hígado
El hígado es un órgano absolutamente esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo, lo que convierte a la hepatitis en una afectación grave para quien la padece. En este artículo describiremos qué es la hepatitis y cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento.
La hepatitis es una afectación que consiste en una inflamación de los tejidos del hígado. La causa más común de esta enfermedad son las infecciones de tipo vírico, existiendo una gran variedad de virus específicos para la hepatitis.
La hepatitis constituye un problema de salud pública a nivel global. Son poco conocidos en la población general el gran número de muertos que ocasiona al año y el hecho de que la gran mayoría de enfermos que presentan esta afección no están bien tratados.
Mejorar las condiciones de los enfermos de hepatitis, así como la reducción del impacto de esta enfermedad, depende de la posición que adopten los distintos gobiernos del mundo.
Existen distintas acciones que pueden llevar a cabo las instituciones de cada país para reducir el impacto sanitario de la hepatitis en el mundo. Estas incluyen universalizar los tratamientos que curan la hepatitis, reduciendo costes de medicamentos y logísticos o bien distribuirlos de manera gratuita, poner al alcance de los afectados tratamientos de última generación e implementar programas de educación sanitaria y de hábitos saludables en la población.
Los síntomas de la hepatitis pueden ser muy diversos. Existen pacientes que desarrollan gran cantidad de síntomas mientras que en otros puede no presentarse ninguno en absoluto.
Los síntomas más comunes de la hepatitis son los siguientes: fatiga, vómitos, náuseas, aparición de tonos amarillentos en la piel y el blanco de los ojos (ictericia), disminución del apetito e hinchazón del hígado.
Existen además casos en los que la hepatitis no se ha curado en el transcurso de seis meses. En esos supuestos hablamos de hepatitis crónica, en cuyas primeras fases no aparecen síntomas. En caso de que la enfermedad evolucione pueden apreciarse factores relacionados con la interferencia hormonal propia de la patología, como por ejemplo acné, ictericia o cirrosis.
Como se ha indicado, la hepatitis puede estar causada por múltiples factores, lo que facilita que sea una patología bastante común en la población.
Los factores más comunes que causan la hepatitis pueden dividirse en cinco: infecciones, causas metabólicas, isquémicas, autoinmunes y genéticas.
Los virus son la principal causa por la que se contrae hepatitis. Existen 5 tipos de hepatitis vírica: la hepatitis A, B, C, D y E. Las hepatitis A y E se transmiten por vía oral y fecal, y son las que se encuentran comúnmente en los países desarrollados.
Por el contrario, las hepatitis B, C y D se contagian a través de fluidos corporales -concretamente cuando la sangre o las mucosas entran en contacto con sangre, semen o secreciones vaginales infectadas. Otra forma de contraer hepatitis infecciosa es a través de parásitos y de bacterias.
Dentro de las causas metabólicas encontramos la hepatitis alcohólica, causada por una ingesta prolongada de alcohol. Esta enfermedad afecta a entre un 10% y un 20% de las personas alcohólicas a nivel mundial.
La hepatitis tóxicas o inducidas por medicamentos también debemos incluirlas en este apartado. Son muchos los medicamentos y componentes químicos que pueden causar dolencias en el hígado que en última instancia pueden derivar en hepatitis.
La hepatitis isquémica es causada normalmente por una reducción drástica del volumen de sangre que circula hacia los hepatocitos, las células que se encuentran en el hígado. La hepatitis isquémica suele tener un buen pronóstico.
Las hepatitis autoinmunes son de tipo crónico y su origen es una respuesta anormal del organismo hacia las células del hígado. Este tipo de alteraciones autoinmunes suelen suceder tras haber padecido una infección vírica.
Las hepatitis de tipo genético suelen estar causadas por la mutación de un gen determinado y se relacionan también con la acumulación anormal de minerales en el organismo, como el hierro o el cobre.
El tratamiento de la hepatitis varía en función del tipo de enfermedad contraída y de sus características propias. También existen vacunas muy eficaces para la prevención de las hepatitis víricas.
No obstante, la mayoría de tratamientos de las hepatitis de tipo vírico tienen como objetivo principal que estas no evolucionen en enfermedades más graves.
La hepatitis vírica del tipo que sea el tratamiento suele incluir la hidratación intravenosa y la administración de una correcta nutrición. En el supuesto de la hepatitis crónica tan solo se tratan los síntomas asociados a esta, como las infecciones, las hemorragias y la ascitis (acumulación de líquido en la cavidad peritoneal).
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