Si existe una afección conocida por causar tanto dolor como pudor son las hemorroides. Debido a su localización y al secretismo que las ha acompañado desde siempre, las personas que sufren de esta afección pueden llegar, incluso, a resistirse a visitar a un profesional médico.
Sin embargo, aunque son dolorosas, se pueden tratar con facilidad y es recomendable que se trate cuanto antes para que no empeoren. A lo largo de este artículo descubriremos qué son las hemorroides, sus tipos y síntomas, causas y tratamientos.
Las hemorroides son unas estructuras vasculares que encuentran en el canal anal. Cuando se encuentran en un estado normal, realizan la función de cojines que ayudan con el control de las heces. Sin embargo, cuando se hinchan o inflaman, pueden convertirse en una molesta afección.
Aunque este término se aplica tanto a las venas sanas como a las infladas, esta acepción se utiliza comúnmente para hacer referencia a la enfermedad. En algunas regiones, y de manera popular, las hemorroides son también conocidas como almorranas.
En la mayoría de los casos, la causa de estas es desconocida, pero pueden aparecer como resultado de un exceso de esfuerzo durante las deposiciones. También aparecen de forma muy habitual durante el embarazo, debido a un aumento de la presión de las venas.
Esta afección pueden desarrollarse tanto de forma interna como externa. Aquellas que se localizan en el interior del recto son conocidas como hemorroides internas, mientras que las que se desarrollan debajo de la piel, alrededor del ano, son externas.
Ocasionalmente, se puede formar un coágulo, apareciendo lo que se conoce como hemorroide trombosada. A pesar de que no resultan peligrosos, pueden ocasionar mucho dolor y, a veces, necesitan ser cortados y drenados.
Por suerte, existen muchas opciones de tratamiento efectivas para aliviar y curar las almorranas. Algunas de ellas, son remedios y tratamientos caseros que pueden llevarse a cabo desde el propio hogar.
Finalmente, este tipo de dolencia es una afección muy común. Según las investigaciones, se estima que, aproximadamente, casi tres de cada cuatro adultos las padecerán de vez en cuando.
Tal y como se menciona en el punto anterior, existen dos tipos de hemorroides: internas y externas. Aunque ambas variedades pueden presentarse de forma muy diferente, muchas personas pueden sufrir una combinación de las dos.
Las variedades internas se encuentran dentro de la cavidad anal y, por lo general, no se pueden ver y tampoco llegan a sentirse o causar molestias. Sin embargo, el esfuerzo o la irritación al defecar pueden dañar la superficie de esta y hacer que sangre.
En ocasiones, un sobreesfuerzo excesivo puede empujar una almorrana interna a través de la abertura anal. En estos casos en los que sobresale y prolapsa pueden causar mucho dolor e irritación a quien la sufre.
En cuanto a las hemorroides externas, estas se forman debajo de la piel, alrededor del ano. Cuando, por cualquier motivo, se irritan pueden causar un gran picor y sangrados.
A veces, la sangre puede acumularse y formar un coágulo, o trombo, que puede provocar dolor intenso, hinchazón, inflamación y la aparición de un bulto cerca del orificio anal. Esta condición es conocida como hemorroides trombosadas.
Aunque las almorranas se manifiestan de forma diferente según la ubicación en la que se encuentran, los signos y síntomas pueden incluir:
Sangrado indoloro durante las deposiciones
Irritación en la región anal o prurito
Dolor o malestar
Hinchazón alrededor del ano
Aparición de un bulto sensible o doloroso alrededor del ano que podría ser el inicio de una hemorroide trombosada.
Por el momento, la causa exacta de las hemorroides sintomáticas es desconocida. Se hipotetiza que existen una serie de factores que pueden desempeñar un papel importante a la hora de provocar una inflamación de estas estructuras vasculares.
Entre las posibles causas se encuentran:
Es muy común la aparición de almorranas durante el embarazo. Esto es a causa de la presión que el feto ejerce sobre el abdomen, junto con los cambios hormonales propios de este periodo, hacen que los vasos hemorroidales se agranden. Además, durante el parto también puede darse un aumento de las presiones intraabdominales.
No obstante, las mujeres embarazadas rara vez necesitan tratamiento quirúrgico, ya que, habitualmente, los síntomas se resuelven de forma natural después del parto.
Aunque pueden afectar a personas de todas las edades, incluso jóvenes y niños, esta afección tiende a aparecer con mayor probabilidad en adultos de entre 45 y 65 años.
Los sobreesfuerzos, provocados en los casos de diarrea y estreñimiento crónico, pueden ejercer una presión adicional sobre las paredes de los vasos sanguíneos.
Estar sentado durante demasiado tiempo puede ser también una de las causas de las hemorroides.
Además de las causas anteriores existen otras situaciones o condiciones que, aunque con menos frecuencia, también pueden facilitar la aparición de hemorroides. Por ejemplo, levantar objetos pesados repetidamente, el sexo anal, la obesidad relacionada con la dieta o la genética, también pueden estar relacionadas con esta afección.
Si solamente producen una leve molestia, es muy probable que el médico recomienda la utilización de pomadas, ungüentos o supositorios antihemorroidales. Estos productos contienen hamamelis, hidrocortisona y lidocaína que pueden aliviar el dolor y la picazón.
No obstante, en los casos de hemorroides internas trombosadas, hemorragias persistentes o almorranas dolorosas, se puede proceder a realizar procedimientos mínimamente invasivos como los drenajes o una ligadura con una banda elástica. Estos tratamientos pueden realizarse en el mismo consultorio o en un entorno ambulatorio.
Finalmente, si ninguno de los tratamientos anteriores resulta efectivo o alcanzan un tamaño considerablemente grande, es posible que sea necesario recurrir a algún procedimiento quirúrgico, como la eliminación mediante cirugía.
Además de los tratamientos médicos, existen remedios que pueden aliviar el dolor leve, la hinchazón y la inflamación que causan las almorranas y pueden realizarse desde la comodidad del hogar. No obstante, si los síntomas de estas no desaparecen a lo largo de una semana, si resultan muy dolorosas o si se producen sangrados, es recomendable consultar con médico.
Entre los principales remedios caseros para las hemorroides se incluyen:
Ingerir alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos integrales, suaviza la consistencia de las heces y aumenta su volumen. Esto ayuda a evitar el esfuerzo realizado al defecar, evitando también que los síntomas de estos empeoren.
Aplique crema antihemorroidales o supositorios de hidrocortisona, ambos de venta libre en farmacias. Para una mayor efectividad de estos tratamientos, siga las instrucciones de su médico o farmacéutico al pie de la letra.
Remojar regularmente el área anal en agua tibia, en baños de entre 10 y 15 minutos realizados dos o tres veces al día, también puede resultar eficaz para aliviar los molestos síntomas de las almorranas.
Darse baños o duchas diarias, limpiando suavemente la piel que rodea el ano con agua tibia es un remedio casero muy efectivo para evitar que la gravedad de la afección se intensifique.
Es importante evitar el uso de toallitas con base de alcohol o perfumadas que puedan irritar la zona afectada.
Para ayudar a mantener limpia la zona anal tras las deposiciones, pueden utilizarse toallitas húmedas sin alcohol o papel higiénico húmedo.
Si queremos aliviar la hinchazón, se pueden aplicar bolsas de hielo o compresas frías en la zona anal.
Si el dolor resulta molesto, puede utilizar fármacos de venta libre, como el acetaminofeno, aspirinas o ibuprofenos, de forma temporal.
Lorenzo-Rivero, S. (2009). Hemorrhoids: diagnosis and current management. American Surgery, 75(8): 635–642.