de la vida laboral para el cuidado de sus hijos o de familiares dependientes. En otros casos puede deberse debido a la incapacidad para incorporarse al mercado de trabajo.
A esta pensión no solo tienen derecho los que hayan cotizado por debajo de los 15 años. También los que nunca hayan contribuido con el sistema para generar el derecho a una prestación contributiva.
¿Qué requisitos hay que cumplir?
Mucha gente se preguntará que requisitos debe cumplir para cobrar esta pensión después de no llegar al mínimo cotizado. Básicamente hay que contar con 65 años y no tener derecho a percibir una prestación contributiva, además de ser residente en nuestro país.
Para ello se exige un periodo mínimo de 10 años desde los 16 hasta el momento de la petición de la ayuda. En cuanto a la residencia legal, se pedirá al menos que tenga un par de años previos de forma ininterrumpida antes de la solicitud.
¿Cuánto se cobra con la pensión no contributiva?
Este año, el importe de la pensión no contributiva se eleva hasta los 5.899,60 euros anuales. Esto se traduce todos los meses en un ingreso de 421,40 euros en la cuenta del beneficiario, a lo que se le sumarían las dos extras cada año. Una sería en verano y la otra en noviembre, antes de la Navidad.
En cualquier caso, no se trata de una cuantía fija, ya que variará en función de una serie de factores. En la Seguridad Social explican que la cifra dependerá sobre todo del "número de beneficiarios que vivan en el mismo domicilio". También de "sus rentas personales y/o de las de su unidad económica de convivencia".
Aclaran que este importe no puede estar por debajo de la renta mínima del 25%. Una cantidad que se traduce 1.474,90 euros anuales, que mensualmente se traduce en 105,35 euros.
También explican que habrá unidad económica de convivencia cuando el beneficiario resida con otras personas unidas con él. Ya sea a través del matrimonio, lazos de parentesco de consanguinidad o adopción hasta segundo grado. En el caso del parentesco hasta segundo grado afecta tanto a hijos, padres, abuelos, nietos y hermanos del demandante de la pensión.
Las pensiones máximas superarán los 3.000 euros
Aquellos que decidan retirarse y cumplan con las exigencias mínimas, tanto en edad como de cotización, sí que obtendrán unas mejores pensiones. A partir de los 15 años de aportación a la Seguridad Social ya podrán percibir una paga contributiva. Además, 2 de esos últimos 15 años deben ser previos a la solicitud de la jubilación.
Para el próximo año las pensiones aumentarán un 8,46%. Este parámetro viene determinado por la media de la inflación durante los últimos doce meses del ejercicio, entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022.
Con todo esto, la prestación media para los jubilados superará los 1.300 euros. Pero lo más llamativo de todo es la situación en la que quedan aquellos que perciben la paga más alta. En su caso, por primera vez en la historia rebasarán los 3.000 euros mensuales.