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Mujer sentada con reloj de bolsillo columpiandose

Hipnosis: ¿es real o es un mito? Principales usos y técnicas

La hipnosis es una técnica que tiene múltiples enfoques y usos clínicos.

La hipnosis es una técnica cuya principal característica es que una persona, a la que se conoce como “hipnotizador”, induce una serie de sugestiones en otra. Cuando se utiliza con un fin terapéutico se conoce como hipnosis clínica.

Actualmente esta técnica tiene muchos usos, que van desde adelgazar, dormir, dejar de fumar, disminuir dolor, entre otros. Veremos a continuación cómo funciona y de dónde surge la hipnosis, qué hay de realidad o mito en esta técnica, cuáles son sus principales usos clínicos y qué tipos existen.

Hipnosis: ¿cómo funciona?

Mujer con las manos en la cabeza por el dolor
Puede inducir a la disminución del dolor | Getty Images

La hipnosis es una técnica de intervención psicológica que ha sido utilizada por mucha gente a lo largo del tiempo. Se trata de un procedimiento en el que una persona (el hipnotizador) sugiere cambios en las sensaciones, percepciones, sentimientos, pensamientos y/o acciones de otra persona (el sujeto participante) (Jay Lynn y Kirsch, 2005).

Dichos cambios se conocen como “sugestiones” porque son controlados por voluntad del hipnotizador, mientras el participante se encuentra en un estado que puede parecer similar al del sueño, pero es en realidad un estado de alta concentración caracterizado por una atención dirigida extrema (Raz, et. al, 2002).

Las sugestiones pueden ser de tres tipos (combinables entre sí):

Ideomotoras, cuando un movimiento ocurre sin conciencia del esfuerzo realizado, p.ej. levantar un brazo.

De reto, donde la persona ejecuta una acción sin ser capaz de frenar dicha ejecución, p.ej. mantener rígido el brazo

Cognitivas, que consiste en inducir distorsiones perceptivas, p.ej. alucinaciones o amnesia selectiva; o bien, sensoriales, como la disminución del dolor.

 

A nivel cerebral, la hipnosis se caracteriza por emitir ondas tipo alfa, que sitúan la actividad eléctrica en un estado medio entre la vigilia y el sueño. De esta manera se genera un estado alterado de consciencia que disminuye la respuesta intelectual y favorece la reactividad del sistema autónomo,

Finalmente, aunque hemos dicho que se trata de un proceso inducido por una persona, y recibido por otra, la hipnosis es en realidad un procedimiento mucho más complejo que requiere la participación activa de quienes lo reciben.

Este proceso ha sido utilizado desde hace muchos siglos y desde distintas culturas, aunque específicamente en el campo de la psicología, el uso clínico de la hipnosis se remonta a los orígenes del psicoanálisis.

Antecedentes e historia: del magnetismo animal al psicoanálisis

A finales del siglo XVIII se encontraban en desarrollo distintas teorías y prácticas que tenían por objetivo comprender la psique y acabar con distintas sintomatologías.

En Alemania, uno de los médicos más conocidos era Franz Anton Mesmer. Poniendo en práctica los postulados de la teoría del éter (la que antecedió al magnetismo, creyendo en una sustancia ligera y omnipresente), Mesmer creaba estados de sugestión que mejorar ciertos síntomas en algunas personas.

Por la explicación fisicoquímica que ofrecía, el médico llamó a esta técnica “magnetismo animal”. Tiempo después, otro médico, pero escocés, de nombre James Braid perfeccionó el método y lo denominó formalmente “hipnosis” en el año de 1843.

Su método se caracterizaba por algo en concreto: durante el estado hipnótico, Braid daba a los participantes la instrucción de recuperarse. Por ejemplo, de mover el brazo a quien tenía una rigidez sin causa orgánica (hay que recordar que era especialmente efectiva en trastornos psicosomáticos).

Al regresar al estado de vigilia, las personas veían desaparecer sus síntomas, pero no recordaban haber hecho algo para recuperarse. Al mismo tiempo, el neurólogo Sigmund Freud se encontraba desarrollando su propio modelo clínico: el psicoanálisis.

En inicio, Freud intentó poner en práctica la hipnosis en su oficio terapéutico. Pero ante la frustración del continuo fracaso como hipnotizador, así como al oponerse a la anulación de la voluntad de quienes participaban, desistió, y creó una técnica distinta: la asociación libre.

Estos fueron los inicios del diván típico de la clínica psicoanalítica y de técnicas tan importantes para dicho modelo, como la asociación libre y la transferencia.

¿Es real o es un mito?

Luego de que la hipnosis fuera definida por mucho tiempo como un “estado de trance” inducido de un hipnotizador a un hipnotizado, se desarrollaron distintas teorías para explicarlo mejor.

Entre las principales teorías explicativas de la hipnosis se encuentran la Teoría socio-psicológica de rol, la Teoría cognitivo-comportamental, la Teoría neodisociativa, la Teoría socio-psicológica de Spanos, la Teoría de la expectativa de respuesta de Kirsch y el Modelo integrativo de Lynn, entre otras.

A muy grandes rasgos, lo que tienen en común es la propuesta de que, más que un “estado de trance” en el que el participante queda involuntaria y pasivamente sumergido; la hipnosis es la puesta de acto de distintos roles e intenciones, en donde el hipnotizado también se mantiene como un sujeto activo.

Por lo mismo, es condición necesaria que el participante tenga conocimiento previo y suficiente sobre lo que requiere la situación hipnótica. De la misma manera son importantes las autopercepciones, las habilidades imaginativas y las demandas situacionales.

O dicho de otra manera, es muy importante la actitud, la expectativa de respuesta y la motivación de quien participa en este proceso para que la hipnosis sea exitosa.

Entonces podemos decir que si bien existen muchos mitos alrededor de este proceso (basta recordar la típica imagen del hipnotizador en un espectáculo circense), la hipnosis es un fenómeno real, ya que está determinado por muchos factores psico-sociológicos como los que hemos explicado.

Esto no quiere decir que sea un proceso fácil y efectivo en todas las personas o recomendable para cualquier circunstancia. Por lo mismo explicaremos más adelante cuáles son los principales usos y cuáles son las características de las principales técnicas profesionales de la hipnosis.

5 principales usos de la hipnosis clínica

Persona mordiéndose las uñas
Uno de sus principales usos es reducir la ansiedad | Getty Images

Se denomina “hipnosis clínica” al proceso en el que las sugestiones se inducen con un fin médico, es decir, tiene un valor fundamentalmente terapéutico. Por lo mismo, en algunos contextos la hipnosis clínica es también conocida como hipnoterapia.

Así mismo, dada la importancia que ha recobrado en la psicología durante las últimas décadas, hay quienes consideran la hipnosis clínica como una de las herramientas complementarias de los tratamientos cognitivo-conductuales, psicodinámicos y médicos.

Especialmente para la disminución del dolor y la reducción de la ansiedad, pero también para otras cuestiones que están más o menos respaldadas científicamente, como para dormir, para adelgazar y para dejar de fumar.

Para adelgazar

La hipnosis como técnica para perder peso se considera un tratamiento “posiblemente eficaz”, siempre y cuando se utilice de manera complementaria a una intervención cognitivo-conductual prolongada.

En algunos estudios se ha comprobado que la combinación de estas técnicas ayuda a adelgazar de manera más rápida, especialmente porque se involucra la motivación personal y con esto el seguimiento disciplinado de las instrucciones de la terapia de reducción de peso.

No obstante, los especialistas sugieren que es necesario realizar aún más estudios para corroborar la eficacia de la hipnosis en este caso.

Para dormir

Los efectos de la hipnosis como tratamiento de apoyo para dormir más y mejor han sido menos investigados que otros. En general se considera que esta técnica puede ser eficaz para potenciar los efectos de otras técnicas, tales como terapias psicológicas y farmacológicas.

Si bien la hipnosis no elimina por completo el insomnio, sí puede mejorar la calidad del sueño cuando se acompaña de otras técnicas de intervención. El efecto como técnica de relajación puede ser similar al de otras, como el mindfulness y el yoga.

Esto es además importante porque, más allá de ser un síntoma aislado, el insomnio es una de las manifestaciones de muchas patologías, tanto médicas como psicológicas.

Para reducir ansiedad

Otra de las áreas en las que se ha investigado la eficacia de la hipnosis es la disminución de la ansiedad. Se ha encontrado que la inducción de sugestiones puede ser útil como un tratamiento complementario a otras técnicas psicológicas, especialmente las cognitivas-conductuales.

La hipnosis puede hacer que la ansiedad se reduzca más rápido, y además, en caso de que la persona muestre motivación hacia estas técnicas, la hipnosis puede favorecer la adherencia al tratamiento. Esto se ha investigado especialmente en fobias y utilizando la técnica de exposición en vivo a través de la hipnosis.

Para dejar de fumar

La hipnosis como técnica para dejar de fumar es considerada como un tratamiento posiblemente eficaz. En términos generales es mejor tener un tratamiento a base de hipnosis que no tener ninguno, no obstante, esto no quiere decir que la hipnosis sea más eficaz que otros.

Además, su eficacia se ha evaluado especialmente con base en encuestas donde los participantes valoran sus periodos de abstinencia, lo cual brinda información importante pero no definitiva sobre la reducción de la dependencia al tabaco.

Así pues, la hipnosis es eficaz, pero solo como tratamiento de apoyo para dejar de fumar, es decir, cuando acompaña otros tratamientos de base bioquímica para favorecer la abstinencia.

Anestesia: hipnosis para disminuir el dolor

En este caso, la hipnosis tiene el objetivo de inducir un estado de analgesia hipnótica, es decir, emplear sugestiones que sirvan para aliviar el dolor. Es especialmente útil en el tratamiento de dolor agudo.

De hecho puede tener la misma eficacia de otros procedimientos cognitivos-conductuales. En menor medida es eficaz para el tratamiento de dolor crónico, aunque también se ha mostrado útil.

Así mismo, tiene la ventaja de que, al combinarse con otros tratamientos médicos y psicológicos, la hipnosis puede generar resultados en poco tiempo y con menor esfuerzo. Es así ya que la hipnosis pueden facilitar o favorecer otras técnicas de intervención.

En términos neurofisiológicos, las sugestiones hipnóticas favorecen el control de la reactividad del sistema nervioso autónomo, así como la experiencia o la valoración afectiva de dolor.

¿Cómo hipnotizar? Fases generales

Por lo general, la hipnosis sigue tres principales etapas: la inducción hipnótica, la sugestión hipnótica y la de inducción. La primera es el proceso incial de relajación que hará que la persona fije su atención, el segundo es la sugestión en sí misma, y el tercero es el proceso de salida del estado de relajación.

Por su parte González Ordi (2001) nos dice que el proceso hipnótico sigue las siguientes fases:

Preinductiva, en donde se establecen los objetivos, los pasos, se asegura la cooperación de quien participa y se aclaran los miedos o ideas equivocadas sobre la hipnosis.

Aplicación de las técnicas de inducción hipnótica, en donde se identifican variables que es necesario trabajar con el participante antes de la inducción, de manera que se favorezca la receptividad a las sugestiones.

Administración de sugestiones específicas, en donde se modifican las respuestas cognitivas, subjetivas, psicofísicas o motoras correspondientes.

Posthipnótica, que se refiere al aprendizaje, el mantenimiento y la generalización de las respuestas provocadas durante la hipnosis.

Como es de esperarse, este procedimiento requiere un entrenamiento profesional específico, es decir, no debe realizarse sin conocimiento profundo sobre sus mecanismos de acción y sobre sus consecuencias en quienes participan.

Principales técnicas

Mujer estirada en el sofa con los ojos cerrados y otra sujetando un amuleto delante suyo
Una de sus técnicas es la inducción de sugestiones con el fin de construir recuerdos sobre el pasado | Getty Images

Todas las fases antes descritas se llevan a cabo con algunas características diferenciales según la técnica de hipnosis de la que se trata.

Entre las principales encontramos la hipnosis ericksoniana, la hipnosis regresiva y la autohipnosis. Veremos a continuación de qué se trata cada una.

Hipnosis ericksoniana

La hipnosis ericksoniana recibe su nombre por el psicólogo e hipnoterapeuta estadounidense John Milton Erickson. Se caracteriza por inducir un estado hipnótico donde el participante no pierde el estado de alerta.

En este enfoque, el trance es definido como un estado alternativo de conciencia en donde predomina la actividad del hemisferio derecho del cerebro, con lo cual se favorece la introspección y la percepción de sensaciones corporales, así como la consciencia de espacio y tiempo.

Se trata de una de las técnicas de hipnosis más populares alrededor del mundo por sus efectos como tratamiento de apoyo en distintos tipos de dolor,  en patologías musculoesqueléticas y en tratamiento de malestar psicológico, entre muchas otras.

Hipnosis regresiva

La hipnosis regresiva es una de las técnicas que ha causado mayor controversia en el campo científico. A grandes rasgos se trata de la inducción de sugestiones con el fin de construir recuerdos sobre el pasado. Precisamente por el enfoque hacia el pasado este tipo de hipnosis se conoce como “regresiva”.

Por lo mismo ha sido una técnica muy discutida: lejos de recuperar recuerdos sobre acontecimientos que ocurrieron en épocas anteriores o en posibles “vidas pasadas”, en muchas ocasiones dichos recuerdos se construyen con base en valoraciones presentes, lo cual genera falsas memorias.

Autohipnosis

Al tratarse de una técnica terapéutica, la hipnosis suele realizarse junto con un profesional. No obstante, también puede realizarse de manera autónoma después de haber recibido el entrenamiento adecuado.

De hecho, hay quienes consideran que todo proceso de hipnosis es en realidad una autohipnosis, ya que puede ser hipnotizada toda aquella persona que esté libre de falsos temores y coopere de manera motivada con el proceso.

La diferencia es que en el caso de la autohipnosis las sugestiones se auto-inducen (no participa una persona externa). Por lo mismo, este proceso requiere mucho autocontrol y un complejo dominio de distintas técnicas de relajación, así como un conocimiento profundo de las técnicas de sugestión, de manera que se generen estados alternativos de conciencia.

Referencias bibliográficas:

Capafons, A. y Mazzoni, G. (2005). ¿Es lo peligroso de la hipnosis el hipnoterapeuta?: Hipnosis y falsos recuerdos. Papeles del Psicólogo, 89: 27-38.

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