Los alimentos probióticos han adquirido una gran fama y relevancia en los últimos tiempos por los innumerables beneficios que aportan a nuestro organismo. Aunque estos alimentos pueden consumirse en muchos formatos, el kéfir o búlgaros es uno de los más populares.
Con la popularización de estilos de vida más saludables, se han puesto de relevancia las diferentes propiedades y beneficios del kéfir de leche, de agua o de coco. En este artículos descubriremos qué es el kéfir y como puede beneficiar a nuestra salud.
¿Qué es el kéfir (búlgaros)?
El kéfir o búlgaros es un alimento de la familia de los lácteos cuyo origen se remonta a los principios de la medicina popular europea y asiática, concretamente a las zonas de Cáucaso, Rusia y países de Asia Central.
Según estos remedios tradicionales, el kéfir posee innumerables propiedades beneficiosas con relación a los problemas gastrointestinales. Este alimento está repleto de nutrientes y probióticos esenciales para el correcto funcionamiento del sistema inmune y del digestivo.
En cuanto a qué es exactamente el kéfir, podemos decir que este se elabora a partir de unos grandes granos formados por una combinación de bacterias y levaduras. Para ser más exactos, estos granos de kéfir contienen una mezcla microbiana muy compleja de bacterias de ácido láctico y levaduras.
Una vez obtenidos los granos de kéfir, estos pueden combinarse con cualquier tipo de leche para fabricar una bebida ligeramente fermentada apta incluso para personas con intolerancia a la lactosa.
Aunque en la actualidad la elaboración del kéfir se realiza de una forma más mecanizada, tradicionalmente se fermentaba a temperatura ambiente y generalmente durante la noche. La fermentación de la lactosa da como resultado una bebida agria y carbonatada. Para hacernos idea, el kéfir posee una consistencia y un sabor similares a los de un yogur diluido.
Como dato curioso, en la manera tradicional de elaborar el kéfir este se producía en bolsas fabricadas con piel de cabra. Estas bolsas se colgaban cerca de alguna entrada de la casa para que cada persona que pasara la golpeara. Con esto se procuraba que la leche y los granos de kéfir estuvieran siempre bien mezclados.
Los 3 tipos de kéfir más comunes
Tal y como comentábamos el kéfir es susceptible de ser preparado casi con cualquier producto lácteo en formato líquido e incluso con agua. De entre todas las variantes el kéfir con leche, con leche de coco y con agua son los más populares.
Aunque la manera de prepararlo es relativamente parecida independientemente del alimento con el que se combine, cada uno de los diferentes tipos de kéfir posee características que lo distinguen del resto.
1. Kéfir de leche
El kéfir de leche de vaca es el más conocido y vendido a nivel mundial. Además de ser la combinación tradicional, es que el más sabor posee de todos y el que resulta más parecido al yogur.
Sin embargo, podemos encontrar diferentes tipos de kéfir de leche realizado a partir de leche de oveja o de cabra o kéfires sin lactosa.
2. Kéfir de agua
A diferencia del formato anterior, en el kéfir de agua la fermentación se realiza mediante la combinación de los granos de kéfir con agua ligeramente azucarada. Este azúcar desaparece casi por completo durante el proceso de fermentación.
Además de que puede conservarse durante mucho más tiempo, el kéfir de agua no contiene grasas, por lo que es mucho más bajo en calorías y también en azúcares.
3. Kéfir de coco
Finalmente, una de las variantes más actuales y populares del kéfir es el kéfir de coco. Este se produce mediante la fermentación de los granos de kéfir con agua de coco fresca.
Su fama es debida a que en el kéfir de coco se combinan las propiedades probióticas del kéfir tradicional con las del agua de coco, rica en vitaminas y sales minerales muy saludables.
Beneficios y propiedades: ¿para qué sirve?
Tal y como hemos mencionado a lo largo de todo el artículo, el kéfir se distingue de otros productos lácteos probióticos por sus innumerables propiedades saludables y beneficios para nuestro organismo. Entre ellos destacamos los siguientes.
1. Favorece el sistema inmune
Gracias a sus compuestos y nutrientes, como la vitamina B7 y el ácido fólico, el kéfir potencia nuestro sistema inmunológico y ayuda a proteger a las células de este.
Asimismo su gran cantidad de probióticos ayuda en la protección y defensa contra bacterias como la salmonella y el E. coli, entre otras muchas bacterias depredadoras.
Además, el kéfir posee un compuesto único llamado kefiran, un polisacárido insoluble conocido por su eficacia demostrada a la hora de reducir el colesterol y mejorar los problemas de presión arterial.
2. Refuerza la densidad ósea
Una de las principales propiedades del kéfir de leche es su alto contenido en calcio. Sin embargo, quizás lo más interesante de este alimento es que, además del calcio, contiene también compuestos bioactivos que ayudan a que nuestro organismo absorba bien el calcio y disminuya la degeneración ósea.
Por otra parte, el alto contenido de vitamina K2 del kéfir unida a los nutrientes de la leche como calcio, el fósforo, el magnesio y la vitamina D, favorecen la prevención y la disminución de los problemas óseos.
3. Es un potencial aliado contra el cáncer
Estudios en torno a los posibles beneficios de este lácteo apuntan hacia la idea de que el consumo de kéfir puede resultar beneficioso contra la propagación de las células cancerígenas.
Se ha observado que los diferentes compuestos y agentes del kéfir pueden potenciar la autodestrucción de células cancerígenas en el estómago, así como la reducción de las células cancerígenas en las mamas.
Sin embargo debemos de ser cautos con estos resultados puesto que solamente apuntan hacia una ayuda o posibilidad y no suponen una cura o un tratamiento contra el cáncer, y mucho menos un sustituto de terapias de tipo médico.
4. Favorece la digestión
Nuestro sistema gastrointestinal funciona manteniendo un complicado equilibrio. Gracias a los probióticos presentes en el kéfir de leche, de agua o de coco podemos favorecer dicho equilibrio intestinal favoreciendo además los procesos de digestión y evitando afecciones como las úlceras o el síndrome de colon irritable.
Además el kéfir resulta altamente beneficioso tras el tratamiento con antibióticos. El motivo es que los compuestos probióticos ayudan a restaurar la flora perdida por los agentes patógenos, ayudando también a combatir efectos secundarios gastrointestinales de estos medicamentos, como la diarrea disruptiva.
5. Mejora los problemas de la piel
En relación con el punto anterior, en ocasiones un mal funcionamiento de nuestro intestino puede provocar también problemas cutáneos como acné, erupciones cutáneas, psoriasis o eczema.
Como consecuencia, las bacterias beneficiosas del kéfir ayudan a mantener la homeostasis de la piel, reduciendo la intensidad de estas afecciones. Además, tradicionalmente el kéfir era usado como tratamiento para quemaduras y sarpullidos.
6. Mejora los síntomas de la intolerancia a la lactosa
Cada vez son más los casos de personas que sufren algún tipo de intolerancia a la lactosa, provocada por un problema en la digestión de esta. Sin embargo, los ingredientes activos del kéfir favorecen la digestión de la leche, gracias a que contribuyen en la descomposición de la lactosa en ácido láctico.
7. Tiene propiedades antibacterianas
Existen algunas hipótesis que apuntan hacia la idea de que algunos de los probióticos presentes en el Kéfir tienen beneficios que pueden proteger contra las infecciones.
Algunos estudios sugieren que el Lactobacillus kefiri, un probiótico exclusivo de este alimento, puede inhibir el crecimiento de varias bacterias dañinas como la Salmonella, el Helicobacter pylori y el E. coli.
8. Mejora los síntomas de alergia y asma
Es conocido que las reacciones alérgicas son causadas por una respuesta inflamatoria contra algunos alimentos o sustancias.
Estudios realizados con modelos animales revelan que el kéfir puede suprimir las respuestas inflamatorias relacionadas con las alergias y el asma. No obstante es necesario que se realicen estudios en humanos que aseguren estos hechos.
¿Cómo hacer kéfir en casa?
Si en lugar de comprarlo, preferimos hacer nuestro propio kéfir (o búlgaros caseros) de leche en casa podemos elaborarlo con esta sencilla receta. De esta manera nos aseguramos de que sea más natural y conserve todos sus beneficios. Para ello necesitamos:
15-30 gramos de granos de kéfir
500 ml de leche (preferiblemente orgánica o cruda)
Grasa o crema de leche (si se desea más espeso)
Los granos de kéfir son fáciles de encontrar en algunas tiendas de alimentos saludables y supermercados, así como tiendas on-line de alimentación.
El primer paso consiste en colocar los granos de kéfir en un frasco pequeño (cuantos más usemos, más rápido se hará el cultivo). A continuación, agregamos la leche y dejamos unos 2,5 cm de espacio en la parte superior de la jarra. Este es el momento de añadir la crema de leche si queremos una consistencia más espesa.
Colocamos la tapa y dejamos el frasco a temperatura ambiente entre 12 y 36 horas. Sabremos que está listo cuando la textura se vuelva más grumosa. Finalmente, colamos el líquido con mucho cuidado. Si queremos, podemos reutilizar los granos volviendo a añadir un poco de leche y empezando de nuevo el proceso.
En este vídeo tenemos otra receta para hacer kéfir de leche en nuestra propia casa: