A la hora de hablar de tipos de hipotecas, hay dos que destacan por encima de las demás. Se trata de la hipoteca fija y de la variable, con precios desbocados en esta última por la subida del euríbor. Sin embargo, hay otro tipo más desconocido.
Este tercer tipo es conocido como hipoteca abierta y sin límite de cuantía. Una opción que a priori puede sonar muy interesante, pero que implica ciertos riesgos con los que hay que tener cuidado.
Una hipoteca abierta es un tipo de préstamo hipotecario que ofrece flexibilidad en los retiros de dinero. Este permite a los prestatarios tomar prestado según sus necesidades, dentro de un límite preestablecido.
¿En qué consiste este tipo de hipoteca?
Una hipoteca abierta, sin límite de cuantía, es un tipo de préstamo que te permite disponer del dinero que has devuelto previamente a medida que pasa el tiempo. Esta es la gran diferencia con las hipotecas tradicionales, en las que recibes una suma fija al principio.
Las abiertas te permiten solicitar retiros de dinero adicionales que, posteriormente, se convierten en préstamos separados con sus propias cuotas e intereses. Veamos un ejemplo de cómo funcionan este tipo de hipotecas.
Si tienes una hipoteca abierta de 40.000 euros, has pagado 10.000 euros y aún debes 30.000 euros, puedes solicitar un retiro de hasta 10.000 euros. Corresponde a la cantidad pagada hasta ahora. Te proporciona acceso a financiamiento adicional sin obtener un nuevo préstamo o crédito personal.
Si el banco nos concede nuestro deseo, se deben pagar dos cuotas distintas. La primera, la relativa a la hipoteca, es decir, los 30.000 euros que faltan; y la segunda, correspondiente al propio préstamo solicitado.
Si bien esta flexibilidad puede ser útil, también conlleva riesgos, ya que los préstamos adicionales generan pagos mensuales independientes. Por lo tanto, es importante comprender cómo funciona y evaluar si se adapta a tus necesidades financieras antes de considerarla.
El hecho de que sea abierta y sin límite de cuantía la convierte en una opción interesante. Permite, de esta manera, aumentar el montante del préstamo, más allá del dinero acordado al firmar la hipoteca. También permite extender el plazo de amortización, por lo que es bastante flexible.
Entonces, ¿Son todo ventajas?
Estas ofrecen una ventaja bastante importante. La de otorgar al cliente la posibilidad de acceder a más financiamiento sin requerir una nueva solicitud de hipoteca o crédito personal. Esto se traduce en una forma de financiación más económica.
No obstante, su mayor desventaja radica en que, si no se manejan con responsabilidad, pueden resultar en un endeudamiento excesivo. Solicitar disposiciones de dinero o ampliaciones de la hipoteca implica incurrir en nuevos gastos.
Esta ampliación y nuevos gastos que puede generar, nos referimos tanto por el capital prestado adicional, como por los correspondientes intereses.
En caso de no poder hacer frente a estos compromisos y haber impagos, el banco puede iniciar el proceso de ejecución hipotecaria. Esto se traduce en la posibilidad de embargo de la vivienda.
Además, si la deuda supera el valor de la vivienda, el banco podría exigir que se pague el saldo restante con otros activos del titular. Por ello, este tipo de producto hipotecario tiene sus desventajas, por lo que no es adecuado para todos.
En general, se recomienda considerar una hipoteca abierta cuando se tiene certeza de que se necesitará financiamiento adicional en el futuro. Por ejemplo, en el caso de la compra de una vivienda que se planea reformar después de un tiempo.