Nuestra boca en la principal entrada a nuestro organismo, lo que incluye tanto alimentos como posibles infecciones y aunque esta se encuentre protegida por la saliva, la cual se encarga de salvaguardar la salud de nuestra cavidad bucal, en ocasiones puede verse afectada por infecciones de todo tipo y gravedad.
Entre estas infecciones se encuentran las conocidas llagas bucales, unas pequeñas heridas que si bien no siempre son preocupantes, pueden causar grandes molestias. A lo largo de este artículo explicaremos qué son las llagas de la boca, por qué aparecen y cómo curarlas; así como los síntomas que la acompañan y las posibles infecciones que las provocan.
¿Qué son las llagas de la boca?
Las llagas, también conocidas como úlceras o aftas bucales, que aparecen en la boca son afecciones muy comunes que afectan a la gran mayoría de las personas en algún momento de su vida.
Estas pequeñas heridas pueden aparecer en cualquiera de los tejidos blandos de la boca, incluyendo labios, la parte interior de las mejillas, encías, lengua y la zona superior e inferior del interior de la boca. Además, en los casos en los que la afección es más grave o se encuentra más extendida, puede afectar también la boca del esófago, apareciendo estas llagas por todo el tubo que conduce al estómago.
Generalmente, las aftas bucales, las cuales incluyen también úlceras gangrenosas, suelen ser irritaciones leves que permanecen alrededor de una o dos semanas y, aunque molestas, no suelen desarrollar grandes complicaciones. No obstante, en algunos casos, pueden ser un síntoma de otras afecciones más graves como una infección vírica, como podría ser el herpes simple o ciertas enfermedades de transmisión sexual, o incluso un cáncer de boca.
Las llagas bucales leves pueden aparecer como una respuesta de nuestro organismo a períodos de estrés, infecciones o cambios en el estado de nuestro sistema inmune. Además, existen algunos fármacos o tratamientos que puede conllevar la aparición de aftas ulcerosas en la boca.
¿Qué síntomas presentan?
Aunque los síntomas pueden variar en función del tipo de llaga o de la infección que la provoca, en la mayoría de los casos, las llagas en la boca provocan un enrojecimiento de la zona afectada y sensación de dolor, sobre todo cuando la persona intentar ingerir alimentos y/o bebidas. Además, la persona afectada también puede experimentar una sensación variable en intensidad de ardor u hormigueo alrededor de la llaga.
Según el tamaño, la gravedad y la ubicación de las llagas en la boca, estas pueden conllevar serias dificultades para comer, beber, tragar, hablar o incluso respirar y en el caso de no detener la infección pueden llegar a provocar la aparición de ampollas dentro de la boca.
En el caso de que las las aftas de la boca se acompañen de cualquiera de los siguientes síntomas, se recomienda acudir de manera urgente a la consulta del médico, puesto que pueden indicar la presencia de alguna otra enfermedad de mayor gravedad. Estos síntomas incluyen: llagas de un tamaño anormalmente grande, brotes de llagas en la boca muy frecuentes, erupciones cutáneas, dolor de las articulaciones, fiebre, diarrea.
¿Por qué aparecen?
Además de las diferentes enfermedades físicas que poseen las aftas bucales como uno de sus principales síntomas, existen varias causas que subyacen a la aparición de llagas en la boca. Estas causas van desde causas cotidianas hasta la aparición de enfermedades graves. Entre las causas más habituales se encuentran:
Morderse la lengua, la mejilla o el labio.
Quemaduras en la boca debido a alimentos o bebidas muy calientes.
Irritación provocada por objetos punzantes, ortodoncias, retenedores o dentaduras postizas.
Cepillados de dientes agresivos o con cepillos demasiado duros.
Masticar tabaco.
Virus del herpes simple.
Por otra parte, aunque en un principio las llagas de la boca no son contagiosas, existen una serie de factores de riesgo que pueden favorecer la propensión a desarrollar estas heridas bucales. Los factores de riesgo incluyen:
Un sistema inmune debilitado a causa del estrés o de alguna enfermedad.
Alteraciones hormonales.
Deficiencia de ciertas vitaminas como el folato o la vitamina B-12.
Problemas intestinales como la enfermedad de Crohn o el síndrome del intestino irritable.
Finalmente, existen una serie de enfermedades o condiciones físicas que pueden causar llagas o úlceras en la boca. Las aftas bucales pueden ser un síntoma de las siguientes afecciones:
1. Herpes labial
En el herpes labial la llaga en la boca aparece en forma de ampolla roja, dolorosa y llena de líquido que aparece cerca de la boca y los labios. Uno de los primeros síntomas, que aparecen incluso antes de la llaga, es la sensación de ardor y hormigueo en la zona afectada y puede estar acompañada de fiebre, dolor corporal e inflación de los ganglios linfáticos.
2. Gingivoestomatitis
La gingivoestomatitis es una infección común de la boca y las encías que aparece sobre todo en niños. Esta provoca llagas dolorosas en las encías o en interior de las mejillas y también puede acarrear síntomas similares a la gripe
3. Mononucleosis infecciosa
La mononucleosis infecciosa, conocida popularmente como “la enfermedad del beso”, es causada por el virus del Epstein-Barr. Entre sus síntomas se incluyen las llagas en la boca, dolor de garganta, inflamación de los ganglios, cefaleas, fatiga, sudores nocturnos y dolor corporal generalizado.
4. Estomatitis aftosa
Esta afección consiste en la aparición de aftas o úlceras pequeñas, dolorosas, de forma ovalada y de tono rojo, blanco o amarillo que aparecen en el interior de la boca. Suelen ser inofensivas y tienden a curarse solas, pero también pueden ser un síntoma de otras enfermedades como enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca o VIH.
5. Enfermedad de manos, pies y boca
Esta enfermedad suele afectar a niños menores de 5 años y se detecta mediante la aparición de llagas y ampollas rojas y dolorosas en la boca, lengua y encías. Así como por erupciones en las palmas de las manos y las plantas de los pies.
5. Liquen plano oral
En liquen plano oral es un trastorno inflamatorio crónico que afecta a encías, labios, mejillas y lengua, causando llagas hinchadas de color rojo brillante que pueden llegar a ulcerarse y sangrar.
6. Cáncer de boca
El cáncer de boca puede afectar a cualquiera de las partes activas de la cavidad bucal, incluyendo labios, mejillas, dientes, encías, lengua, etc. Las aftas y parches blancos y/o rojos aparecen dentro de la boca o en los labios y no cicatrizan. Se acompaña de otros síntomas como pérdida de paso, encías sangrantes o dolor de oído.
Finalmente, otras condiciones de salud que pueden causar llagas en la boca son: anemia, leukoplakia, pemphigus vulgaris, radioterapia y quimioterapia, enfermedades autoinmunes, trastornos hemorrágicos, enfermedad celíaca, trasplantes de órganos recientes.
¿Cómo curar las llagas en la boca?
En el caso de las llagas de poca gravedad, estas suelen desaparecer de manera natural en 10 o 14 días pero es cierto que pueden llegar a permanecer hasta 6 semanas. Debido a las molestias que ocasionan, existen una serie de remedios caseros que ayudan a disminuir las aftas de manera muy sencilla. Entre las principales recomendaciones se encuentran:
Evitar alimentos calientes, picantes o muy salados
Evitar los cítricos y las altas concentraciones de azúcar
Evitar el tabaco y el alcohol
Hacer gárgaras con agua salada
Masticar hielo o alimentos helados
Analgésicos de venta libre
Aplicar una pasta de bicarbonato de sodio y agua
Aplicar una solución de peróxido de hidrógeno y agua
Gel esteroideo
Estos remedios pueden aplicarse en prácticamente todos los tipos de llagas en la boca. No obstante, es imprescindible consultar antes con un médicos o farmacéutico, sobre todo en el caso de las provocadas por otras afecciones.
¿Se pueden evitar?
No existe una forma totalmente eficaz y segura de evitar la aparición de las llagas en la boca. No obstante, se pueden llevar a cabo una serie de recomendaciones para disminuir las probabilidades de aparición. Estas son:
Evitar alimentos y bebidas muy calientes.
Masticar despacio.
Usar un cepillo de dientes suave y mantener un higiene bucal adecuada.
Intentar disminuir el estrés.
Dieta equilibrada.
Evitar alimentos picantes.
Tomar suplementos vitamínicos.
Beber mucha agua.
No fumar ni masticar tabaco.
Evitar o limitar el consumo de alcohol.
Proteger los labios de la radiación solar.
Referencias bibliográficas
Femiano, F. & Lanza, A. (2007) Guidelines for Diagnosis and Management of Aphthous and Stomatitis. The Pediatric Infectious Disease Journal, 26: 728-732.