Seguramente hayas utilizado, o al menos visto, las gomas del momento. Tienen una estructura en espiral, muy parecida a la de los cables de teléfono, y prometen no dañar tu pelo y no dejar marca. Lo que seguramente no conoces es la curiosa historia que hay detrás de ellos.
Sophie Trelles-Tvede tiene 27 años y ha aparecido en la revista Forbes como una de las jóvenes emprendedoras menores de 30. Dirige una empresa que el año pasado facturó más de 19 millones de euros con la venta de utensilios para el cabello, principalmente uno: el coletero de espiral.
Del cable del teléfono a un negocio millonario
En 2011 Sophie cursaba su primer año en la Universidad de Warwick, Reino Unido y una noche fue a una fiesta que tenía como consigna «vestirse con cualquier cosa menos ropa», organizada por el sindicato de estudiantes.
Ella, que por aquel entonces tenía 18 años, tenía ya todo listo cuando, al salir de la habitación, se fijó en el viejo teléfono en desuso de la pared y pensó que sería buena idea incluir una parte de este en su outfit. «Desenchufé el cable (que tenía forma de espiral) y me até el cabello», explica.
Pero el momento clave vino a la mañana siguiente. «Desperté con resaca, pero sin ningún dolor de cabeza, a pesar de que los había estado teniendo regularmente. La 'coleta` no tiraba de mi pelo ni dejaba una marca en mi cabello», describe Sophie.
Fue entonces cuando decidió llamar a su entonces novio y ahora socio comercial, Felix Haffa, y ambos decidieron trabajar en la creación de un prototipo de coletero en espiral, financiando ellos mismos el proyecto. Le pidieron a un fabricante de cable telefónico que lo cortara y lo soldara en forma redonda.
La fundadora de I
explica que la primera caja no le gustó nada, pero que siguió motivada y empezó a pedir opiniones y a hacer modificaciones en el producto. Decidió que el envoltorio debía ser transparente y con tres coleteros en espiral en cada caja. Subraya que el envoltorio era muy importante para ella, ya quería que comprar un Invisibobble fuera una experiencia divertida, como comprar una sombra de ojos.En 2012 decidieron apostar por un fabricante más grande en China para que produjera a granel. Ese mismo año empezaron a vender productos en internet y peluquerías. Las ventas crecieron muy rápido y el producto empezó a venderse internacionalmente en 2013.
Sophie explica que la gente inicialmente despreciaba su producto. «Me hacía gracia porque era 'solo un accesorio para el cabello' y mis compañeros de departamento se reían de mis publicaciones sobre el negocio en Instagram», cuenta. Pero cuando se graduó en 2014, Invisibobble tenía una facturación anual de casi 6 millones de euros.
Llegada a la cima y cómo lidiar con las copias
En 2016 Sophie notó un gran cambio en la actitud de todos aquellos que habían dudado de ella, principalmente a raíz de su aparición junto a su socio en la lista de minoristas de Forbes Under 30. Ese es el momento en el que, según ella misma, la gente empezó a tomarlos en serio.
Aprovechó ese punto para empezar a elaborar estrategias. «Pusimos un producto en el mercado y fue un éxito. Fue súper extraño. Pero nunca nos habíamos tomado un momento para dar un paso atrás y pensar en el panorama general». Y como pasa con cualquier producto exitoso, llegaron las copias. «En todos los mercados, puede suceder lo mismo", analiza. "Producimos y luego otros crean una versión más barata».
La joven aprovechó eso para cambiar de tácticas. «Ahora, es demasiado arriesgado tener una idea en la ducha. Tenemos que crear el accesorio para el cabello más innovador y tenemos equipos enteros que desarrollan los mejores productos o campañas», explica.
Esta estrategia parece ser la clave de que mantengan su éxito. Actualmente la compañía tiene su sede en Múnich y los productos se fabrican en Alemania, Corea del Sur y China. En este último país, no obstante, tuvo bastantes problemas para encontrar fábricas que encajasen con su modelo ético y en las cuales las condiciones de trabajo fueran las correctas. «Eso hizo darme cuenta de que lo más importante es que necesitamos crecer de manera sostenible», apunta.
Y en ese sentido también trabajan día a día para que sus productos sean menos contaminantes. Ahora venden multitud de elementos para el pelo y el más vendido, que es sin duda el original coletero de espiral, está hecho de plástico, pero desde la compañía aseguran que contiene solo poliuretano, algo que hace que sea totalmente reciclable.
«También queremos que las personas consuman menos y de manera más responsable. Al fijar un precio más alto que las bandas para el pelo tradicionales, tratamos de alentar eso», añade la fundadora.
Su consejo para los jóvenes emprendedores
En la entrevista realizada también ha querido lanzar un claro mensaje a todos los jóvenes emprendedores: «¡Empezad ya!». Ella apostó por lo que creía con tan solo 18 años y los expertos apuntan que es el mejor momento para hacerlo.
Según Vangelis Souitaris, profesor de emprendimiento de Cass Business School de la Universidad de la City de Londres, los jóvenes empresarios tienen, al menos, dos ventajas. «Tienen la pasión, la energía y la creatividad de la juventud y tienen poco que perder. Generalmente no tienen hijos ni una hipoteca de la que preocuparse, por lo que durante o inmediatamente después de la universidad es un buen momento para dar el salto y encontrar un negocio», afirma.
Sophie anima a todos a llevar a cabo sus ideas porque, si tienes una buena idea, «si no lo haces tú, alguien más lo hará». «Además, si comienzas un negocio como estudiante, puedes arriesgarte porque no tienes que dejar un trabajo de tiempo completo para iniciar una empresa. En el peor de los casos, no funcionará», añade.